Al borde de la ruptura

Bruselas amenaza a Londres con «graves consecuencias» si suspende el Protocolo de Irlanda

Reino Unido quiere violar el acuerdo post Brexit si Bruselas no cede sobre el papel del Tribunal de Justicia europeo

Maros Sefcovic, el vicepresidente de la Comisión Europa encargado de negociar con Londres
Maros Sefcovic, el vicepresidente de la Comisión Europa encargado de negociar con LondresVirginia MayoAP

La guerra post Brexit entre Reino Unido y los Veintisiete se recrudece. Después de que Bruselas haya comprobado que su rama de olivo no está dando los efectos deseados, ha pasado a las amenazas. El vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcoviv ha avisado este viernes de que habrá “consecuencias graves” si Reino Unido lleva adelante su órdago de suspender de manera unilateral la aplicación del protocolo de Irlanda del Norte.

Tras una reunión en Bruselas con su homólogo británico, David Frost, Sefcovic ha comparecido ante los medios de comunicación en una breve rueda de prensa sin preguntas en la que ha acusado a Downing Street de no estar realizando “ningún movimiento en absoluto” para llegar a un acuerdo.

Reino Unido ha amenazado en las últimas semanas con la posibilidad de pulsar el denominado “botón nuclear” del Protocolo de Irlanda del Norte, el artículo 16, que le permitiría suspender el pacto y desatar una guerra comercial con los Veintisiete. Consciente de estas amenazas, la Comisión Europea lleva también varias semanas preparando posibles represalias que podrían incluir aranceles a algunos productos o que Reino Unido deje de participara en ciertos programas europeos. El propósito es enseñar los dientes y demostrar que Bruselas está lista para pagar a Londres con la misma moneda, sin que el desafío británico le pille de improviso. “Oímos hablar mucho del artículo 16 en estos momentos pero debe quedar claro que activarlo para buscar la renegociación del protocolo tendría consecuencias graves”, ha explicado el comisario quien ha citado la “inestabilidad e imprevisibilidad” para ciudadanos y empresas en Irlanda del Norte y también las relaciones entre Reino Unido y los Veintisiete en todos los ámbitos como los principales motivos de preocupación.

El propio Sefcoviv ha reconocido que la semana que viene será crucial y el próximo día 12 de noviembre se volverá a reunir con Frost en Londres. Una fecha elegida cuidadosamente ya que es el día que termina la conferencia contra el cambio climático COP26 que se celebra en Glasgow (Reino Unido) y se da por supuesto que Downing Street, como anfitrión de este encuentro, no dará ningún paso hasta que haya concluido esta cita de alto nivel internacional. Además, también se espera que la semana que viene tengan lugar nuevas negociaciones entre Reino Unido y Francia por las licencias de los pescadores galos en aguas británicas, tras los infructuosos encuentros de esta semana.

Aunque el artículo 16 prevé un periodo de diálogo entre las partes de un mes antes de tomar medidas, pulsar este botón nuclear supone jugar con fuego en vísperas de unas Navidades en las que la escasez de materias primas y los problemas en el suministro global también por la crisis energética amenazan con el desabastecimiento de ciertos productos.

En el pacto de divorcio, las dos partes acordaron que provincia británica de Irlanda del Norte quedara alineada con el mercado común. Bruselas y Londres llegaron a esta solución como modo de evitar una frontera dura entre Irlanda del Norte (territorio británico) y la República de Irlanda que pusiera en peligro la paz alcanzada en el Acuerdo de Viernes Santo firmado en 1998, tras décadas de terrorismo del IRA.

De esta forma, Irlanda del Norte queda fuera de la unión aduanera europea y los controles fronterizos se trasladan al Mar de Irlanda. La frontera invisible entre las dos Irlandas se convierte en la entrada al mercado común europeo y de ahí la necesidad de que no se convierta en una puerta de atrás que favorezca el contrabando o la laxitud de los estándares.

Como pipa de la paz, Bruselas presentó a mediados de octubre un paquete para intentar reducir todo lo posible los controles fronterizos, pero cree que Reino Unido no está respondiendo a esa mano tendida. Londres sigue persiguiendo que el Tribunal de Justicia de la UE deje de tener jurisdicción sobre la provincia británica, a pesar de que el territorio sigue alineado con el mercado común y para Bruselas éste es un principio innegociable.

La iniciativa presentada a mediados del mes de octubre por parte de Bruselas para solventar los problemas derivados de la aplicación del Protocolo pretende reducir el 80% de estos controles sanitarios para mercancías de animales y plantas que se dirigen desde Gran Bretaña hasta Irlanda del Norte. Como modo de salvaguardar el mercado común, Bruselas propone sustituir estos chequeos por otras medidas que garanticen que estos productos no llegarán hasta la República de Irlanda y, por ende, al resto de los Veintisiete, sino permanecerán en la provincia británica. Además, los cambios que la Comisión Europea quiere introducir en la aplicación del protocolo también pretender reducir la mitad del papeleo en las declaraciones de bienes aduaneras.