Terrorismo

Así es Anjem Choudary, el predicador del odio yihadista en Reino Unido

El clérigo ha radicalizado con sus vídeos en internet a los jóvenes que han cometido los atentados más recientes en suelo británico

Anjem Choudary
Anjem Choudarylarazon

Ali Harbi Ali, el británico de 25 años acusado de matar a puñaladas al diputado «tory» David Amess, era un ferviente seguidor de Anjem Choudary. Se radicalizó viendo todos sus videos en redes sociales. «Estaba obsesionado con él», relata un amigo a «The Sun». Hace seis años, Ali había sido derivado al programa de prevención antiterrorista. Su profesora notaba comportamientos extraños. El joven nunca llegó a estar bajo el radar de los servicios de Inteligencia. Pero, tras el asesinato al parlamentario, la investigación ha determinado que estaba preparando atentados y había planeado atacar a otros dos diputados.

Por su parte, Usman Khan, 28 años, condenado por planear atentados terroristas en 2012 y abatido a tiros 2019 por la Policía tras el ataque en el Puente de Londres, que dejó dos muertos y tres heridos, también escuchaba todos los sermones de Choudary. Al igual que Michael Adebolajo, de 29 años, quien en 2013 asesinó a machetazos junto a Michael Adebowale al soldado británicoLee Rigby. La lista de asesinos en amplia. Y siempre hay un punto en común: Choudary.

¿Quién es el hombre vinculado a los ataques más atroces ocurridos en Reino Unido los últimos años? Este clérigo musulmán, de 54 años, casado y con cinco hijos, es conocido como el «predicador del odio». Nunca ha sido acusado de colocar directamente una bomba o cometer un asesinato. Sin embargo, el megáfono que usa para predicar su mensaje en esquinas, frente a mezquitas, embajadas, e incluso centros comerciales se ha convertido en una de las armas más letales.

Ali Harbi Ali has been arrested on suspicion of murder
Ali Harbi Ali has been arrested on suspicion of murderlarazon

De hecho, horas antes de que tuviera lugar el asesinato del parlamentario, Choudary lanzó un grito de guerra a sus miles de seguidores, a través de la red encriptada de Telegram, a los que pidió unirse a una «tormenta de Twitter» en apoyo de la liberación de su compañero extremista Abu Hamza, actualmente en una prisión de máxima seguridad en EE UU, tras ser declarado culpable de su participación en un ataque terrorista e intentar establecer un campo de entrenamiento en Oregon.

El propio Choudary ha sido encarcelado varias veces en Reino Unido por alentar el terrorismo. La última de ellas en 2016, después de ser declarado culpable de invitar a apoyar al Estado Islámico. Pero fue liberado en 2018 tras cumplir solo la mitad de su condena. En cualquier caso, está bajo el radar de las autoridades al ser considerado uno de los hombres más peligrosos del país.

De joven comenzó estudiando medicina, pero finalmente se graduó en abogacía y llegó a ser presidente de la Sociedad Británica de Abogados Musulmanes. Esas oportunidades sugieren que «probablemente pudo haber logrado lo que quisiera en la vida», según Dominic Casciani, corresponsal de la BBC par asuntos británicos, que investigó durante años al predicador. En cambio, Choudary se transformó en «un ideólogo, un pensador que alienta a otros a no pensar por si mismos».

Una de sus mayores influencias fue Omar Bakri Mohamed, un clérigo nacido en Siria, a quien conoció en Londres. Cuando Bakri huyó de Reino Unido tras los atentados de 2005, aunque no estuvo involucrado, su estudiante se transformó en maestro. «A Choudary le fascinó pasar a ser el centro de atención y estar en los titulares de prensa», señala Casciani. Uno de sus mensajes favoritos es que «la bandera del Islam se izará en Downing Street».

Choudary llegó a convertirse en el rostro público del grupo radical Al Muhajiroun, calificada en 2015 como enemigo número uno de Reino Unido al estar detrás de más de la mitad de los 51 ataques cometidos en suelo británico en las últimas décadas. La organización fue fundada por Bakri Mohamed, pero luego fue Choudary quien tomó las riendas. Pese haber sido prohibida en 2005, consiguió mutarse y extender su influencia con ubicaciones y nombres como Islam4UK y Need4Khalafah.

El mayor arma del clérigo siempre ha sido la manipulación de las mentes de los más jóvenes. Entre ellos, en su día estuvo Adam Deen, quien hoy trabaja en la Fundación Quilliam, que combate el extremismo. «Lo que me atrajo de su mensaje era la simplicidad. Yo era musulmán, debía vivir en un estado islámico y todo lo demás era la encarnación del mal», asegura. «Una visión tan clara era tranquilizadora para un hombre joven como yo, inmerso en un mundo tan complejo, sin saber cuál era la diferencia entre el bien y el mal», matiza. Deen asegura que nunca escuchó a Choudary incitar a actos de violencia o terrorismo, pero recalca que había «una actitud y una atmósfera de aprobación tácita de esos actos».

Las palabras son peores que las armas porque son esos discursos de manipulación los que se graban a fuego en las mentes de jóvenes perdidos que luego acaban apretando el gatillo o clavando el cuchillo. Y Choudary es plenamente consciente de ello. Tras el confinamiento, donde muchos jóvenes se han radicalizado tras pasar horas frente a internet, las autoridades han advertido de que podrían haber más ataques.