Milagro
La milagrosa operación del niño “de la cabeza de corazón” para quitarle un tumor de más de dos kilos
Más de ocho horas y dieciséis médicos intervinieron pese a las pocas posibilidades de conseguir quitarle el bulto
La cabeza de un niño de Corea del Sur tenía forma de corazón. El bulto en el lado izquierdo de su rostro se hinchaba conforme pasaba el tiempo y se le deformaba cada vez más la cara. El niño, pese a que sonreía alegremente y masticaba dulces, como decían sus padres, no notaba dolor, pero su bulto cada vez se hacía más grande. La cirugía podía ser mortal y los médicos no se atrevían a operar. Pero entonces ocurrió el milagro.
El diario surcoreano Joon Gang cuenta esta preciosa historia. Un diácono de una iglesia en Corea del Sur comenzó a recaudar dinero contando la historia de Christie, y es que, al contrario de lo que se esperaba que fuera un“linfoma quístico” los resultados de la prueba le mostraron que el bulto puede estar conectado al cerebro.
“Es demasiado peligroso, el niño puede morir”, eran los únicos mensajes que recibían los neurocirujanos. Pero finalmente le operaron. En su intervención quirúrgica, que duró más de ocho horas, participaron 16 médicos. “Debido al 10% de probabilidad, el profesor Cho Kyung-ki estaba poco esperanzado, pero después de quitar la joroba, el piso del cerebro era visible. Fue “prolapso meníngeo”“, explicaban a este diario surcoreano.
El profesor Cho eliminó una parte del cerebro que no tenía función, y el director Shin creó un pómulo cortando los que se extendían como bombas desde el bulto. La cirugía fue un gran éxito. “Salvamos el tejido de la piel tanto como fue posible. Esperamos que mejore a medida que crezca“. Explicó: “Cuando Christie crezca, podrá continuar con la segunda cirugía alrededor de los 16 años”, dijo el director Shin.
El costo de la cirugía rondaba los 30 millones de wones, y pudo resolverse gracias a lo recaudado. Christi pesaba 11 kilos antes de la operación, y pesó 9 kilos después. Un bulto de 2 kilos que le pudo ser quitado. Su padre, tras la operación, permaneció en Myanmar y envió una carta dando las gracias. “Me gustaría agradecer a todos los que ayudaron a mi hijo a someterse a una cirugía en Corea. Gracias por ayudarme económicamente y por darme esta oportunidad de recibir tratamiento “.
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