Países Bajos

Así es Urk, el pueblo negacionista que dice que el coronavirus se cura “con ir a misa y comer pescado” y no con las vacunas

El municipio neerlandés asegura que “está bendecido y protegido por Dios” y por ello solo han vacunado a una cuarta parte de la población

Hace unas semanas, estuvo en el ojo de la polémica porque unos jóvenes se disfrazaron de nazis y simularon ejecutar a otro joven, que estaba vestido con un pijama de rayas. Guiade Tours
Hace unas semanas, estuvo en el ojo de la polémica porque unos jóvenes se disfrazaron de nazis y simularon ejecutar a otro joven, que estaba vestido con un pijama de rayas. Guiade ToursLa Razón

El pueblo de Urk, es una localidad pesquera que pertenece a la provincia de Flevoland, en Países Bajos. Con una población con poco más de 20.000 habitantes, es con diferencia el municipio más pequeño de esta provincia neerlandesa. Sus residentes son de costumbres cristianas, y han optado por no vacunarse contra el coronavirus, puesto que se consideran un pueblo “bendecido y protegido por Dios” y aseguran que se cura yendo a misa y comiendo pescado.

Urk es conocido por ser uno de los territorios neerlandeses más cristianos. Sus preferencias ideológicas pasan por los partidos cristianos del país, pues los partidos más votados en las legislativas del mes de marzo fueron el Partido Político Reformado (SGP), Partido por la Libertad (PVV), Unión Cristiana (CU) y Llamada Demócrata Cristiana (CDA).

Aquí, un 23% de la población, apenas la cuarta parte del territorio, está vacunada (en Países Bajos, la vacunación ronda al 80% del país). De hecho, ver el mapa de vacunación del país llama la atención que, mientras prácticamente toda la zona está avanzada con las vacunas, este se queda atrás.

Pero, por otra parte, el 95% de los residentes va a misa con regularidad. Los habitantes de Urk se creen protegidos por Dios y piensan que la pandemia se terminará “yendo a misa y comiendo pescado”. La mayoría de sus habitantes mantienen convicciones muy arraigadas, encadenadas al cuerpo: Dios, la pesca y la negativa a ser vacunados.

Y es que las medidas contra el coronavirus no están bien vistas en este municipio. A principios de año, unos jóvenes quemaron uno de los centros de diagnóstico covid del pueblo en una manifestación violenta contra las restricciones.

También un hombre de 35 años fue acusado de atropellar a un reportero con su coche y otros dos hermanos han sido condenados a 150 horas de trabajos comunitarios por agredir a un cámara de televisión.

“No es que nos creamos mejores en Urk o que no queramos escuchar al Gobierno. Queremos obedecer, pero dentro de los mandamientos de Dios.Hacemos esto por la salvación de las almas de la gente. El contacto ha desaparecido, y no se tiene en cuenta el malestar psicológico del municipio”, explica en El Confidencial el portavoz de la Iglesia Sionkerk, Hessel Snoek.

Hace unas semanas, estuvo en el ojo de la polémica porque unos jóvenes se disfrazaron de nazis y simularon ejecutar a otro joven, que estaba vestido con un pijama de rayas. Y en 2019, este pueblo también saltó a la polémica por querer relacionar religión y vacunación. La baja vacunación produjo en junio una epidemia de sarampión.