Violencia

“Murderapolis”: la ciudad del crimen quiere “agentes de paz” en lugar de policías

Los vecinos de Mineápolis decidirán en las urnas si se elimina el departamento de policía para reemplazarlo por una agencia de seguridad pública. La ciudad ha batido récord de violencia en 2021

La ola de violencia en Estados Unidos tras la muerte de George Floyd en Mineápolis
Policías en las protestas tras la muerte de George Floyd en MineápolisTANNEN MAURYEFE

Una inusual propuesta impulsada por la nueva coalición política “Yes 4 Minneapolis” (“Sí para Mineápolis”) a modo de experimento social para frenar la creciente ola de crimen de una de las ciudades más violentas de Estados Unidos, podría llevarse a cabo cuando se celebren las elecciones municipales a partir del próximo 2 de noviembre.

Los residentes con derecho a voto del total de 430.000 habitantes de la ciudad más poblada del estado de Minesota tendrán la oportunidad de decidir, en una de las preguntas planteadas en las papeletas electorales, acerca de la iniciativa de una enmienda a los estatutos que pondría fin al Departamento de la Policía para reemplazarlo por una Agencia de “Seguridad Pública”.

El año pasado, Mineápolis se convirtió en el epicentro de las mayores protestas raciales, extendidas por todo el país, del último medio siglo y que se prolongaron, durante meses, tras la muerte del afroamericano George Floyd el 25 de mayo de 2020 a manos del agente de la policía Derek Chauvin, quien mantuvo presionado el cuello de la víctima durante más de 9 minutos y cuyas imágenes, grabadas por un aficionado, dieron la vuelta al mundo.

Desde entonces, la brutalidad policial se colocó en el punto de mira mediático, político y social, dejando en evidencia las heridas abiertas del pasado más oscuro y racista de la sociedad estadounidense. Siendo 2020 un frenético año electoral, ambos candidatos a la presidencia de EEUU utilizaron el polémico contexto de esa actualidad durante sus respectivas rectas finales de la campaña para ganarse al electorado.

El ex presidente Donald Trump, que optaba a la reelección, impulsó con fuerza el eslogan “Ley y orden” rescatado del republicano Nixon durante los años 60 tras los históricos disturbios raciales por la muerte de Martin Luther King. Por otro lado, el candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, prometió “desfinanciar a la policía”, convenciendo a un votante afroamericano desmotivado y enfurecido por los recientes acontecimientos y avivando la llama de movimientos activistas comoBlack Lives Matter.

Casi un año y medio después, la iniciativa electoral para disolver las fuerzas de seguridad y reemplazarlas por los denominados “agentes de paz” ha servido de contexto en campaña a la Alcaldía y el Concejo Municipal de Mineápolis para la cita en las urnas el mes que viene y podría convertirse en una realidad, aunque hasta ahora mantenga divididos a los demócratas.

Y es que, de aprobarse la consulta, eliminaría los fondos mínimos para la Policía, así como también una referencia explícita a la tarea del jefe de la Policía y la disposición que le otorga al alcalde el “poder total” sobre las operaciones policiales, según destacan medios locales.

El nuevo Departamento de Seguridad Pública anularía, en caso de conseguir los votos necesarios, el mandato de los estatutos de la ciudad, que requieren que el actual Departamento de Policía mantenga un nivel mínimo de personal, ya de por sí deficiente con apenas 200 oficiales. Su Comisionado también sería designado por el Ayuntamiento, de mayoría demócrata, que ya prometió desmantelar las fuerzas policiales el año pasado tras meses de marchas pacíficas y violentas.

Para añadir más leña al fuego, unas controvertidas imágenes, grabadas por las cámaras corporales de agentes de la policía, han visto la luz recientemente. En ellas, obtenidas por un abogado y entregadas al rotativo Minnesota Reformer, se ve a algunos agentes que protegieron las calles de Mineápolis durante los disturbios raciales ocasionados por la muerte de George Floydactuar como si de una zona de guerra se tratara, presumiendo de “cazar” a los manifestantes disparándoles bolas de goma como si fueran auténticos combatientes.

“Estos tipos son unos cobardes”, le dice un oficial al sargento. “Te acercas a 30 pies de ellos y corren”, añade. Otro policía responde, en alusión a los periodistas que cubrían los incidentes: “Creen que pueden hacer lo que quieran. Hay un maldito toque de queda en este momento”, a sabiendas que esa norma no afectaba a los medios que le daban cobertura a los altercados.

Ahora, la iniciativa política impulsada por la formación activista está en el centro de todas las miradas. Y es que sustituir a los agentes de la policía de Mineápolis, una de las ciudades con mayor índice de crimen de todo el país, por trabajadores sociales no garantiza la seguridad de los ciudadanos, que temen que la violencia, lejos de disminuir, siga aumentando en ausencia de las fuerzas de seguridad.

Pero, según los defensores del grupo activista, la propuesta tiene como objetivo aliviar la “violencia sancionada por el estado contra las vidas negras” después de la trágica muerte de Floyd en Mineápolis. En lugar de un sistema “punitivo” como el actual, la ciudad establecería un “enfoque integral de salud pública de la seguridad”, con la nueva base del modelo progresista centrada en la “compasión, humanidad y amor”, tal y como resaltó la congresista demócrata Ilhan Omar, musulmana de origen somalí, en un artículo de opinión publicado en Minneapolis Star Tribune.

Lo cierto es que, en 2020, Mineápolis registró el segundo año más mortífero registrado en toda su historia, sólo superado en 1995 cuando se alcanzaron los 97 homicidios y cuya violenta situación derivó en el apodo de “Murderopolis” (“Ciudad del crimen”) con el que fue calificada desde entonces la ciudad. En lo que va de 2021, los homicidios han aumentado un 15% respecto al año pasado, camino de batir todos los récords anteriores.

El sistemaShotSpotter de Mineápolis, que identifica el sonido de los disparos, identificó hasta 8.381 tiros hasta finales de septiembre, más del doble del mismo período de 2019, hasta 3.388, e incluso superior al récord de 2020, con 7.115 disparos.

“Hubo como 20 tiroteos y disparos en diferentes lugares de mi casa en apenas dos horas”, explicó el ex candidato a la alcaldía de Mineápolis, Don Samuels. “Los vecinos reciben terapia de trauma, toman sedantes y envían a sus hijos traumatizados con sus familiares. Y están vendiendo sus casas”, agregó. Vecinos de las zonas más devastadas por el crimen y la violencia le pidieron al gobernador Tim Walz, a través de una carta, el despliegue de la Guardia Nacional para “detener el sangrado” de la ciudad.

Mientras recientes encuestas ponen de manifiesto que tres cuartas partes de los votantes de color se oponen a reducir las fuerzas de seguridad de Mineápolis. Sin embargo, los partidarios de reducirla tienen un perfil joven, blanco y con formación universitaria. El 50 por ciento de los blancos apoya el reemplazo completo del Departamento de Policía frente al 42% de afroamericanos, aunque los votantes blancos representan dos tercios del electorado, lo que les da más peso en las urnas, a pesar de ser los menos afectados por el problema.