Reino Unido
Johnson recorta la ayuda al desarrollo pese a las críticas en su partido
El Gobierno británico justifica reducir esta partida del 0,7% al 0,5% del PIB por el deterioro de las finanzas pública durante la pandemia
Boris Johnson ha sorteado este martes finalmente la que amenazaba con ser una de las peores rebeliones de sus filas al lograr sacar adelante la polémica medida para reducir la ayuda exterior. Será una reducción del 0,7 % a un 0,5 % del Producto Interior Bruto hasta que las finanzas estatales se recuperen del impacto de la pandemia, para lo que no hay una fecha prevista.
Pese a tener una aplastante mayoría absoluta, la medida salió adelante en la Cámara de los Comunes por tan solo 35 votos: fueron 333 votos a favor frente a 298 en contra. Desde que el Gobierno presentó la propuesta muchos diputados conservadores se manifestaron en contra y el martes no dudaron en votar junto con la oposición. La mayoría de 35 votos fue más de lo que inicialmente se esperaba. En cualquier caso, evidencia el descontento entre las filas “tories” ante unos recortes que supondrán casi 4.000 millones de libras (alrededor de 4.500 millones de euros).
Todos los ex primeros ministros vivos de Reino Unido han criticado la decisión del Ejecutivo. Entre ellos, Theresa May, que se sumó al grupo de rebeldes. “Menos niñas recibirán educación, más niñas y niños se convertirán en esclavos, más menores pasarán hambre y más personas pobres del mundo morirán”, manifestó durante su comparecencia en los Comunes.
Al defender la reducción, muy criticada también por organismos multilaterales y entidades humanitarias, Johnson subrayó que la pandemia ha sumido a Reino Unido “en su mayor recesión” y el Gobierno tiene que priorizar las ayudas a la economía nacional, lo que “tiene consecuencias en otras áreas del gasto público”.
El “premier” insistió en que sigue respaldando el “principio” de destinar el equivalente a un 0,7 % del PIB a la cooperación internacional y aseguró que se regresará a esa cantidad “cuando se cumplan dos condiciones”. Lo primero, es que el Estado, que en 2020 registró un déficit presupuestario equivalente al 14,3% del PIB, deje de endeudarse para cubrir sus gastos cotidianos. Y lo segundo, que se reduzca de manera sostenida la deuda pública acumulada, que supera en la actualidad los dos billones de euros (casi un 100 % del PIB).
Johnson se comprometió a evaluar la situación anualmente en base a las previsiones económicas de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, en inglés), que supervisa las finanzas públicas. Recordó que, en 2020, el Gobierno invirtió más de 300.000 millones de libras (unos 351.000 millones de euros) para mitigar los efectos de la pandemia en la economía y, en compensación, decidió ya reducir la dotación para ayuda humanitaria junto con otras medidas fiscales.
El Ejecutivo mantiene que, pese a esa reducción, Reino Unido aún donará este año 10.000 millones de libras (11.700 millones de euros) para “mejorar la salud global, luchar contra la pandemia y combatir el cambio climático”.
Tras la votación, el líder de la oposición laborista, Keir Starmer declaró que “recortar la ayuda a los países más pobres durante una pandemia es cruel y no va en el interés nacional” y acusó a Johnson de “dañar la reputación de Reino Unido en todo el mundo”. Muchas organizaciones benéficas, incluida la Iglesia de Inglaterra, Christian Aid o Oxfam, así como numerosos políticos han advertido de que este recorte podría convertirse en la práctica en algo permanente.
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