Alta presión
Las marchas a favor de Bolsonaro tensan Brasil
El presidente brasileño moviliza a sus bases en plena caída de su popularidad, enfrentado con el poder judicial y pronostica amaño en las presidenciales de 2022
Brasil se ha despertado este martes en el 199 aniversario de su independencia con el temor a un episodio similar al vivido en el asalto Capitolio de Estados Unidospor parte de los seguidores del expresidente Donald Trump el pasado 6 de enero. El exmilitar de 66 años, que reivindica la dictadura brasileña que gobernó el país entre 1963 y 1984, ha convocado manifestaciones por la mañana en Brasilia y por la tarde en Sao Paulo. Los seguidores de Bolsonaro han marchado frente al Congreso de Brasil durante la mañana del martes provocando el aumento de la tensión. La tensión se ha convertido en violencia cuando un grupo de manifestantes bolsonaristas han atacado con puñetazos a dos jóvenes por considerarles “infiltrados”. Los golpes y empujones eran acompañados por los insultos de “petistas”, en clara referencia al Partido de los Trabajadores del expresidente brasileño Lula Da Silva (2003-2011) quién recuperó sus derechos políticos en abril tras un fallo del Tribunal Supremo que anulaba los cuatro juicios contra él debido a la falta de imparcialidad del juez Moro que le enjuició. Lula salió de la cárcel en noviembre de 2019 tras un año y medio entre rejas.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, busca enfrentar al Tribunal Supremo Federal con “una o dos millones de personas en las calles” para que el poder moderador de la República “sea el pueblo y no un par de jueces”, ha remarcado en un vídeo publicado el lunes en las redes sociales. Bolsonaro ha calificado las movilizaciones como una “ruptura” y un “ultimátum” contra el Tribunal Supremo Federal, al que acusa de violar la Constitución tras abrir procesos contra él y sus aliados. Las causas se deben a la supuesta intervenir militarmente la alta corte de Justicia y la difusión de noticias falsas. El juez Moraes investiga desde 2019 a políticos cercanos a Bolsonaro por usar dinero público y financiación privada para impulsar organizaciones que defiende la necesidad de un golpe miliar y intervención del Ejército en el Supremo Tribunal Federal. Bolsonaro ha formado un gobierno rodeado de militares. Nunca antes tantos militares habían tenido puestos de responsabilidad en Brasil desde el inicio del periodo democrático en 1985.
La seguridad en las principales ciudades del país carioca ha sido reforzada con importantes dispositivos de seguridad para evitar altercados violentos, desmanes y choques entre los seguidores de Bolsonaro y aquellos que rechazan su gestión. La mayor preocupación está en Sao Paulo, donde también estaba convocado una protesta ciudadana contra Bolsonaro a pocos kilómetros de la protesta de los bolsonaristas. La mayoría de partidos políticos progresistas brasileños han decidido no organizar concentraciones debido a la crispación política que ha ido aumentando durante las últimas semanas. Bolsonaro ha acusado a la oposición y al poder judicial de querer amañar los comicios presidenciales previstos el 1 de octubre de 2022. Pese a admitir que carece de pruebas, Bolsonaro llama a sus seguidores a no aceptar los resultados. Las encuestas auguran una derrota contra Lula en un duelo electoral que se da por hecho pese a que ninguno ha oficializado su candidatura. Los adeptos de Bolsonaro piden “intervención ya”.
Las protestas tendrán el mayor operativo de seguridad conocido en San Pablo y Brasilia, sobre todo porque los gobernadores han lanzado una alerta sobre posibles motines de policías provinciales adeptos a Bolsonaro. Habrá controles de armas en los accesos a los lugares de las manifestaciones. Los simpatizantes del presidente brasileño han organizado más de 200 caravanas desde 10 estados para viajar hacia Brasilia y San Pablo al precio de 40 euros el asiento, según lo divulgado en las redes en Telegram de los seguidores de Bolsonaro. Los empresarios rurales de la soja, la minería en la selva amazónica, los pastores evangelistas y entidades policiales son las que han organizado las caravanas desde 10 estados del país para llegar a las manifestaciones.
El presidente brasileño busca concretar una demostración de fuerza y apoyo masivo de sus bases en plena caída de popularidad, enfrentamiento con el poder judicial y las elecciones presidenciales contra Lula asomando en el horizonte. Lula recoge el 47% de los apoyos mientras que Bolsonaro obtendría el 26% de los votos, según la encuesta de la semana pasada de la Consultoría Quest. El resto de posibles candidatos no llegan al 10% de respaldo. Las marchas suponen la primera gran amenaza de quiebre del sistema institucional desde que Brasil recuperó la democracia en 1985. El gobierno de Estados Unidos pidió a sus ciudadanos alejarse de las manifestaciones por temor a hechos de violencia. El Gobierno de Brasilia aumentó la seguridad en torno a la embajada de China, país que es considerado un enemigo comunista por una parte de la derecha brasileña, alineada a las ideas del Steve Bannon, el ex asesor de Trump y gurú de la extrema derecha mundial
Expresidentes y políticos progresistas de 26 países alertan sobre los “ataques a Bolsonaro y la democracia de Brasil”
Intelectuales, exmandatarios, parlamentarios y ministros, entre ellos el expresidente español José Luís Rodríguez Zapatero, han firmado una carta en la que advierten del peligro de la movilización que el Gobierno brasileño promueve para este martes 7 de septiembre, Día de la Independencia de Brasil, muy crítica con el Tribunal Supremo y el Congreso. El ataque de Bolsonaro a estas dos importantes instituciones ha generado “el temor de un golpe de Estado contra la tercera mayor democracia del mundo”, reza la misiva. “El presidente Bolsonaro ha intensificado los ataques a las instituciones democráticas de Brasil en las últimas semanas”, continúa la carta, firmada también por el expresidente de Colombia Ernesto Samper, el exmandatario de Paraguay Fernando Lugo, el expresidente ecuatoriano Rafael Correa, el argentino Adolfo Esquivel, Premio Nobel de la Paz en 1980, el exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis y el filósofo Noam Chomsky. Las marchas de Bolsonaro amenazan la convivencia y la democracia en Brasil.
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