Europa

Resaca electoral

Scholz corteja a verdes y liberales para formar Gobierno

El SPD designa a los miembros del equipo negociador tras su pírrica victoria electoral. Ecologistas y FDP se reunirán antes entre ellos para explorar con quién prefieren gobernar

El candidato del SPD, Olaf Scholz, defiende que ha recibido el mandato para gobernar
El candidato del SPD, Olaf Scholz, defiende que ha recibido el mandato para gobernarHANNIBAL HANSCHKEREUTERS

El fin de la República negra. El titular, lanzado por la revista «Der Spiegel», suena casi a epitafio escasas horas después de que Alemania volviera a colorear el nuevo tablero político que será de vital importancia para el devenir del país y el de toda Europa. El rojo del Partido Socialdemócrata (SPD) predomina en casi todo el mapa, con una pequeña cuña azul –la de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD)– en el este del país y pequeñas manchas verdes diseminadas por toda la superficie.

El negro de los conservadores solo se atisba en las regiones del sur, lo que ha llevado a la Unión formada por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y a su partido hermano, la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), a anotarse el peor resultado de su historia. No obstante, ¿quién será el próximo canciller? Está por ver.

Aunque el SPD ganó las elecciones y su candidato, Olaf Scholz, aludió este lunes a una coalición con Los Verdes y los liberales (FDP), lo que en Alemania se denomina «coalición semáforo», el candidato conservador, Armin Laschet –y a pesar de la sonada pérdida de votos– quiere luchar por llegar a ser el sucesor de Angela Merkel como jefe del Gobierno. «Te convertirás en canciller si tienes mayoría en el Bundestag [Parlamento federal», aseguró.

Palabras que, no obstante, no amedrentaron a Scholz, que en otra comparecencia entendió el resultado como un mandato gubernamental claro. «Los votantes hablaron con mucha claridad». Para el socialdemócrata, tanto su partido como los liberales y los ecologistas habían sido los únicos partidos políticos que habían ganado votos en las urnas, por lo que deberían ser los tres socios elegidos para formar la próxima coalición de Gobierno.

Scholz apoya su aspiración a gobernar también en los resultados en las regionales en Berlín y en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, donde el SPD salió también fortalecido. Y, frente a la incertidumbre que el apretado resultado electoral genera, subrayó, en inglés, que «Alemania siempre ha tenido coaliciones y siempre ha sido estable».

Las conversaciones se intuyen intensas. Para ello, el SPD ya ha formado un equipo de seis personas entre los que, además de él mismo, están dirigentes de su máxima confianza como los líderes del partido, Saskia Esken y Norbert Walter-Borjans. El SPD fue la fuerza más votada, con un 25,7% de los votos, 5,2 puntos más con respecto a 2017. Pero su ventaja es en términos porcentuales discreta, ya que el bloque conservador de Laschet se quedó en el 24,1%.

Mientras Scholz lidera un partido en repentino ascenso, a Laschet le ocurre lo contrario. Su bloque, la alianza entre la CDU y la CSU, cayó 8,9 puntos respecto a 2017, hasta quedar en un porcentaje inimaginable para la formación de Konrad Adenauer, Helmut Kohl o Angela Merkel.

División en la CDU/CSU

No obstante, y a pesar de su fracaso electoral, Laschet aseguró que está listo para dialogar igualmente con el FDP y Los Verdes; a pesar de que hay varias voces dentro de la Unión que piden que admita su derrota. Entre ellos, el líder de la CSU, Markus Söder, que, en una declaración a los medios, descartó la participación del Gobierno «a toda costa». Asimismo, Julia Klöckner, miembro del Parlamento de la CDU en Renania-Palatinado, escribió a través de las redes sociales: «Armin Laschet, has perdido. Por favor, acéptelo, dé un paso atrás y evite más daños a la CDU». Incluso las juventudes de la CDU (Junge Union) de Sajonia también pidieron la dimisión del candidato conservador.

Hasta hallar nuevas pistas, una mayoría de alemanes (dos de cada tres) prefiere que Scholz ocupe la Cancillería, según una encuesta postelectoral realizada por el instituto de investigación Civey y que publicó ayer el semanario «Der Spiegel».

Está por ver cómo se lo toman desde la otra parte. Por de pronto, el copresidente de Los Verdes, Robert Habeck, aseguró que el «semáforo» era la «opción más obvia» para el partido y anunció que, en los próximos días, se formará el equipo exploratorio que participará en las conversaciones, no solo con los liberales, sino también con la Unión y el SPD.

«Suponemos que en los próximos días habrá conversaciones con las partes que potencialmente puedan formar una coalición de Gobierno en las diferentes constelaciones», declaró. Los Verdes sacaron su máximo histórico en sus 41 años de historia –un 14,8%–, aunque por debajo de las expectativas de marzo, cuando los sondeos colocaron a su candidata, Annalena Baerbock, rumbo directo a la Cancillería.

Baerbock y Habeck representan a la línea pragmática de Los Verdes. La ausencia del ala más izquierdista facilitará el diálogo con el partido apodado «de los sueldos altos», por su cercanía con el mundo empresarial.

Los liberales del FDP también están listos para dialogar con Los Verdes. Sin decidir sobre una de las dos coaliciones tripartitas, la ejecutiva federal del FDP decidió poner en marcha «evaluaciones preliminares» con los ecologistas de cara a una posible cooperación gubernamental.

En este aspecto, el líder de los liberales, Christian Lindner, manifestó hoy que hay diferencias de contenido entre ambos, y de ahí que tenga sentido que hablen primero entre ellos.

La ultraderechista AfD quedó en un 10,3%, dos puntos menos que en 2017, cuando irrumpieron en el Bundestag. Están descartados como socios en cualquier coalición. Pero sigue siendo un partido efervescente en el este del país, en dos de cuyos estados –Turingia y Sajonia– defendieron su posición de primera fuerza, por encima del 20%.

El único que aceptó de forma totalmente sincera su derrota fue La Izquierda (Die Linke), que se habría quedado fuera del Parlamento con un 4,9%, de no ser por las tres victorias de distritos que le dan acceso a la Cámara Baja incluso quedando por debajo del 5%. «Es un golpe muy duro. Hubo factores externos, pero tenemos que replantearnos el futuro», reconocía Janine Wissler, candidata y líder del partido. Por «factores externos» se refería a la campaña desde la CDU/CSU contra un hipotético tripartito de izquierdas con el SPD y Los Verdes, ya que Scholz no descartó lo que para los conservadores era «un peligroso componente postcomunista» al frente de la primera potencia europea.