Terrorismo

La resistencia de Panshir acepta negociar su rendición ante el avance talibán

Al menos cuatro muertos y una veintena de heridos por un ataque suicida en la frontera entre Afganistán y Pakistán

Los combates entre fuerzas talibanes y resistencia se intensificaron este domingo en las montañas de la provincia de Panshir, única demarcación territorial afgana aún no controlada por los fundamentalistas. Al tiempo que se baten por el control del territorio situado a unos 125 kilómetros al norte de Kabul, las dos partes libran una particular guerra de cifras y relato: mientras la resistencia comandada por Ahmad Masoud reivindica la captura de centenares de soldados talibanes, estos aseguran estar a punto de entrar en la capital de la provincia de Panshir tras haberse hecho con todos sus distritos. Entretanto, un día más –y a pesar de los repetidos anuncios de sus portavoces- los talibanes siguen sin anunciar la composición definitiva de su Gobierno, el primero del nuevo Emirato Islámico de Afganistán.

“Los muyahidines del Emirato Islámico están activamente presentes en todas las áreas y distritos de Panshir. Todas las áreas están bajo control de los muyahidines. La única resistencia que estamos teniendo es en Barazak, en el centro de Panshir”, afirmaba ayer el combatiente talibán Mawlawi Sakhidad Majmar en declaraciones recogidas por el medio afgano Tolo News.

Lo cierto es que este domingo el líder del Frente Nacional de Resistencia (FNR), Ahmad Masud –hijo del célebre señor de la guerra conocido como el ‘León de Panshir’-, aseguraba estar dispuesto a negociar un acuerdo con los fundamentalistas para poner fin a la violencia. “El Frente está en principio de acuerdo con resolver los problemas actuales y poner fin inmediato a los combates y continuar las negociaciones”, escribía el caudillo de la oposición a los talibanes en un post en su perfil de Facebook.

“Para alcanzar una paz duradera, el FNR está dispuesto a dejar de combatir con la condición de que los talibanes también cesen sus ataques y movimientos militares en Panshir y Andarab [distrito situado en la vecina provincia de Baghlán]”, admitía Masoud en la misma publicación. El FNR dice haber recuperado el distrito de Paryan y provocado bajas en las filas talibanes. Estos, a su vez, habían revelado el sábado las conversaciones que las dos partes estaban manteniendo, aunque, hasta entonces, sin dar frutos.

Lejos de allí, en la limítrofe provincia pakistaní de Baluchistán, la violencia hizo también su aparición este domingo. Un suicida perteneciente a la rama pakistaní de los talibanes se inmoló en las proximidades de un puesto de seguridad situado a 25 kilómetros de Quetta [capital de la provincia de Baluchistán] arrebatándole como resultado la vida a cuatro efectivos paramilitares y dejando heridos a una veintena más.

Tehreek-e-Taliban, afiliado a los talibanes afganos aunque organización separada, se atribuyó el ataque terrorista. “Nuestro suicida había colocado explosivos en la motocicleta que conducía y se empotró contra un convoy militar en Quetta”, afirmó un portavoz a la cadena estadounidense NBC. Se trata del primer atentado de la organización fundamentalista desde que los talibanes se hicieron con el control del poder en Afganistán.

El primer ministro pakistaní Imran Khan condenó el ataque en Twitter. Islamabad teme la proliferación de ataques terroristas a lo largo de su frontera –de casi 2.700 kilómetros- con Afganistán, cuya seguridad ha reforzado con la construcción de nuevos fuertes y una nueva valla en medio de la más que posible crisis de refugiados.

Por su parte, al cumplirse una semana de la salida definitiva de sus tropas, Estados Unidos, advertía por boca del jefe del Estado Mayor Conjunto Mark Milley de la posibilidad del estallido de una “guerra civil” y del repunte del terrorismo si los talibanes se muestran incapaces de hacerse con el control territorial completo de Afganistán.

Reconocimiento internacional

Entretanto, los talibanes siguen tratando de mostrar su mejor imagen exterior para avanzar en el reconocimiento internacional del nuevo régimen al cumplirse las tres semanas desde su entrada triunfal en Kabul. Este domingo un portavoz del movimiento integrista tendió la mano a las autoridades alemanas en una entrevista con el medio ‘Welt am Sonntag’. “Queremos mantener unas relaciones diplomáticas fuertes y formales con Alemania”, afirmó Zabiullah Mujahid.

Además, el citado vocero talibán lamentó que Alemania hubiera cooperado durante la guerra en Afganistán con Estados Unidos, matizando que “eso ahora se ha perdonado” y reconociendo “las muchas cosas buenas” hechas por Berlín en el país. Con todo, hasta ahora las autoridades germanas han evitado establecer vínculos oficiales con los insurgentes fundamentalistas. La canciller germana Angela Merkel aseguró la semana pasada seguir trabajando aún en la evacuación de entre 10.000 y 40.000 ciudadanos afganos que habían colaborado con Alemania y entidades internacionales.