Afganistán
Los talibanes matan a un militar de la fuerza aérea con una bomba en Kabul
Los insurgentes avanzan y tomaron el control de otras dos ciudades importantes de Afganistán
Un piloto de la Fuerza Aérea de Afganistán murió el sábado por una bomba en Kabul, según las autoridades, en un ataque reivindicado por los talibanes.
El piloto, Hamidullah Azimi, murió al detonar una bomba adhesiva adosada a su vehículo, según las autoridades, que añadieron que cinco civiles resultaron heridos en la explosión. Azimi había sido entrenado para pilotar helicópteros UH60 Black Hawk de fabricación estadounidense y había servido en la Fuerza Aérea Afgana durante casi cuatro años, dijo a Reuters el comandante de la fuerza, Abdul Fatah Eshaqzai.
Se había trasladado a Kabul con su familia hace un año debido a las amenazas de seguridad, añadió Eshaqzai. El portavoz de los talibanes, Zabihullah Muhajid, dijo en un comunicado que los talibanes llevaron a cabo el ataque.
Reuters fue la primera en detallar una campaña de los talibanes para asesinar a los pilotos fuera de la base que, según funcionarios afganos, se cobró la vida de al menos siete pilotos afganos antes de la matanza del sábado. Los talibanes han confirmado un programa que vería a los pilotos afganos entrenados por EE.UU. “dirigidos y eliminados”.
Funcionarios estadounidenses y afganos creen que se trata de un esfuerzo deliberado para destruir el cuerpo de pilotos militares formados por Estados Unidos y la OTAN en Afganistán, a medida que se intensifican los combates en todo el país.
Los talibanes, que carecen de fuerza aérea, quieren igualar el terreno de juego, ya que están llevando a cabo importantes ofensivas terrestres que les han permitido conquistar rápidamente territorio desde mayo. Envalentonados por el anuncio de Washington de que iba a poner fin a su misión militar a finales de agosto, los talibanes han lanzado una ofensiva militar en todo el país que ha cobrado impulso en los últimos días.
El viernes, los insurgentes capturaron su primera capital provincial en años, al tomar el control de Zaranj, en la frontera con Irán, en la provincia de Nimroz, al sur de Afganistán. A medida que los talibanes ponen sus ojos en otras ciudades, la Fuerza Aérea afgana ha desempeñado un papel crucial en su contención.
La muerte de Azimi se produjo pocos días después de que el Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR), en un informe al Congreso de Estados Unidos, dijera que los ataques a los pilotos detallados por Reuters eran otro “acontecimiento preocupante” para la Fuerza Aérea afgana, que se recupera de un aumento de los combates.
En su informe trimestral, que abarca el período de tres meses hasta junio, el SIGAR describe una fuerza aérea cada vez más escasa y menos preparada para luchar. Su flota de helicópteros UH-60 Black Hawk tenía un índice de preparación del 39% en junio, aproximadamente la mitad del nivel de abril y mayo. “Todas las plataformas aéreas están sobrecargadas debido al aumento de las solicitudes de apoyo aéreo cercano, inteligencia, vigilancia, misiones de reconocimiento y reabastecimiento aéreo, ahora que (los militares afganos) carecen en gran medida de apoyo aéreo de Estados Unidos”, dice el informe.
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