Negacionistas

La policía italiana desarticula un grupo de antivacunas que planeaba cometer atentados

En las residencias de los sospechosos los agentes de policía encontraron varias pistolas, una katana, armas blancas y sprays pimienta, además de requisar material informático

Fotografía que muestra varios frascos vacíos de dosis de la vacuna contra la covid-19 de Moderna
Fotografía que muestra varios frascos vacíos de dosis de la vacuna contra la covid-19 de ModernaRICARDO MALDONADO ROZOEFE

El movimiento de los antivacunas en Italia se radicaliza. En las últimas semanas, la heterogénea galaxia que forma este grupo había protagonizado una oleada de actos violentos, con agresiones físicas y amenazas, que habían puesto en el punto de mira a periodistas, científicos y políticos de todos los colores. Pero ahora, “están alzando la apuesta”, advierten las autoridades italianas, después de que la policía desarticulara este jueves un grupo de radicales que estaba organizando acciones violentas con armas y explosivos a través de las redes sociales.

Los antivacunas se hacían llamar ‘Los Guerreros’ y se comunicaban a través de un chat de la red social Telegram, que contaba con unos 200 participantes. Planeaban sembrar el caos en las manifestaciones convocadas el próximo fin de semana en varias ciudades italianas para protestar por la extensión del pasaporte sanitario y la introducción de la obligatoriedad de la vacuna contra el Covid-19 en algunas categorías de trabajadores, que el Gobierno estudia extender a toda la población.

Durante la operación, la policía italiana realizó registros en las casas de ocho personas, consideradas los cabecillas del grupo. Los investigados, cinco hombres y tres mujeres de entre 33 y 53 años y nacionalidad italiana, están acusados de incitar al resto de los participantes del grupo a cometer acciones violentas en sus respectivas ciudades contra “objetivos institucionales”. En el chat, los usuarios habían publicado la dirección del primer ministro, Mario Draghi, y se intercambiaban consejos sobre cómo fabricar explosivos caseros o adquirir armas de fuego para “hacer saltar el Parlamento con todos dentro”. “Basta un pequeño dron pilotado desde los tejados de Roma, unos 500 gramos de TNT y lo dejas caer durante una sesión. No quedará ninguna prueba”, escribían.

En las residencias de los sospechosos los agentes de policía encontraron varias pistolas, una katana, armas blancas y sprays pimienta, además de requisar material informático. “Si descubren lo que tengo en casa, me arrestan por terrorismo”, se jactaba uno de ellos en el chat del grupo poco antes de que la policía llamara a su puerta. Ninguno de ellos tenía antecedentes penales ni estaba relacionados con movimientos políticos, excepto una de las mujeres, simpatizante de un movimiento independentista en Venecia, a quien en el pasado se le había retirado la licencia de uso de armas de fuego por problemas psiquiátricos.

Además del primer ministro y políticos como el titular de Sanidad, Roberto Speranza, los antivacunas habían colocado en el punto de mira a los periodistas y animaban a “prender fuego” con cócteles molotov a las furgonetas y camiones de televisión que cubrirán las manifestaciones este sábado. “Cuando vayamos a Roma los primeros (en ser atacados) serán los periodistas”, aseguraban.