Traición diplomática

Francia pierde el “contrato militar del siglo”

Australia rompe un contrato multimillonario con París para comprar submarinos y elige la tecnología norteamericana

Joe Biden y Emmanuel Macron en la cumbre del G-7
Joe Biden y Emmanuel Macron en la cumbre del G-7Patrick SemanskyAP

Una compra estratosférica de 31.000 millones de euros en submarinos franceses firmada en 2016 y que la prensa gala bautizó en su momento como “el contrato del siglo” ha saltado por los aires en apenas 24 horas.

El origen de la ruptura del acuerdo hay que buscarlo en la nueva alianza entre Canberra, Washington y Londres para crear AUKUS, una nueva asociación estratégica de seguridad y defensa anunciado el pasado miércoles que tiene por objetivo común frenar las crecientes ambiciones de China en la región del Indo-Pacífico.

El primer ministro australiano, Scott Morrison, confirmaba en una videoconferencia con el Primer Ministro británico Boris Johnson y el Presidente estadounidense Joe Biden, que su país adquirirá submarinos de propulsión nuclear estadounidenses.

Modelo de submarino francés Attack rechazado por Australia
Modelo de submarino francés Attack rechazado por AustraliaDCNSDCNS

La reacción enfurecida de París este jueves estaba completamente alejada del lenguaje diplomático convencional. El ministro francés de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian, ha calificado la decisión de las autoridades australianas de “puñalada por la espalda” después de que Canberra haya abandonado el contrato de fabricación de submarinos con motor diésel en favor de los aparatos de propulsión nuclear estadounidense.

Le Drian no ha dudado en usar un lenguaje directo y brutal para denunciar la situación poniendo en el punto de mira al propio Joe Biden. “Esta decisión unilateral, brutal e imprevisible se parece mucho a lo que hacía Trump, el anterior presidente de Estados Unidos” ha sentenciado Le Drian este jueves en la emisora de radio Franceinfo, señalando a su vez que “esto no se hace entre aliados” y “tendrá consecuencias”.

Apuntando con el dedo la complicidad de los EE UU con la “traición” de Australia, el ministro francés de Asuntos Exteriores insiste en la destrucción del pilar esencial de cualquier relación diplomática o comercial: la confianza. Algo que va repercutir en el seno de la OTAN.

Otro peso pesado del gobierno de Macron, Florence Parly, ministra de Defensa, ha criticado también duramente la decisión desde la óptica de las relaciones trasatlánticas, declarando: “En materia de geopolítica y diplomacia, se trata de una decisión muy grave. Debemos ser lúcidos sobre el comportamiento de los EE. UU. con sus aliados”.

Dos años después de que el propio Macron calificara de situación de “muerte cerebral” y de estar “al borde del precipicio”a la OTAN, ahora la “puñalada por la espalda” promete agravar el distanciamiento entre aliados en el seno de la Alianza transatlántica.

En 2016, Australia había hecho un enorme pedido de submarinos convencionales a Francia. El Grupo Naval, un grupo industrial francés especializado en la construcción de defensa naval, debía entregar 12 máquinas a lo largo de 50 años. Coste total de la operación: 31.000 millones de euros. Un verdadero “contrato del siglo” que ahora es abandonado en favor de la nueva sociedad AUKUS. Sin embargo, y pese a las críticas francesas, lo cierto es que Australia se ha ido quejando con insistencia en los últimos años de retrasos y costes adicionales del contrato con París.

Naval Group también ha expresado en un comunicado su “decepción” por la decisión al considerar que ofrecía a Australia “un submarino convencional superior a nivel regional”, así como “capacidad submarina soberana con compromisos inigualables en términos de transferencia de tecnología, puestos de trabajo y contenido local”.

Tras la cancelación del proyecto con Francia, Australia buscará desarrollar su programa para construir los submarinos nucleares, bajo el acuerdo con Estados Unidos y Reino Unido, en la ciudad de Adelaida, aunque aún se desconocen detalles como los costes.

El pacto alcanzado por los tres países incluye, además del desarrollo de submarinos nucleares para Australia, reforzar la cooperación trilateral en tecnologías avanzadas de defensa, como inteligencia artificial y vigilancia de larga distancia.