El peronismo afronta una nueva prueba

En pocos días Argentina celebra elecciones al Congreso. Más que su significado de cara a lo que sería una nueva composición en el órgano legislativo, se pone en juego el futuro del peronismo, por lo menos en un corto plazo. El resultado de dicha contienda electoral replanteará el tablero político tanto en el oficialismo, concretamente en el kirchnerismo, y en la oposición, en el macrismo.

Según los últimos sondeos, el gobierno no parece «levantar cabeza» luego de la estrepitosa derrota en las pasadas PASO (Elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias). A partir del duro golpe que sufrió el kirchnerismo en esas elecciones no vinculantes, nuevos cuadros del macrismo, parecen sentirse animados ante la idea de comenzar seriamente la construcción de una candidatura alternativa de cara a las presidenciales de 2023.

En este contexto, lo que realmente se define el domingo 14 de noviembre, es el preámbulo de la campaña presidencial que se celebrará en apenas 20 meses, un tiempo verdaderamente corto considerando la complejidad de la política argentina, las distintas corrientes dentro de un mismo partido y la facilidad de movimiento de cuadros entre una corriente y otra, según convenga, según lo que en ese momento ocurra dentro de la pugna por espacios de poder.

La economía, (cuándo no) sigue siendo el gran tema de la campaña y el gran «dolor de cabeza» del presidente Alberto Fernández. En este sentido, nada parece avizorar un futuro distinto en términos de salud económica, mientras sea este gobierno populista e improvisado que despache desde la Casa Rosada los destinos de un país que desde hace más de una década no encuentra la fórmula para comenzar a recuperarse. Así, el macrismo parece tener una segunda oportunidad.