Terrorismo

La presencia de un terrorista uigur en el atentado de Kunduz, “tarjeta de visita” yihadista para China

Pekinj acusa a la minoría que vive en la provincia de Xinjiang de mantener lazos con el Estado Islámico y Al Qaeda

Efectos del atentado en la mezquita de Kunduz EFE/EPA/STRINGER
Efectos del atentado en la mezquita de Kunduz EFE/EPA/STRINGERSTRINGEREFE

El Estado Islámico quiso dar una simbología añadida al atentado perpetrado ayer contra una mezquita en Kunduz, Afganistán, al utilizar a un terrorista suicida de etnia uigur, de la provincia china de Xinjiang, donde el Gobierno de Pekin mantienen controlada a esta minoría musulmana a la que acusa de practicar el terrorismo y de mantener lazos tanto con Al Qaeda como con el Estado Islámico.

El ISPK, la franquicia de Isis en Afganistán y Pakistán, quiso poner un contrapunto al apoyo explícito de China al régimen talibán y, de paso, mandar un aviso al Gobierno de Pekin. Dos objetivos por el precio de uno, ya que el atentado forma parte de los ataques generalizados contra los talibanes y, en este caso, contra la minoría chiita.

Para el Gobierno central chino, los uigures promueven campañas violentas para lograr un Estado independiente. No dudan en aliarse con los terroristas y ponen bombas, realizan sabotajes y provocando agitación social. Los uigures, por el contrario, denuncian que están siendo sometidos a un auténtico exterminio, a campañas de reeducación en campos de detención y que no les queda otra salida que las acciones de protesta contra sus opresores.

Hay datos objetivos desde los dos lados. En 2017, en pleno florecimiento del “califato” del Estado Islámico, la banda yihadista difundió un vídeo de unos 30 minutos de duración en el que aparecían terroristas chinos uigures entrenándose en Irak y en el que aseguraban que plantarían su bandera en China. Se incluían imágenes de disturbios en Xinjiang. “Hola hermanos! Hoy, estamos luchando contra infieles en todo el mundo. Os digo una cosa: `Venid y vivid aquí! `Permaneced fuertes!”, decía uno de los uigures dirigiéndose a su pueblo.

Por su parte, grupos por los Derechos Humanos justificaron en su día los disturbios en Xinjiang por la indignación entre la población uigur como consecuencia de la represión policial. Las denuncias de reclusión de un millón de uigures (de un total de ocho millones de habitantes de Xinjiang) “muestran una opresión que busca la asimilación o incluso el genocidio”, han denunciado dirigentes de la etnia en foros internacionales.

La presencia del terrorista uigur en el atentado de Kunduz, con un balance de 300 víctimas, entre muertos y heridos, es una macabra “tarjeta de visita” del Isis a China que, sin embargo, ve reforzada su posición de denuncia de la presencia de uigures entre los yihadistas.