Acoso sexual

“Sexo por buenas notas” en las universidades marroquíes

Gobierno, justicia, organizaciones no gubernamentales y universidades comienzan a reaccionar contra el chantaje y acoso de profesores a estudiantes

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Autoridades y sociedad civil comienzan en Marruecos a tomar medidas contra una antigua y ominosa práctica: el chantaje sexual de profesores a estudiantes en el ámbito universitario, el llamado «sexo por buenas notas». Hasta ahora, cuando trascendían informaciones al respecto, el recorrido de los casos concluía en alguna información en los medios de comunicación locales o internacionales, siempre difusa y llena de eufemismos. La reacción simultánea de Gobierno, justicia, organizaciones no gubernamentales y, sobre todo, las propias víctimas anticipa el principio del fin de una omertà.

Todo comenzó a moverse a raíz de que trascendieran públicamente, en los últimos días de diciembre, varios casos de acoso o chantaje protagonizados por profesores en distintas universidades marroquíes, como las de Tánger o Uchda. El ministerio de la Enseñanza Superior salió al paso asegurando que tendrán «tolerancia cero», según se hacía eco Le360. El 3 de enero iba más allá de las palabras al suspender a un total de cinco profesores universitarios acusados de «acoso y explotación sexuales».

A finales de diciembre corría en las redes sociales la captura de pantalla de una conversación de WhatsApp en la que un profesor de Escuela Nacional de Comercio y Gestión (ENCG) de Uchda exigía «una clase de felación» a cambio de la validación de un semestre a una joven. En una carta dirigida al rector del centro universitario de Uchda, la estudiante pedía «detener el acoso y estos actos podridos e inaceptables». El 28 de diciembre un nutrido grupo de compañeras de la joven se manifestaban públicamente para apoyarla. Varias de ellas señalaban al mismo profesor por casos similares. Las consecuencias: el docente ha sido suspendido, dos responsables de la Escuela han sido relevados y el director de la misma ha dimitido. La Justicia marroquí investiga el caso.

Por otra parte, tras ser denunciado por una docena de estudiantes, un profesor de la Escuela Superior de Traducción Rey Fahd de Tánger fue interrogado por la Policía este martes y detenido al día siguiente por la Fiscalía marroquí por un presunto delito de acoso sexual. El caso había estallado el 30 de diciembre, cuando una estudiante, apoyada por sus compañeros, denunció al docente por acoso y por haberle mostrado vídeos pornográficos en el aula. Posteriormente, otras jóvenes presentaron denuncias simulares contra el mismo profesor.

Al mismo tiempo, cuatro profesores de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Settat están siendo juzgados por pedir favores sexuales a alumnas a cambios de subirle la nota, en un caso que estalló en septiembre del año pasado. Otro profesor de la misma facultad está siendo investigado por el procurador general del rey del Tribunal de Apelación de esta ciudad situada a unos 160 kilómetros al sur de Rabat por supuestos delitos de acoso sexual y «atentado al pudor con violencia», según reportaba la agencia EFE.

Primero fue la Universidad de Mequínez la que el 29 de diciembre anunciaba la apertura de una línea telefónica gratuita para que las estudiantes denuncien garantizando el anonimato. Le ha seguido después, este 2 de enero, la Universidad Abdelmalek Essadi de Tetuán con una iniciativa similar.

También ha habido reacción en el seno de la sociedad civil. El 4 de enero, la presidenta del Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Amina Bouayach, se reunía con los presidentes de los comités regionales de la entidad con vistas a adoptar nuevas campañas de actuación tras escuchar numerosas víctimas de este tipo de chantaje en distintas ciudades de Marruecos. No en vano, la CNDH celebra la buena acogida que está teniendo la campaña titulada «No nos callemos ante la violencia a las mujeres y las niñas» –lanzada en noviembre– con el objetivo de crear un ambiente favorable a la denuncia que garantice la confidencialidad de la investigación y evite las represalias, el principal escollo tradicional.

Por su parte, la asociación Moroccan Outlaw 490 –en referencia al artículo del Código Penal marroquí que castiga el sexo extramatrimonial– creó el 28 de diciembre la etiqueta #MetooUniv en Instagram, donde se recogen denuncias, informaciones en medios y mensajes de apoyo a las víctimas. «Profesores acosan sexualmente y con toda impunidad a las estudiantes bajo la premisa ‘una felación, validación del semestre’. El acoso sexual es un instrumento de dominación masculina, una violencia machista con fines de explotación sexual. No basta con curar los síntomas sino más bien atacar el problema en la raíz del mal», se lee en un post.

Igualmente han denunciado la ominosa práctica la Federación de Ligas de los Derechos de la Mujer (LDDF), que lamenta delitos enmarcados en la “trata de seres humanos” o la Asociación Democrática de Mujeres de Marruecos (ADMF), que deplora que “no se da la seriedad que requiere” a la violencia contra el colectivo femenino. Desde 2018, una ley castiga con penas de cárcel a los acosadores sexuales en Marruecos. Pese a las deficiencias en su aplicación; fue un primer paso. Tras muchos años de silencio y oprobio, algo más puede estar empezando a cambiar en Marruecos.