Magnicidio
El vacío de poder amenaza con sumir a Haití en una guerra civil
La disputa entre el primer ministro interino, apoyado por EE UU y la ONU, y el nombrado por Moïse para sustituirlo dos días antes de ser asesinado agravan el clima de violencia
Haití se ha convertido en un polvorín. Una mecha puede hacer explotar al país más pobre de América. El magnicidio la madrugada del miércoles del presidente de 53 años, Jovenel Moïse, ha provocado una disputa por el gobierno entre el primer ministro interino, Claude Joseph, y Ariel Henry, el primer ministro nombrado por Moïse para relevar a Joseph dos días antes de ser asesinado. La gran incógnita es quién dirigirá Haití en un proceso cuyos dos principales objetivos son la pacificación del país y, una vez controlada o amortiguada la crisis de seguridad, organizar unas elecciones libres para elegir un nuevo presidente y renovar las cámaras de representantes.
Moïse fue propiciando un vacío institucional que dificulta la estabilidad del país. El mandatario no renovó el Parlamento ni el Senado ya que no organizó las elecciones legislativas previstas para febrero del año pasado. El Senado ha quedado reducido a diez representantes, un tercio de la cámara, y el Parlamento fue disuelto. Los dos primeros ministros, entrante y saliente, se disputan el poder político. El vacío de poder y la espiral de violencia ponen en riesgo la estabilidad del país y dificultan la organización de elecciones para elegir al sucesor del presidente asesinado.
Ocho de los diez senadores aprobaron el viernes una resolución que niega la autoridad de Joseph, acepta la legitimidad de Ariel Henry como primer ministro, nombrado por Moïse dos días antes de ser asesinado, y proclama presidente provisional a Joseph Lambert, dos veces presidente del Senado, con el objetivo de apartar del poder al primer ministro interino apoyado por EE.UU. y la ONU. El texto encomienda a Lambert y Henry la ardua tarea de organizar unas elecciones libres y seguras “en un plazo no superior a 12 meses”. La Cámara Alta prevé que se celebrarán “el segundo lunes de enero de 2022”. Por su parte, Joseph ha prometido mantener la fecha prevista para las elecciones el 26 de septiembre.
El nombramiento de Henry como nuevo primer ministro es el resultado de un acuerdo entre partidos muy enfrentados. Henry debía tomar posesión la semana pasada. El magnicidio rompió las previsiones. Joseph asumió el mando del país y declaró el estado de sitio por quinde días. Joseph cuenta con el apoyo internacional, las fuerzas policiales y el ejército. Henry tiene mayor popularidad entre la población, cuenta con el respaldo del Senado y despierta más simpatía entre la oposición. El portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Ned Price, aseguró el jueves que Joseph era “el titular” en el momento del asesinato y que “como tal” continuarán trabajando con él como primer ministro interino.
El vacío de poder y las diferentes interpretaciones del proceso de sucesión agudizan la tensión política y social. Las disputas territoriales de las bandas y las organizaciones criminales han multiplicado las muertes, los secuestros y las agresiones. El 30 de junio murieron 15 personas durante un tiroteo en la capital, entre ellas un periodista y una activista opositora, y 14.000 personas han tenido que huir de su hogar en los últimos nueve meses. El catedrático de la Universidad Autónoma de México, Ignacio Martínez Cortés, considera que Haití ha entrado en “riesgo de una guerra civil o de conflicto armado de menor intensidad por la disputa del poder ante el vacío institucional tras el asesinato del presidente”.
Cortés reclama más “colaboración” de la comunidad internacional para “pacificar el país” pero rechaza una intervención extranjera: “El riesgo de inestabilidad es enorme. Si la ONU, la Organización de Estados Americanos y la comunidad internacional cobija el procedimiento electoral Haití se puede salvar. Si la respuesta es similar a los últimos días, donde no ha habido una presencia importante, se corre un enorme peligro de que una guerra civil explote. Haití no ha consolidado su proceso democrático iniciado en 1987. Pese a ser una débil democracia y el magnicidio, ahora mismo no hay guerra civil. Pero se puede desembocar por interés opuestos y actores que quieren desestabilizar como los grupos criminales”.
La Constitución de 1987 recoge que, en caso de muerte o asesinato del presidente, el jefe de la Corte Suprema asuma la presidencia provisional hasta organizar elecciones que decidan un nuevo presidente en un plazo de dos meses. El presidente del máximo tribunal haitiano, el juez René Sylvestre, falleció por coronavirus el 23 de junio. El siguiente cargo que señala la Carta Magna para sustituir al presidente es el primer ministro. Cortés destaca que la historia de Haití muestra la necesidad del apoyo internacional para evitar el caos en esta pequeña nación caribeña donde la falta de oportunidades económicas, la inseguridad y la corrupción sistémica marcan la vida política de sus once millones de habitantes. Dos millones de haitianos han emigrado en busca de empleo, seguridad y mejores condiciones de vida.
Haití es el reflejo de un fracaso de la comunidad internacional pese a los apoyos que ha recibido en otras crisis: “El respaldo internacional para Haití es vital. Lo hemos visto en momentos críticos anteriores como el proceso electoral de 2009, el sismo de 2010 y el huracán de 2016”. El 12 de enero de 2010 Haití fue devastado por uno de los desastres naturales más importantes de la historia reciente: un terremoto de magnitud 7 en la escala de Richter en el que se lamentaron 316.000 muertos, 350.000 heridos, miles de casas desplomadas y el 60% de las infraestructuras médicas destruidas. Fue el seísmo más grave en Haití desde 1842. La potencia del temblor y la fragilidad de los edificios multiplicó la tragedia. Las víctimas mortales fueron diez veces más que todos los desastres ocurridos en Haití desde 1963. El daño económico se cifró en 7.900 millones de dólares. Un millón y medio de personas se quedaron sin hogar. Cortés recuerda que las crisis económicas e institucionales de Haití se han entrelazado con desastres como los huracanes: “Los terremotos políticos y naturales han llevado a Haití a ser desde hace tiempo un estado fallido”.
La primera dama reaparece tras ser herida de bala
La primera dama haitiana, Martine Moïse, ha reaparecido desde el Hospital Jackson Memorial de Miami, Estados Unidos, donde se recupera de sus heridas de bala sufridas en el asalto a su residencia la madrugada del miércoles. Martine fue trasladada a Miami desde Puerto Príncipe en un avión médico horas después del asesinato de su marido. Los dos hijos que se encontraban en el domicilio presidencial cuando 28 sicarios irrumpieron fuertemente armados, 26 colombianos y dos haitiano-estadounidenses, resultaron ilesos.
Los guardias del presidente bajo sospecha
La ausencia de un intercambio de disparos lleva a pensar que los autores intelectuales también sobornaron a los guardias que custodiaban la vivienda del presidente Moïse. La teoría de que los guardias del presidente participaron en el crimen ha cobrado fuerza en los últimos días. El ex primer ministro, Laurent Lamothe, ha asegurado que a menudo hay cien agentes de la guardia presidencial alrededor del domicilio donde el presidente perdió la vida a manos de 28 sicarios. Moïse viajaba normalmente custodiado por una decena de vehículos blindados. La Fiscalía de Puerto Príncipe tomará declaración a los dos responsables de la seguridad de Moïse el martes 13 de junio y el miércoles 14 de junio.
La esposa del presidente asesinado ha acusado a la oligarquía haitiana de orquestar el asesinato por los cambios que pensaba hacer el jefe del Estado: “Enviaron mercenarios a matar al presidente en su casa con miembros de su familia dentro. Los motivos son las carreteras, el agua, la luz, el referendo, así como las elecciones a fin de año para que haya transición en el país”. Moïse había convocado un referéndum para cambiar la Constitución el 26 de septiembre, misma fecha en la que estaban previstas las elecciones presidenciales y legislativas.
Las dos principales hipótesis sobre el autor o autores intelectuales del magnicidio señalan a un ajuste de cuentas de las bandas locales contra el presidente o de un ataque de algún actor de la oligarquía haitiana. La complicada tarea de la estabilización de Haití puede venir acompañada de envíos de vacunas y mejoras económicas: “Haití es uno de los países con menos índice de vacunación. No tenemos datos claros. La pacificación contribuiría a aumentar las donaciones internaciones de vacunas contra el coronavirus. Además, el plan de estímulo económico de Biden puede conllevar el envío de más dinero al país de haitianos que residen en Estados Unidos. Las remesas son la principal fuente de ingresos de muchas familias haitianas”. La nación caribeña de once millones de habitantes encara de nuevo días de enorme tensión debido a que los dos primeros ministros, entrante y saliente, se disputan el poder.
El Papa pide el fin de la violencia en Haití
El Papa Francisco ha implorado “elegir la vida” en Haití ante la espiral de violencia y la disputa por el poder en el Ángelus dominical oficiado desde la ventana de la décima planta del Hospital Policlínico Agostino. El sumo pontífice ha expresado su “cercanía” al pueblo haitiano y se ha sumado al llamamiento de los obispos locales reclamando “que se depongan las armas” y se construya “una convivencia fraternal en interés de todos y de Haití”. El Papa, Jorge Mario Bergoglio, ha asegurado que “los últimos días mis oraciones han estado dirigidas a menudo a Haití tras el asesinato del presidente”. Bergoglio ha implorado a “retomar el camino hacia un futuro de paz y armonía”. Francisco se recupera favorablemente de una operación de colon.
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