Holocausto

Ochenta años del “Auschwitz sobre raíles” rumano

En el pogromo de Iasi, más de 13.000 judíos fueron masacrados o murieron asfixiados en trenes de ganado

Vista de las lápidas de judíos rumanos que murieron combatiendo por Rumanía en la I Guerra Mundial, en el cementerio judío de Iasi
Vista de las lápidas de judíos rumanos que murieron combatiendo por Rumanía en la I Guerra Mundial, en el cementerio judío de IasiPAUL PALENCSARAgencia EFE

Supervivientes y familiares de las víctimas del Holocausto en Rumanía han conmemorado este martes, junto a las autoridades rumanas, el ochenta aniversario del pogromo de Iasi, en el que más de 13.000 judíos fueron masacrados o murieron asfixiados en trenes de ganado.

El acto central del aniversario ha tenido lugar en el cementerio judío de Iasi, en el noreste de Rumanía, donde las autoridades han depositado coronas de flores y dos rabinos han elevado oraciones en memoria de los asesinados.

“Las imágenes, los documentos e incluso los testimonios de los supervivientes no hacen justicia a lo que pasó de verdad durante aquellos días en esta ciudad”, declaró en la ceremonia el presidente de la Federación de Comunidades Judías de Rumanía, Silviu Vexler.

Estas pruebas de lo ocurrido -prosiguió Vexler- “no pueden expresar el sufrimiento y el terror por el que pasaron todas estas personas”.

Entre los asistentes estaba Michael Cernea, un ciudadano estadounidense nacido en Iasi que sobrevivió junto a sus padres y su hermano pequeño al pogromo. Familiares de víctimas han viajado a Iasi desde Israel para honrar a sus muertos.

El Ayuntamiento de Iase ha anunciado que declarará a Cernea, junto con otros cuatro supervivientes, ciudadano de honor de la ciudad.

Los actos conmemorativos incluyen también la inauguración del Museo del Pogromo de Iasi, que abrirá sus puertas en la antigua sede de la Policía, donde miles de judíos fueron concentrados por las autoridades y asesinados a tiros o golpes por gendarmes rumanos.

Tras escapar vivos del patio del recinto de la Policía, miles de judíos fueron llevados a la estación de trenes y hacinados en trenes de ganado con las compuertas cerradas y las rendijas sellados con tablones de madera, según documenta el Instituto Elie Wiesel de Bucarest.

Trenes de la muerte

Centenares hallaron la muerte sofocados mientras suplicaban una gota de agua desde el interior de esos trenes, que circulaban a escasa velocidad y se habían convertido en un infierno bajo el sol inclemente del verano rumano.

Supervivientes de este “Auschwitz sobre raíles”, como se han referido a esta modalidad inédita de asesinato en masa algunos de los que salieron con vida de los trenes, relataron que el suelo de los vagones estaba cubierto de estiércol y cal para aumentar aún más la temperatura.

Muchos otros murieron apaleados por los guardias y sus propios vecinos en las calles de la ciudad. Fotografías de la época muestran las aceras llenas de cadáveres.

Complicidad con Hitler

El pogromo se extendió a lo largo de tres días de terror para los más de 40.000 judíos de Iasi, una ciudad de la región rumana de Moldavia en la que habían llegado a ser mayoría.

La matanza, perpetrada por policías, militares y civiles rumanos, había sido ordenada por las autoridades rumanas coincidiendo con la Operación Barbarroja, el nombre que el régimen de Adolf Hitler puso a su invasión de la Unión Soviética, en la que participó y tuvo un papel destacado la Rumanía del mariscal filonazi Ion Antonescu, aliada de los nazis.

Las autoridades rumanas justificaron entonces el pogromo y otros crímenes similares en que la población de origen judío apoyaba al enemigo bolchevique.

Antes de la Segunda Guerra Mundial vivían dentro de las fronteras de Rumanía más de 800.000 judíos. La mitad de ellos fueron asesinados en el Holocausto. En la actualidad, viven en Rumanía menos de 10.000 judíos.