América Latina

Qué opciones tiene la oposición venezolana para revocar a Maduro en un referéndum

El Consejo Nacional Electoral acepta iniciar el proceso, pero la oposición teme que el Gobierno acabe frenando este mecanismo previsto en la Constitución

Tras la victoria de la oposición en el estado de Barinas, parte de la oposición al Gobierno de Nicolás Maduro cree que hay que apoyar la activación del mecanismo conocido como revocatorio para expulsar al presidente bolivariano del poder. Este procedimiento consiste en la celebración de un referéndum previsto en el artículo 72 de la Constitución de 1999. En las últimas horas el Consejo Nacional Electoral (CNE), dominado por funcionarios chavistas, ha sorprendido en Venezuela al informar de que ha admitido tres solicitudes para iniciar el procedimiento para “una eventual activación de un referendo revocatorio del mandato del presidente de la República”.

En realidad, la celebración de este hipotético referéndum es un escenario que aún está muy lejos ya que tienen que cumplirse varias exigencias legales. Además, llegado el caso, si el Ejecutivo diera luz verde, la oposición tendría que lograr para echar a Maduro una participación superior al 25% del censo electoral y conseguir “igual o mayor número de electores” que los obtenidos por el líder chavista en las últimas elecciones (los comicios de mayo de 2018 no reconocidos por la oposición ni por buena parte de la comunidad internacional), es decir, más de 6.248.864 votos.

La experiencia más cercana a un revocatorio fue en 2016, cuando la justicia venezolana tumbó la solicitud de referendo después que decisiones judiciales en cinco estados anularon la recolección de firmas para convocarlo. La normativa redactada por el poder electoral establece que si en uno de los 23 estados venezolanos no se consigue el 20% de las firmas del censo electoral queda automáticamente cancelado el proceso en todo el país. Entre las exigencias para celebrar el revocatorio está la de reunir previamente una quinta parte del padrón, unos cuatro millones de personas.

La única vez que se celebró un referéndum en Venezuela para revocar al presidente fue en 2004. En aquella ocasión el presidente Hugo Chávez obtuvo el apoyo de los venezolanos con más de 16 puntos de ventaja sobre la oposición al lograr el 58,25% de los votos. El bloque antichavista rechazó el resultado, que consideró “un gigantesco fraude”. La oposición necesitaba el voto de al menos 3,75 millones de venezolanos, los que ganó Chávez en los comicios del año 2000, cuando fue reelegido hasta enero de 2007.

La oposición teme que de activarse el revocatorio, el miedo entre las filas chavistas lleve a muchos a abstenerse a la hora de firmar su apoyo a este mecanismo. En 2004, el parlamentario Luis Tascón elaboró una lista con el nombre delos funcionarios que había firmado el documento, la tristemente conocida como “lista Tascón”, que el gobierno usó, según la oposición, para castigar y depurar a los firmantes con despidos de empresas públicas.

El dirigente opositor de Primero Justicia Juan Pablo Guanipa ha dicho que la gran dificultad del revocatorio es “que se logre realizar”. “Ya tenemos vasta experiencia con esta herramienta, que es constitucional, pero que ha sido anulada, manipulada, distorsionada en la práctica” desde su instauración, en 1999, dijo a Voice of America.

Según informa Efe, las solicitudes aprobadas en esta ocasión fueron impulsadas por el Movimiento Venezolano por el Revocatorio (Mover), Todos Unidos por el Referendo Revocatorio y el Comité Ejecutivo Nacional de Confedejunta en conjunto con el Comité de la Democracia Nacional como Internacional.

Citado por VOA, Georg Eickhoff, historiador y politólogo alemán, advierte que el revocatorio “está al 100% bajo el control del régimen” y estima que los estrategas del oficialismo pudieran estar analizando permitirlo en sus primeras fases para luego frustrar su convocatoria a última hora. “Es un proyecto que levanta esperanzas, pero lleva a una nueva frustración. Quizás el grado de la frustración se puede reducir un poco si dices de antemano que no se debe esperar mucho”, indicó sobre sus consecuencias políticas.