Horror

Muere un bebé tras ser atacado por una perra que le mordió la cabeza 23 veces pensando que era un juguete

El pequeño Reuben McNulty sufrió “lesiones catastróficas” a manos de un Staffordshire Bull Terrier mientras su madre dormía

Un experto forense veterinario explicó que uno de los perros pudo haber visto al pequeño Reuben como una “pequeña presa” o un “juguete”
Un experto forense veterinario explicó que uno de los perros pudo haber visto al pequeño Reuben como una “pequeña presa” o un “juguete”FacebookLa Razón

Un bebé recién nacido perdió la vida tras ser mutilado hasta la muerte por una perra de la familia mientras su madre dormía junto a él en el sofá, según recoge este martes ‘The Sun’.

El pequeño Reuben McNulty sufrió “lesiones catastróficas” después de que un Staffordshire Bull Terrier le mordiera la cabeza hasta 23 veces en el hogar de la familia en la localidad de Yaxley, situada en el condado de Cambridgeshire (Reino Unido).

El recién nacido, que tenía apenas dos semanas de vida, fue trasladado de urgencia al hospital en la madrugada del 18 de noviembre de 2018, pero murió más de tres semanas después, concretamente el 13 de diciembre de aquel año.

Sus padres, Daniel McNulty y Amy Litchfield, fueron interrogados bajo sospecha de negligencia infantil, pero posteriormente se les comunicó que no se enfrentarían a ningún cargo. Una investigación escuchó cómo los trabajadores sociales les habían advertido previamente a la pareja que no dejaran a Reuben solo con los dos perros.

Aquel 18 de noviembre, Amy se había quedado dormida en el sofá junto a Reuben mientras él estaba en una cama de ositos de peluche. Fue su pareja Daniel quien regresó de fumarse un cigarrillo y se encontró a su perra Dottie cubierta de sangre y “lamiéndose los labios” mientras dormitaba en el sofá.

El padre llamó rápidamente a Emergencias y Reuben fue trasladado al hospital, donde los médicos descubrieron que sufría lesiones graves en el cerebro, la columna vertebral y el cráneo. Desgraciadamente el pequeño murió el 13 de diciembre, tres días después de que se desconectara el soporte vital.

Simon Newbury, un experto forense veterinario, explicó en la audiencia que el perro pudo haber visto al bebé como una “pequeña presa” o un “juguete”. Se acordó un plan de protección infantil antes de que el bebé naciera, en el cual se establecía que nunca Reuben debía quedarse solo con Dottie y el otro perro de nueve años de la misma raza llamado Fizz.

Ambos perros, que Amy había tenido desde su nacimiento, fueron sacrificados después del ataque al bebé.