Historia

Alemania juzga al nazi más longevo

A sus 100 años, el antiguo guardia de un campo de concentración, se enfrenta a cargos por complicidad en más de 3.500 asesinatos

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«Vi cosas espantosas, gente desnuda en un camión, con los brazos levantados implorando al cielo, llorando, se los llevaban para matarlos». Leon Schwarzbaum fue una de las aproximadamente 200.000 personas que durante el III Reich fueron encerradas por los nazis en el campo de concentración de Sachsenhausen. Allí murieron al menos 20.000 prisioneros. Combatientes rusos, opositores políticos, gitanos o soldados de la resistencia de diversas nacionalidades murieron por desnutrición, por el trabajo forzado, la enfermedad, el frío o víctimas de las balas y el gas. Los internos fueron custodiados por miembros de las SS desde las torres de vigilancia. Desde allí, controlaban a los prisioneros y es de suponer que también pudieron ver las volutas de humo que se elevaban de las chimeneas del crematorio.

Josef Schutz, que entonces contaba con 21 años y como funcionario de la división «Totenkopf» (cabeza de muerto, en español) de las SS, subió regularmente a esas torres para vigilar a los presos del campo de exterminio. Ahora, 76 años después de la liberación del campo de Sachsenhausen, un tribunal en la ciudad alemana de Brandenburg an der Havel le juzga desde ayer acusado de complicidad en el asesinato de 3.518 prisioneros de ese campo, al norte de Berlín. El acusado se negó a declarar ante el juez sobre su responsabilidad en el exterminio. Su caso se lleva en el tribunal estatal de Neuruppin, que trasladó el proceso a un pabellón deportivo de la prisión en Brandeburgo por razones organizativas.

El acusado respondió con voz clara al presidente del tribunal cuando le preguntó su nombre y situación personal. Dijo que vivía en la región de Brandeburgo, cercana a la capital, que estaba viudo desde 1986 y explicó con orgullo que iba a «celebrar su 101º cumpleaños el 16 de noviembre». La audiencia, la primera de 22, duró una hora debido a la avanzada edad del acusado, que se cansa fácilmente; no obstante, las autoridades aseguran que está en condiciones de ser juzgado. La primera sesión se dedicó a leer una parte de las 134 páginas del acta de acusación por parte del fiscal, Cyrill Klement.

Schutz es sospechoso de haber disparado contra prisioneros soviéticos y de «ser cómplice de asesinatos con gas» del tipo Zyklon B. «No se le acusa de haber disparado contra alguien en concreto, sino de haber contribuido a estos hechos a través de su labor como guardia y de haber tenido conocimiento de que tales asesinatos se producían en los campamentos», explicó el portavoz de la Fiscalía de Neuruppin, Iris le Claire. Teóricamente, se enfrenta a al menos tres años de prisión, pero su sentencia será simbólica debido a su avanzada edad.

La Audiencia Provincial de Neuruppin admitió a trámite la acusación presentada por la Fiscalía en febrero pasado contra el anciano por complicidad en los asesinatos de prisioneros entre 1942 y 1945 durante su actividad como guardia del campo de concentración. Thomas Walther, abogado de la parte civil, indicó que en el juicio participan 16 testigos, entre ellos siete supervivientes del campo de concentración y nueve familiares de víctimas. «Es el último proceso para mis amigos, conocidos y seres queridos que fueron asesinados y en el que, espero, el último culpable será todavía condenado», aseguró Leon Schwarzbaum, superviviente centenario del Holocausto.