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Presidenciales francesas

El polemista Eric Zemmour irrumpe en la carrera al Elíseo

El escritor y tertuliano, crítico con la inmigración, anti feminista y defensor de la soberanía francesa, podría arrebatar votos a Le Pen entre la utraderecha

El polemista y ensayista de extrema derecha francés Eric Zemmour
El polemista y ensayista de extrema derecha francés Eric ZemmourSzilard KoszticsakEFE

Un enamorado de Napoleón, capaz de llevar un sombrero de dos picos y disparar un cañón para celebrar su propio cumpleaños. Un periodista de prensa y televisión que se nutre de la polémica y la saborea sin rubor. Un escritor que desafía a Francia y caricaturiza el feminismo de Beauvoir. Y ahora, un flamante aspirante a la presidencia.

Hablamos de Eric Zemmour, quien ya no esconde sus deseos de ocupar el Elíseo pero que los adorna diciendo que sólo es «candidato… al debate». Zemmour busca meterse por una rendija en una contienda que ya acumula varios nombres de peso: Anne Hidalgo, alcaldesa de París; Marine Le Pen, representante de la extrema derecha por excelencia y por supuesto, Emmanuel Macron, presidente de la república.

A sus 63 años, Zemmour tiene un historial bien conocido en Francia, amén de una mezcla cultural interesante: es hijo de comerciantes judíos argelinos y se considera judío de orígenes berberes. Es egresado del reconocido « Sciences Po » , el Instituto de Estudios Políticos de París, aunque quizás su mayor frustración es nunca haber sido aceptado en la controvertida Escuela Nacional de Administración,

considerado el semillero de presidentes de Francia, donde sí desarrollaron sus estudios Emmanuel Macron, François Hollande y Jacques Chirac.

Y bien, si no se puede estudiar para presidente, ¿por qué no para periodista? Zemmour inicia su carrera en el diario Le Quotidien de Paris en 1986. Diez años más tarde, se incorpora a la redacción de Le Figaro, donde se convirtió en un importante reportero del servicio político hasta 2009, cuando fue despedido por declaraciones racistas : «La mayor parte de los traficantes de drogas son negros o árabes. Es un hecho» - dijo sin tapujos Zemmour. Será la primera de muchas veces en las que periódicos y programas de radio y televisión, decidan suspender sus intervenciones por su discurso incómodo.

Sin embargo, incomodar también ha sido la llave que ha abierto varias puertas en la carrera de Zemmour, logrando afianzarlo por años como comentarista y protagonista del debate en distintos canales de televisión como France 2, CNews, I-Télé o en la emisora de radio RTL con su propio programa « Z comme Zemmour ».

Desde el pasado 9 de agosto, el Consejo Superior Audiovisual ha pedido a los medios de comunicación reducir las apariciones de Eric Zemmour por considerarlo, ya no como un presentador o editorialista, sino como « un actor del debate político nacional ».

Zemmour se considera a sí mismo un gaullista pero sus detractores lo ubican más bien en la extrema derecha, bastante cerca de Le Pen. Se opone a las políticas flexibles de

inmigración, defiende el nacionalismo económico por encima de la apertura europea, proponer fijar límites al derecho a huelga y defender la identidad francesa.

El suicidio francés

Eric Zemmour es también un escritor prolífico que acumula nada menos que 14 libros en su hoja de vida. El número siete de esa lista tuvo un impacto importante en Francia en el año 2006: «El primer sexo», un título que hace referencia – y fustiga- la obra de Simone de Beauvoir «El segundo sexo», considerada la biblia del feminismo. Allí, Zemmour denuncia que la sociedad francesa está perdiendo su virilidad y afeminándose en distintos sentidos. No es difícil imaginar que, tanto atacar a una institución de la literatura francesa como Beauvoir como caricaturizar a los hombres franceses en plena pérdida de aquello que los hace «machos», fue la fórmula perfecta para generar una nueva y masiva polémica. Y también para vender muchos libros.

Fue el caso igualmente del texto publicado por Zemmour en 2014, bautizado como «El suicido francés» , una obra que denuncia el debilitamiento de Francia como país, al sucumbir a los principios de la generación de Mayo del ‘68, enarbolados en el tríptico «Burla, Deconstrucción, Destrucción». Zemmour expone sus ideas ultraderechistas sobre la inmigración, proponiendo términos desagradables como la ‘halalización’ de Francia o la ‘xenofilia’ que practican los sectores más progresistas. Quizás el punto más polémico

del libro sea la propuesta de « rehabilitar » al Mariscal Pétain, dirigente del gobierno colaboracionista de Vichy en la Francia ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Por supuesto, el libro levanta une enorme polémica y vende 350.000 ejemplares en sólo dos meses.

Esa es la marca Zemmour. Puede gustar o no, pero no se le puede ignorar.