Crisis
El G-7 advierte a Rusia que todas las sanciones están sobre la mesa si ataca Ucrania
Con este ejercicio de unidad, Occidente cierra filas en torno a Kiev, que acusa a Moscú de acumular decenas de miles de soldados en la frontera para preparar una ofensiva militar de gran escala
La sombra de una eventual invasión rusa en territorio ucraniano planea sobre las cabezas de los ministros de Exteriores del G7, reunidos este fin de semana en Liverpool (noroeste de Inglaterra). Entre temores a una escalada de tensiones, los jefes diplomáticos de los siete países más desarrollados aspiran a hacer frente común para atajar una crisis que amenaza la estabilidad entre este y oeste.
En el comienzo de la cumbre, Estados Unidos y el Reino Unido alertaron ayer de las “graves consecuencias” que supondría una incursión de las tropas rusas en Ucrania. “Lo que tenemos que hacer es disuadir a Rusia de tomar ese curso de acción”, señaló a la prensa la ministra de Exteriores británica, Liz Truss, que instó a sus homólogos de Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos, Japón y Canadá, más la Unión Europea, a aunar fuerzas frente a “comportamientos hostiles” y “agresores globales”.
Con este ejercicio de unidad, Occidente cierra filas en torno a Ucrania, que acusa a Rusia de acumular decenas de miles de soldados en la frontera para preparar una ofensiva militar de gran escala. Un posible ataque que, aunque Moscú niega rotundamente, la inteligencia estadounidense y Kiev ya estiman que podría producirse a principios de 2022.
La crisis en Ucrania copa la agenda del encuentro en Liverpool, el último en persona del G7 durante la presidencia anual británica, marcada por unos compromisos, sellados durante la cumbre de junio en Cornualles (Inglaterra), que ahora los jefes diplomáticos esperan afianzar. Por otro lado, los ministros de Exteriores confían en cerrar la reunión lanzando un llamamiento conjunto a Irán para que aproveche las negociaciones en curso en Viena para moderar su programa nuclear y reactivar un acuerdo multilateral.
La crisis de Myanmar y Etiopía y el desafío económico que supone China completan los principales puntos del orden del día a tratar durante la cumbre, que arrancó ayer después de conversaciones de la anfitriona, Liz Truss, en el cargo desde septiembre, con el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, y la nueva ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock. “Este fin de semana, las democracias más influyentes se posicionarán contra los agresores que tratan de socavar la libertad y enviarán un mensaje claro de que somos un frente unido”, remarcó la canciller británica, convencida de que Occidente debe poner fin a su “era de la introspección” para reaccionar ante “ideologías rivales”. Como ejemplo, Truss se refirió la dependencia energética de Europa respecto a Rusia y la amenaza a la seguridad occidental que supone la emergente tecnología china.
Representantes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) se unirán hoy a la cumbre para participar como invitados, junto con países como Corea del Sur y Australia, en una sesión presencial y virtual –debido al avance de la variante Ómicron– que abordará temas como los programas de vacunación contra la covid-19 o la igualdad de género, así como el objetivo británico de incrementar la financiación a países en desarrollo para proponer una alternativa al apoyo económico que ofrece China. En este sentido, el Reino Unido ha prometido destinar 75 millones de libras (unos 89 millones de euros) para proporcionar alimentos, servicios de salud, refugio y agua a más de 1,8 millones de personas en Afganistán. “Los fondos anunciados hoy salvarán vidas, protegerán a mujeres y niñas y apoyarán la estabilidad en la región”, resaltó Truss en un comunicado. Al cierre de la cumbre, el Reino Unido pasará el relevo de la presidencia rotatoria del G7 a Alemania, que presentará su programa para 2022 con la mirada puesta en la recuperación pos-pandemia.
✕
Accede a tu cuenta para comentar