Escándalo

Dimite el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, por las acusaciones de acoso sexual

La asistente del político le acusó de haberla besado y abrazado de maneras que la hicieron sentir incómoda desde 2019

Un día después de la renuncia de su mano derecha, Melissa deRosa, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, anunciaba su dimisión tras las múltiples presiones de los últimos días al conocerse el informe de la Fiscalía de Nueva York confirmando las denuncias de acoso sexual de 11 mujeres que trabajaron para el demócrata.

Andrew Cuomo decidía “hacerse a un lado” como gobernador de Nueva York, cargo que ostenta desde 2011, mientras continua la investigación, después de que la denuncia de una de sus víctimas se presentara por lo penal y su testimonio se diera a conocer en una entrevista televisada.

Brittany Commisso, ex asistente de Cuomo, denunció que el gobernador “le frotó el trasero al tomarle una fotografía” y “le acarició el pecho en una ocasión”, siendo, entre todas, las acusaciones más graves hasta ahora presentadas contra él y que podrían hacerle sentarse en el banquillo.

Como ella, otra decena de mujeres que habían formado parte de su equipo de trabajo han presentado denuncias contra él por tocamientos no deseados y no consentidos, así como por comentarios inapropiados desde su posición de poder.

“La mejor manera en que puedo ayudar es si me hago a un lado y dejo que el gobierno vuelva al gobierno”, dijo el todavía gobernador de Nueva York al presentar su renuncia, en referencia a la investigación en marcha contra él.

El presidente de EEUU, Joe Biden, se posicionó la semana pasada diciendo que Cuomo “debería dimitir” tras darse a conocer el resultado de cinco meses de investigación de la Fiscalía de Nueva York sobre las acusaciones de abuso sexual. La misma opinión que compartieron otros altos cargos políticos, rivales e incluso aliados cercanos también demócratas, como gobernadores de otros estados o la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

Pero ni la presión política ni tampoco la mediática fueron suficientes para que Cuomo diera un paso atrás antes de que la sombra de un rápido juicio político contra él pusiera fin a sus deseos de permanecer en el cargo.

“En mi mente, nunca he cruzado la línea con nadie, pero no me di cuenta de hasta qué punto se ha vuelto a trazar la línea”, justificó el gobernador, cuya renuncia se hará efectiva dentro de 14 días. Kathy Hochul tomará su relevo. Según Cuomo, la vicegobernadora es “inteligente y segura”, por lo que la transición de gobiernos “debe ser perfecta y podrá ponerse al día rápidamente”.

No sin antes recordar los que considera éxitos de sus 10 años de mandato, como la gestión de la pandemia, emergencias y desastres naturales o matrículas universitarias gratuitas, el gobernador dio las gracias a su equipo, incluyendo la que hasta hasta el día anterior a su renuncia había sido su número dos, Melissa DeRosa.

“Amo Nueva York”, aseguró Cuomo, emocionado. “Trabajo para ustedes”, agregó dirigiéndose a los neoyorkinos, y “hacer lo correcto es hacer lo correcto para ustedes”. El gobernador de Nueva York, que permanecerá otras dos semanas en el cargo antes de hacerse efectiva su dimisión, aseguró que “gastar energía en distracciones es lo último que debería hacer el gobierno estatal, y yo no puedo ser la causa de eso”.

Aunque no parece que Cuomo vaya a quedarse de brazos cruzados en la ofensiva del escándalo sexual que le ha forzado a dimitir, al haber asegurado que su abogada, Rita Glavin, ya ha planteado serios “problemas y fallas que deberían preocupar a los neoyorkinos”, haciendo alusión a la imparcialidad del informe de la Fiscalía que le acusa de acoso sexual.

“Las acusaciones más graves en mi contra no tienen una base fáctica creíble en el informe”, reclamó Cuomo, “y hay una diferencia entre la presunta conducta indebida y la conclusión de un acoso sexual”, añadió el demócrata.

Aunque “esto no quiere decir que no hay 11 mujeres a las que realmente ofendí, las hay, y por eso me disculpé profundamente”, añadió Cuomo, asegurando estar “demasiado familiarizado con la gente. Mi sentido del humor puede resultar ofensivo y desagradable. Abrazo y beso a la gente casualmente”.

Desde que el movimiento #MeToo viera la luz por primera vez en Estados Unidos, coincidiendo con el inicio del mandato del ex presidente Donald Trump y la multitudinaria marcha de mujeres por las grandes ciudades del país, la sensibilidad contra comportamientos inapropiados, sexistas o misóginos, así como el apoyo a acusaciones de abuso y acoso sexual, especialmente en el ambiente laboral, se han potenciado más que nunca en el país.