Suicidio
La última entrevista a John McAfee: “No tengo intención de volver a Estados Unidos”
McAfee confiaba, unos meses atrás, que la justicia española no aceptaría su extradición a Estados Unidos, que le reclamaba por evasión fiscal.
“Aventura fascinante”. Así definía John McAfee en su última entrevista en noviembre de 2020 su encarcelamiento en España. McAfee ocupaba el módulo 1 del Centro Penitenciario de Brians 2, en las afueras de Barcelona.
“Me divierte constantemente y, a veces, me conmueve. El graffiti por sí solo podría llenar un thriller de mil páginas. Algunos de mis compañeros de prisión me han confiado pequeñas partes de sus vidas”, decía en una entrevista a The Independent. McAfee fue retenido por la policía española en octubre del año pasado, a petición del Departamento de Justicia de Estados Unidos, dos años después de huir del país norteamericano, donde se le buscaba por evasión fiscal.
“Un joven de Senegal me comentó que es un invitado aquí por apuñalar a personas al azar que eran malas personas. Otro confesó haber estrangulado accidentalmente a su esposa. No explicó por qué fue un accidente, pero debes admitir que los accidentes ocurren”, añadió.
Desde su primer arresto en 2012, en Belice, cuando se le acusó de matar a otro hombre con el que convivía, McAfee había sido detenido y puesto en libertad numerosas veces, saliendo con fuerza de todas ellas y sin intención de cambiar. No sabía que este último encarcelamiento se trataba del último, antes de que se quitara la vida este miércoles. “En general, es fascinante verlo y vivir una aventura”.
Muchas veces buscó cambiarse la identidad para que no lo reconocieran, y también sus rasgos físicos. Tintes de pelo y barba o dientes pintados eran algunos de sus “trucos”. Pero cuando llegó a la prisión catalana, todos los presos y agente le reconocieron. Allí, hasta le pidieron un autógrafo en alguna ocasión. Sin duda, era el héroe de la cárcel. Y, según él, un aspecto agradable de estar encarcelado en España era que “no se requieren uniformes penitenciarios”. “Me entregaron un mono naranja al llegar, como todos, y de vez en cuando lo uso cuando me apetece. Otras veces me pongo de todo, desde traje y corbata hasta ropa de salón”, aseguraba al diario.
Nada más entrar en prisión, su mujer había comenzado una campaña en las redes sociales para sacar a McAfee de la cárcel y ponerlo en libertad, de un hecho del que decía “no sentirse culpable”, pese a que llevaba ocho años sin pagar impuestos. Para él, era “injusto” y obligar a la gente a pagar impuestos era “intrínsecamente incorrecto”.
Sobre su posible extradición a Estados Unidos, él creía en su inocencia, y confiaba en la justicia para no tener que volver. “Los tribunales verán el claro resentimiento del gobierno estadounidense hacia mi condena pública. La posibilidad de que regrese a Estados Unidos es extremadamente improbable”.
Pero unos meses después, la justicia le “falló”. La Audiencia Nacional celebró el martes pasado la vista de extradición de John McAfee, de 76 años, quien reclamaba Estados Unidos. No se iba a cumplir su deseo de “no volver a Estados Unidos”, y decidió poner fin a su vida.
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