Inmigración

Dinamarca trasladará a los solicitantes de asilo a países fuera de la UE

El Parlamento danés aprueba por amplia mayoría un proyecto de ley del Gobierno socialdemócrata que busca alcanzar los “cero refugiados”

Un joven kurdo iraquí entra en Kaershovedgaard, un antigua prisión convertida ahora en centro para solicitantes de asilo en Jutlandia (Dinamarca)
Un joven kurdo iraquí entra en Kaershovedgaard, un antigua prisión convertida ahora en centro para solicitantes de asilo en Jutlandia (Dinamarca)ANDREW KELLYREUTERS

Los socialdemócratas danesas avanzan decididamente en su promesa electoral de alcanzar la meta de “cero refugiados” en el país nórdico. Para lograrlo, el Gobierno de Mette Frederiksen ha obtenido este jueves el respaldo mayoritario del “Folketing” (Parlamento) para que los demandantes de asilo sean transferidos a un país fuera de la Unión Europea mientras se tramita su solicitud.

Según la ley, que contó con 70 votos a favor y 24 en contra, los solicitantes de asilo tendrían que presentar una petición en persona en la frontera danesa antes de ser trasladados en avión a un centro de asilo fuera de Europa mientas se prolongue el proceso. Si se aprueba la solicitud y se otorga a la persona el estatuto de refugiado, se le concederá el derecho a vivir en el país de acogida, pero no en Dinamarca.

En caso de ser rechazada la solicitud, el migrante deberá abandonar el país de acogida. Ningún país ha aceptado aún colaborar con Dinamarca, pero el Gobierno asegura que está en conversaciones con entre cinco y diez Estados sin identificarlos. Según el diario “Jyllands Posten”, las autoridades danesas ya habrían contactado con Ruanda, Túnez, Etiopía y Egipto.

Según resumió el ministro de Inmigración, Mattias Tesfaye, ante el Parlamento, “el esquema se basa en la premisa de que Dinamarca no brindará protección en caso de que se le otorgue asilo al solicitante de asilo trasladado, después de la tramitación de la solicitud de asilo en el tercer país. La protección, por otro lado, será otorgada por el tercer país en cuestión”.

“La visión del Gobierno danés es que la tramitación de las solicitudes de asilo debe tener lugar fuera de la UE para romper la estructura de incentivos negativos del actual sistema de asilo”, se puede leer en el texto nítidamente la intención de disuadir a refugiados a dirigirse a Dinamarca.

Menos solidaria que Suecia y Alemania

En 2019, solo 761 personas obtuvieron asilo en el país nórdico, mientras que en 2020 esta cifra se redujo a 600, frente a las más de 10.000 solicitudes aprobadas en 2015, en plena crisis de refugiados procedentes de Siria. Dinamarca acoge, en proporción a sus habitantes, una décima parte de refugiados que sus vecinos alemanes o suecos.

La decisión danesa de externalizar su política de asilo fue recibida con indignación por las organizaciones de defensa de los derechos humanos, así como por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que acusan al Gobierno nórdico de violar el Derecho Internacional. “Transferir los procesos de asilo y la protección de los refugiados a otro país fuera de Europa no es una solución responsable y sostenible”, asegura el responsable de ACNUR para los países nórdicos, Henrik Nordentoft.

“Al iniciar un cambio tan drástico y restrictivo en la legislación danesa sobre refugiados, Dinamarca corre el riesgo de iniciar un efecto dominó, donde otros países de Europa y de las regiones vecinas también explorarán la posibilidad de limitar la protección de los refugiados en su territorio”, advirtió Nordentoft a la agencia de noticias Ritzau.

Por su parte, la secretaria del Consejo Danés para los Refugiados (DRC), Charlotte Slente, subrayó que “la idea de externalizar la responsabilidad de procesar las solicitudes de asilo es irresponsable y falto de solidaridad”. En este sentido, Slente teme que los nuevos centros terminen asemejándose a otros modelos fallidos como el de Australia o a los “hotspots” de las islas griegas.

Lo cierto es que la política de refugiados danesa se distancia de las directrices de la UE, que, por el Convenio de Dublín, obliga a tramitar la solicitud de asilo en el primer Estado miembro que pise el refugiado. Una realidad que explica cómo Italia y Grecia se sienten desbordados y abandonados a la hora de proteger una fronteras que son también europeas.

Desde Bruselas, Adalbert Jahnz, portavoz de la Comisión Europea, aseguró este jueves que la nueva ley contraviene tanto las normas de asilo de la UE existentes como las futuras que el Ejecutivo trata de negociar sin éxito con los Estados miembros.

“El procesamiento externo de las solicitudes de asilo plantea cuestiones fundamentales tanto sobre el acceso a los procedimientos de asilo como sobre el acceso efectivo a la protección”, dijo. “No es posible bajo las reglas o propuestas de la UE existentes bajo el nuevo pacto para la migración y el asilo”, zanjó el portavoz.

Las organizaciones humanitarias se preguntan cómo Dinamarca garantizará que se respeten los derechos humanos de los refugiados en los países terceros. En este sentido, Tesfaye explicó que las autoridades danesas “evaluarían continuamente las condiciones del sistema de asilo del tercer país y la situación de seguridad general tanto para los solicitantes de asilo como para los extranjeros a los que se les ha concedido o denegado el asilo”.

El polémico proyecto de ley L226, titulado formalmente “Propuesta de Ley por la que se modifica la Ley de Extranjería”, recibió el apoyo de los socialdemócratas, el Partido Liberal, el ultraderechista Partido Popular Danés (DF), el Partido Conservador, la Nueva Derecha y el Partido Alianza Liberal. En cambio, votaron en contra los aliados parlamentarios del Gobierno en minoría de Frederiksen, el Partido Popular Socialista, el Partido Social Liberal y la Alianza Rojo-Verde.

Hace ahora dos años que los socialdemócratas regresaron al poder en Dinamarca con la promesa de mantener la restrictiva política migratoria iniciada en 2001 por el liberal Anders Fogh Rasmussen a cambio del apoyo parlamentario de la ultraderecha. En las últimas dos décadas, el país nórdico ha pasado de ser uno de los países más generosos a convertirse en uno de los más restrictivos en política migratoria y de asilo.

La primera ministra danesa, Mette Frederiksen
La primera ministra danesa, Mette FrederiksenRITZAU SCANPIXvia REUTERS

Desde que llegó Frederiksen al poder, el Gobierno socialdemócrata ha retirado el permiso de residencia a los refugiados sirios aduciendo que su país ya era una “zona segura” y ha presentado una reforma para limitar al 30% la población no occidental en los “guetos”, que han pasado a llamarse “barrios desfavorecidos”. Ya en 2016, el Parlamento danés escandalizó a la comunidad internacional al decidir incautar las pertenencias de los solicitantes de asilo para sufragar su estancia en el país nórdico.

Sin embargo, éste es el rostro de la nueva socialdemocracia que representa Frederiksen desde que se hizo con las riendas del partidos en 2015 en aras de frenar la sangría de votantes a favor de DF. Su doctrina política se basa en apoyar el reforzamiento del Estado del Bienestar invirtiendo más dinero en educación y sanidad, mientras ejerce una mano dura contra la inmigración. Su política pone más énfasis en la expulsión de los solicitantes de asilo que en su integración.