Geopolítica

Kazajistán no se toca: por qué es un país clave para Rusia y China

Es el noveno país más grande del mundo y comparte una frontera de 7.598 kilómetros con Rusia.

-FOTODELDÍA- Almaty (Kazakhstan), 05/01/2022.- Policías antidisturbios vigilan una calle durante las manifestaciones por la subida de los precios de la energía en Almaty, Kazajstán.- EFE/STR
-FOTODELDÍA- Almaty (Kazakhstan), 05/01/2022.- Policías antidisturbios vigilan una calle durante las manifestaciones por la subida de los precios de la energía en Almaty, Kazajstán.- EFE/STRSTRAgencia EFE

Rusia y China siguen atentamente la situación en Kazajistán, que vive estos días las mayores protestas de su historia postsoviética, por ser un país con el que tienen profundos lazos políticos y económicos. Estas son las claves para entender lo que significa el mayor país de Asia Central para sus dos grandes vecinos.

Kazajistán comparte una frontera de 7.598 kilómetros con Rusia. Se trata de la segunda frontera terrestre más larga del mundo, después de la que separa EEUU y Canadá. La república exsoviética también cuenta con una frontera de 1.782 kilómetros con China, de ellos 1.215 kilómetros de frontera terrestre y 566 de acuática.

La frontera kazajo-china fue establecida tras la caída de la URSS y la independencia de Kazajistán, que antes formaba parte del imperio comunista y, previamente, el Imperio ruso.

Socios comerciales

Rusia es tradicionalmente el principal socio comercial de la república centroasiática, seguida de China. El intercambio comercial entre Kazajistán y Rusia superó los 20.000 millones de dólares en los primeros diez meses de 2021, tras aumentar en un 30% en comparación con las cifras del año anterior.

Mientras, el intercambio kazajo-chino entre enero y septiembre de 2021 se ubicó en 13.500 millones de dólares, con un crecimiento de un 12,5% frente a las cifras de 2020, marcado por la pandemia del coronavirus.

Historia común

La historia del Kazajistán moderno está estrechamente ligada a Rusia. El país, que declaró su independencia en 1991, estuvo durante siete décadas bajo el dominio comunista y antes formó parte del Imperio ruso.

Los rusos son también ahora la comunidad más grande del país. Se estima que ese grupo étnico compone el 18% del total de la población, es decir cerca de 3,5 millones de personas.

A la vez, el número de rusos ha ido paulatinamente disminuyendo en el país centroasiático, donde había unos 6 millones de rusos en el momento de la declaración de la independencia.

No obstante, la mayoría de la población comprende el ruso, y los dirigentes del país hacen a menudo sus declaraciones precisamente en ese idioma, mientras destacan la necesidad de fomentar el uso y dar mayor prioridad al idioma kazajo.

En 2017, el Gobierno aprobó un plan para pasar el alfabeto kazajo del cirílico al latín durante los próximos años.

Vínculos políticos

Kazajistán mantiene un intenso diálogo político con Rusia, país con el que forma parte de distintas integraciones regionales. Las relaciones entre las partes han sido calificadas por ambos países de “estratégicas” y los líderes de los dos países se reúnen con bastante frecuencia para abordar la agenda bilateral.

Uno de los principales documentos que guía los actuales contactos políticos es un tratado de bueno vecindad y alianza, firmado en 2013.

China también es un “socio estratégico” de Kazajistán y los dos países se han comprometido en 2011 en una declaración conjunta a seguir desarrollando su cooperación independientemente de los cambios que ocurran en la situación internacional o regional.

“El desarrollo de la cooperación estratégica integral entre las partes será una de las prioridades de la política exterior” de los países, reza el documento.

Objetivos estratégicos

En el territorio de Kazajistán, el noveno país más grande del mundo, se encuentran varios objetos estratégicos. El más importante de ellos es el cosmódromo de Baikonur, ubicado en la estepa kazaja, desde donde Rusia lanza sus misiones espaciales.

Tras la desintegración de la URSS, Moscú arrendó el cosmódromo por un plazo de 20 años, que luego fue prolongado hasta otros 30 más.

Anualmente Rusia paga 115 millones de dólares (el 5% del presupuesto de su agencia espacial) por el arrendamiento de este objeto estratégico.