Diálogo en Viena

Irán retoma la negociación para rescatar el pacto nuclear, pero se niega a un encuentro bilateral con EE UU

Teherán pretende que Washington elimine las sanciones económicas que Trump relanzó durante su mandato

Un policía austriaco con mascarilla junto al Palacio Coburg, donde se celebra la reunión entre Irán y los países firmantes del pacto nuclear
Un policía austriaco con mascarilla junto al Palacio Coburg, donde se celebra la reunión entre Irán y los países firmantes del pacto nuclearCHRISTIAN BRUNAEFE

El fastuoso hotel Palais Coburg de Viena, el mismo que hace seis años vislumbró la firma del acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Irán, sirvió este lunes de escenario para tratar de restablecer un pacto que quedó debilitado cuando Washington, bajo la presidencia de Donald Trump, decidió abandonarlo de forma unilateral en 2018 y volver a las sanciones a Teherán. La de este lunes y tras una pausa de cinco meses, se trata de la séptima ronda de conversaciones, en las que además y como mediadores participan cinco potencias internacionales. Las expectativas son bajas. Desde junio, y coincidiendo con el cambio de liderazgo político en Teherán, los contactos se han mantenido inactivos y los analistas anticipan grandes obstáculos para su pronta reanudación.

El formato de la reunión tampoco ayuda. Rusia, China, Alemania, Francia y Reino Unido se sientan frente a los negociadores del nuevo Gobierno iraní, todo encabezado por el máximo diplomático de la UE, Enrique Mora. Debido a la retirada de Trump, los estadounidenses ni siquiera estarán en la sala de negociaciones, sino que trabajarán a través de mediadores.

Antes de la apertura formal surgieron los primeros obstáculos: los iraníes no quieren hablar directamente con los diplomáticos estadounidenses. “No habrá conversaciones bilaterales con la delegación estadounidense en Viena”, aseguró el portavoz del Ministerio iraní de Relaciones Exteriores, Said Khatibsadeh.

Los representantes europeos mostraron su preocupación, incluso antes de que comenzaran las conversaciones. La retirada de Estados Unidos del acuerdo permitió a la República Islámica violar muchas restricciones impuestas a su programa nuclear.Asimismo, existe la preocupación de que Irán esté trabajando cada vez menos con la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA).

De hecho, el jefe de la agencia de la ONU con sede en Viena, Rafael Grossi, denunció hostigamiento contra los inspectores del OIEA, así como las promesas no cumplidas por Irán y su negativa a proporcionar información, bajo el tratado de no proliferación. El enviado estadounidense para Irán, Rob Malley, aseguró que la actitud de Teherán “no augura nada bueno para las conversaciones” y aludió a consecuencias por parte de Washington. “Si no regresan al pacto, entonces buscaremos otras formas de lidiar con el impulso nuclear de Irán: diplomático y de otros niveles”.

Sin embargo, Irán no quiere abandonar su posición negociadora, como dejó claro Khatibsadeh e incluso esperan “conversaciones fructíferas”, como demuestra su voluntad de negociar con el envío de un “equipo calificado” a las conversaciones.

Según el canal de noticias de televisión Al Yazira, la delegación iraní está formada principalmente por expertos económicos, lo que demuestra cuán esencial es la cuestión de las sanciones económicas para Irán. El primer día de negociación, los participantes acordaron un cronograma. Si las conversaciones colapsan, se espera que Estados Unidos y sus aliados se enfrenten inicialmente a Irán en la OIEA el próximo mes, convocando una reunión de emergencia.

Desde que el presidente estadounidense Joe Biden asumiera su cargo, los diplomáticos han intentado negociar los pilares de un nuevo acuerdo pero, hasta ahora, ni Estados Unidos ni Irán han dado el primer paso. Irán exige que se levanten primero las sanciones y Washington reclama que Teherán cumpla con lo acordado y deje de fortalecer su programa nuclear. En términos económicos, el liderazgo iraní necesita el acuerdo. La economía del país está en muy mal estado. Según cifras oficiales, el 30% de la población iraní vive por debajo del umbral de pobreza.

El nuevo presidente de Irán, Ebrahim Raisi, un militante de línea dura, prometió durante la campaña electoral cambiar esta situación para lo que su Gobierno tendría que exportar petróleo y comerciar con países extranjeros, algo que solo es posible en una medida muy limitada debido a las sanciones de Estados Unidos.