Videojuegos y drogas: el último arma de los narcotraficantes para reclutar a jóvenes

Los cárteles de la droga en México están reclutando a jóvenes a través de contactos realizados en videojuegos multijugador en línea, dijeron las autoridades el miércoles.

Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad Pública de México, dijo que un aparente reclutador del cártel ya había comprado billetes de autobús para tres niños de entre 11 y 14 años.

Dijo que los chicos conocieron al reclutador en la plataforma de juegos en línea “Free Fire”, también conocida como “Garena Free Fire”. El reclutador prometió a los chicos 200 dólares semanales para trabajar en el norte de México como vigilantes de los cárteles de la droga.

Los chicos fueron encontrados antes de que pudieran subir al autobús en el estado sureño de Oaxaca. Mejía dijo que otros cárteles han operado de manera similar contactando a los jugadores a través de juegos en línea y chats de plataformas de juegos, incluyendo “Call of Duty”, “Gears of War” y “Grand Theft Auto V”.

Aunque en el pasado se han documentado casos de intentos de reclutamiento a través de las redes sociales, las autoridades dijeron que las plataformas de juegos en línea, impregnadas de violencia, ofrecen a los reclutadores un grupo de jóvenes muy específico: principalmente varones, jóvenes, fascinados por las armas y algo insensibilizados a matar, al menos a nivel virtual.

El primer chico fue contactado por el presunto reclutador en agosto, y más tarde se lo contó a dos de sus amigos, que también aceptaron la oferta. En un mensaje dirigido a los chicos, el reclutador dijo que les gustaría el trabajo, “dado que os gustan las armas y ganaréis mucho dinero”. Una mujer, que fue detenida, les compró billetes a la ciudad norteña de Monterrey con nombres falsos.

Mejía no nombró al cártel implicado, pero dijo que un caso similar ocurrió en septiembre con un intento de reclutamiento en línea por parte del Cártel del Noreste, un remanente del antiguo cártel de los Zetas.

Al parecer, los reclutadores tienen la suficiente sofisticación tecnológica como para burlar los algoritmos de seguridad de las consolas más populares.