Misterio
Cómo es el cálculo que localiza los restos del vuelo MH370 en el que murieron 239 pasajeros
El ingeniero aeroespacial Richard Godfrey sostiene que el avión Boeing 777 está a 4.000 metros de profundidad y a 2.000 kilómetros de la ciudad australiana de Perth
La obstinación del ingeniero aeroespacial británico Richard Godfrey ha abierto una luz de esperanza para las familias de las víctimas del avión Boeing 777 que desapareció en el Océano Índico en 2014. Desde entonces se ha convertido en uno de los grandes misterios de la aviación sin resolver. Hasta ahora. Al menos eso reclama la teoría que apunta Godfrey, quien se pasó un año estudiando el caso del vuelo MH370, que partió de Kuala Lumpur pero nunca llegó a su destino, Pekín, y en el que viajaban 239 a bordo, de los cuales 122 eran ciudadanos chinos. Todos muertos.
Las investigaciones de Godfrey le llevan a concluir que el aparato se estrelló en el océano Índico a 2.000 kilómetros al oeste de Perth, Australia Occidental y según sus cálculo se encuentra a 4.000 metros de profundidad en suelo oceánico. En declaraciones a la BBC, el ingeniero dijo: “Nadie había tenido la idea antes de combinar los datos satelitales de Inmarsat, con los datos de rendimiento de Boeing, con los datos oceanográficos de los escombros flotantes, con los datos netos del protocolo WSPR”, dijo.
Su trabajo consistió en combinar diferentes conjuntos de datos que anteriormente se mantenían en dominios separados, para alinearlos con esta nueva ubicación en el Océano Índico Sur. “Era un ejercicio complicado”, dijo el ingeniero, pero anteriormente simplemente había habido una falta de pensamiento lateral, a través de múltiples disciplinas, para deducir esto.
Según este experto británico, la búsqueda tendría que hacerse en un radio circular de 40 millas náuticas, mucho más pequeño que las búsquedas anteriores. “Los restos podrían estar detrás de un acantilado o en un cañón en el fondo del océano”, afirma a la cadena británica. “Y es posible que necesite pasar por el área tres o cuatro veces antes de empezar a recoger las cosas”.
Existen varias teorías no oficiales sobre la desaparición del aparato. Una de ellas es la defendida por el periodista William Langewiesche, quien defendió en un artículo en la revista estadounidense “The Atlantic” que el origen del desastre reside en el piloto Zaharie Ahmad Shah, la última persona que estableció conexión por voz desde la cabina. Según esta versión, Zaharie, que era uno de los capitanes más importantes de Malaysia Airlines, y que estaba casado y tenía tres hijos, quería suicidarse.
El piloto no pasaba por un buen momento personal. Se encontraba en un estado de depresión provocado por diversos problemas familiares con su mujer y sus hijos. Además, presuntamente tenía una relación extramatrimonial con otra mujer. A este hecho, dicha investigación añade que Zaharie tenía dos casas y en una de ellas poseía un simulador de vuelos en el que habría realizado la misma ruta que hizo el MH370 aquella noche de marzo de 2014.
Esta versión no ha sido respaldadas por las autoridades malasias, que ha llevado hasta ahora varias búsquedas sin resultados concluyentes. Al fin y al cabo, Godfrey indica que “se ha buscado en un área de hasta 120.000 km2 y no se busca una aguja en un pajar, sino algo microscópico en un pajar. Es muy difícil llevarlo a cabo”.
La más exhaustiva fue una expedición australiana que rastreó los fondos marinos en busca de las grabadoras de voz y de los restos del avión. En contraste, se llevaron a cabo dos operaciones por parte del gobierno y la policía de Malasia sobre la que pesan críticas por sus deficiencias.
Con el paso del tiempo han ido apareciendo diferentes partes del aparato en la parte opuesta del Océano Índico, concretamente en isla Reunión, Madagascar y Mozambique. Los primeros restos fueron hallados en junio de 2015 en isla Reunión, que posteriormente se confirmaron que pertenecían al avión. Las corrientes marinas harían transportado los escombros hasta el lugar.
El avión salió del espacio aéreo de Malasia para internarse en el de Vietnam, donde entró y desapareció repentinamente sin dejar rastro. Hubo diversos intentos de intentar establecer conexión con el avión, todas ellas sin éxito. El momento de confusión y los fallos de comunicación entre los centros de control provocó un retraso de la puesta en marcha de los servicios de emergencia, que hasta las 6:32 no comenzaron la búsqueda. Estas búsquedas han costado cientos de millones de dólares y, si bien los familiares exigen que se encuentre a sus seres queridos, los costos asociados son enormes.
La BBC relata que en 2009, Godfrey debía viajar en el vuelo Air France 447 de Río de Janeiro a París, pero debido a planes de trabajo tuvo que permanecer en Brasil. Ese vuelo nunca llegó a su destino y se perdió en el Atlántico, por lo que a partir de ese momento se interesó por los vuelos perdidos en el mar y su localización.
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