Elecciones alemanas
La revolución de los pequeños partidos en Alemania
Un 9% de alemanes votará en estas elecciones a formaciones extraparlamentarias en protesta con el actual sistema político
Freie Wähler (Votantes Libres, en español) fue reconocido oficialmente como partido en 2009 y desde entonces solo ha hecho que cosechar más adeptos en Alemania alentados por su defensa de la democracia directa o por proponer que los desempleados de larga duración sean obligados a hacer trabajos comunitarios. Su caso representa el auge que están jugando los llamados partidos pequeños en la actual campaña electoral germana. Formaciones minoritarias que, en pasadas elecciones, se agruparon bajo el epígrafe “otros” en las encuestas y que no pasaron del 6% de los votos, pero que en la actualidad suman el 9%, tres de los cuales recaen en los Freie Wähler. Un partido que ya cogobierna en Baviera y que podría llegar a ocupar un lugar en el Bundestag.
En Alemania, al objeto de evitar un retorno del totalitarismo, los partidos deben conseguir al menos un 5% de los votos para entrar al Bundestag. Sin embargo, cada vez más alemanes se decantan por los pequeños partidos, ¿por qué? La mayoría de analistas apuntan a la creciente simpatía por los partidos con una sola línea, ya sean los animalistas o, mencionando a casos más concretos, el partido Volt de orientación europea o el denominado Team Todenhöfer, cuya principal premisa es el desarme militar. Junto a ellos, un total de 47 partidos han presentado sus candidatos a estos comicios.
“En mi opinión, esto es una expresión de la individualización de la sociedad y la cohesión cada vez menor de las organizaciones de masas”, asegura el politólogo Michael Kunert en declaraciones al informativo “Tagesschau” de la televisión pública alemana. “La disposición -continúa- a comprometerse con la propia opinión política está disminuyendo y la gente prefiere decantarse por un solo tema al que es afín”. A sabiendas, muchos electores prefieren votar por un partido que no tendrá representación en el Parlamento. El politólogo Ulrich Sieberer ve otro motivo: “Los insatisfechos buscan una alternativa a los partidos convencionales”. En este aspecto, este analista concluye que esos electores más descontentos tampoco se decantan por opciones más extremas y mayoritarias, como la izquierda de Die Linke o los populistas de Alternativa para Alemania (Afd), debido a su posición en términos de contenido o porque, tras años con presencia en el Bundestag, han virado hacia posiciones más comunes entre los partidos mayoritarios.
Cada vez más ciudadanos alemanes sienten que ya no están representadas por los partidos en el Bundestag y de ahí, y ante la posible irrupción de nuevos partidos en el hemiciclo, la importancia y posibles consecuencias que estas formaciones puedan tener a la hora de formar mayorías gubernamentales. Quizá la llave para formar el futuro ejecutivo germano esté en manos de las minorías. Una posibilidad de la que se ha jactado en los últimos días el presidente de los Freie Wähler, Hubert Aiwanger. Un también conocido antivacunas que ha asegurado que para evitar una coalición de izquierdas, habría que votar a su formación. La ecuación se torna si cabe más emocionante ante la posibilidad de que, con un actual 7% de estimación de voto, Die Linke quede fuera del Bundestag.
“Los partidos pequeños sirvieron como una salida democrática al otorgar a los ciudadanos la oportunidad de expresar al sistema político su protesta”, asegura el politólogo Uwe Jun. Y como muestra, solo echar un vistazo a la Eurocámara donde muchos partidos pequeños han colocado a sus miembros, lo que demuestra que los votantes que simpatizan con los partidos pequeños utilizan sus votos de forma muy consciente. Además, y según se plasma en las encuestas de opinión, cuanto más se acerca la fecha de los comicios, mayor es la proporción de votantes que se decantan por opciones minoritarias.
Olaf Scholz, el actual vicecanciller y ministro de Finanzas, continúa como favorito pero todo apunta a que estará obligado a formar una tortuosa coalición regateando con cualquier número de socios potenciales para suceder a Angela Merkel en la cancillería. Y todo bajo un sistema de votación complejo, que combina un escrutinio uninominal directo a una vuelta con un principio proporcional, y al que están llamados 60,4 millones de alemanes.
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