Reino Unido

Los diputados “tories” se rebelan contra Johnson por la rebaja de las ayudas a los jubilados

Crece la preocupación en Downing Street por la caótica acción del Gobierno

Boris Johnson recibe en Downing Street al presidente israelí, Isaac Herzog
Boris Johnson recibe en Downing Street al presidente israelí, Isaac HerzogJustin TallisAP

El “premier” Boris Johnson logra sacar adelante sus planes para reformar el sistema de asistencia social, pero sufre una importante rebelión entre sus propias filas. Pese a que el Gobierno cuenta con una mayoría absoluta de 80 escaños, en la votación que tuvo lugar este lunes por la noche, la enmienda salió adelante tan solo por 26 votos a favor.

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En su primer discurso como inquilino de Downing Street, Johnson aseguró que tenía “un plan claro” para “solucionar la crisis de la asistencia social de una vez por todas”, eliminando los “costes catastróficos”.

El pasado mes de septiembre, propuso que, a partir de octubre de 2023, el dinero que los pensionistas tengan que pagar por los cuidados personales durante toda su vida no excedan las 86.000 libras (102.000 euros). Una vez se alcance esta cantidad, será el Gobierno quien asume los costes. Aunque solo se refieren a las ayudas para lavarse o vestirse. Es decir, no se incluyen las tarifas de residencias de mayores.

Aquellos con activos inferiores a las 100.000 libras (en lugar de las 23.250 libras actuales) tendrán desde el primer momento ayudas económicas especiales para hacer frente a los gastos. Pagarán lo que puedan y lo que no alcance, lo cubrirá el Gobierno.

La clave es que estas ayudas se iban a contabilizar hasta llegar a la factura de las 86.000 libras. Pero la semana pasada, a última hora, el Ejecutivo presentó una enmienda para que solo se contabilice el dinero que los pensionistas pongan de su propio bolsillo, incluso si reciben apoyo estatal. Esto significa que, en lugar de que los más pobres paguen menos que los más ricos, simplemente estarán contribuyendo más lentamente.

El liderazgo de Johnson empieza a ser cuestionado por la forma caótica de actuar y gobernar. La última polémica la protagonizó el lunes al intervenir ante la patronal de empresarios Confederación de la Industria Británica (CBI, por sus siglas en inglés), a los que les habló del mundo Peppa Pig, “una cerda que tiene forma de secador de pelo”, dijo, para realzar la creatividad de la fuerza laboral del país.

Johnson se refirió al parque de atracciones de la cerdita Peppa Pig -basado en la popular serie de televisión de dibujos animados-, ubicado en el condado de Hampshire, en el sur de Inglaterra, que había visitado con su familia el fin de semana. Pero mientras hablaba de este personaje, el primer ministro tuvo un momento incómodo al perder el orden de los folios que contenían su discurso. Se le vio intercalar los papeles, sin saber qué decir, con silencios prolongados y el rostro afligido.

Una fuente de Downing Street, cuya identidad no se revela, dijo este martes a la BBC que hay “mucha preocupación” en la residencia del Ejecutivo porque “no está funcionando” y las cosas van a “peor”. El discurso ante la CBI “fue terrible” y “es un indicio de la forma caótica” en que se gestiona el Gobierno, añadió la fuente.

El ex ministro conservador de Sanidad Jeremy Huntadmitió a los medios que el discurso “no fue un gran momento” y reconoció que hay críticas contra Johnson, pero sin llegar a las que recibió la anterior “premier” Theresa May de sus propias filas “tories”.

Hunt, que en su día aspiró al liderazgo de la formación, reconoció, además, que este no ha sido “un buen mes” para el Gobierno, a raíz del escándalo por los trabajos adicionales de algunos diputados conservadores como lobistas y cabilderos, en clara violación de las reglas parlamentarias por conflicto de intereses.