Giro histórico

Alemania cambia su política de defensa y se rearma por la invasión de Ucrania

El canciller Olaf Scholz cree que la Rusia de Putin pone en peligro la propia seguridad de Alemania y le pide a su homólogo que no subestime a Occidente

El canciller Olaf Scholz en la Cámara Baja
El canciller Olaf Scholz en la Cámara BajaCLEMENS BILANAgencia EFE

Este domingo el parlamento alemán ha sido testigo de un giro de 180 grados en la política de defensa alemana de las últimas décadas. El gobierno de coalición de socialdemócratas del SPD, liberales del FDP y verdes de Die Grüne ha presentado un plan para rearmar el país con el mayor aumento del presupuesto para el ejército desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. El canciller Olaf Scholz habló de un “periodo de transición histórico en la historia de nuestro continente”.

Con la invasión de Ucraniael presidente ruso ha desencadenado a sangre fría una guerra de agresión” que es “inhumana, ilegal y no se puede justificar de ninguna manera”, expresó. El veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que pretendía condenar su asalto a Ucrania lo denominó como “una vergüenza”. Scholz aseguró que las vías diplomáticas siguen abiertas, “pero sin ser ingenuos”.

El dirigente alemán, que lleva en el puesto desde principios de diciembre, aseguró que la pregunta principal será “si somos capaces de reunir la fuerza necesaria para parar los pies a belicistas como Putin”. Y pronosticó que al igual que la guerra es una catástrofe para Ucrania “también se demostrará como una catástrofe para Rusia”.

Los ucranianos estarían en este momento luchando “por la libertad y la democracia” y es por ello que “como alemanes, como europeos, estamos con ellos del lado correcto de la historia”. Es la explicación por la cual su gobierno ha autorizado ahora el envío de armas a Ucrania que venía negando desde hace semanas.

El viernes su gabinete anunciaba que apoyaría al ejército ucraniano con un lote de mil lanzagranadas antitanque además de 500 misiles de defensa antiaérea del tipo Stinger. El gobierno de Scholz se había negado hasta el momento debido a su promesa electoral de reducir la exportación de armas a zonas en conflicto.

El apoyo militar irá acompañado de “un paquete de sanciones de una magnitud desconocida”, explicaba el canciller en medio de ovaciones de los parlamentarios del Bundestag. Entre las medidas, entró en vigor a las tres de la tarde del sábado el cierre del espacio aéreo alemán para aviones rusos. Scholz anunció nuevas sanciones directas “contra Putin y otros oficiales rusos”, además de embargos y de aislar a los bancos rusos del sistema internacional de pagos Swift.

Unas medidas que, junto con la paralización del gasoducto ruso Nordstream, Alemania ya había anunciado en caso de producirse la invasión. Asimismo,Alemania buscará transformar su sector energético para ser independiente del gas y el petróleo rusos y construir estaciones para poder recibir gas líquido de otros socios como los Estados Unidos. El jefe del grupo parlamentario socialdemócrata Rolf Mützenich pidió al presidente chino Xi Jinping actuar de mediador y pedir al presidente ruso que pare el ataque a Ucrania.

El cambio de paradigma, sin embargo, llegó a mitad del discurso cuando Olaf Scholz anunció la creación de un fondo extraordinario para renovar el ejército que en 2022 tendrá unos 100.000 millones de euros (en 2021 fueron 47.000) y que su gobierno pretende hacer permanente elevando su existencia incluso a norma constitucional.

La prioridad sería ahora “impedir que la guerra de Putin salte a otros países” y se dirigió directamente al presidente ruso para decirle que “debería no subestimar nuestra determinación para defender cada centímetro cuadrado de la Alianza”, en referencia a la OTAN. El país invertiría el 2% anual que pide la OTAN para defensa “desde ahora y año por año” y el Bundeswehr, el ejército alemán, será renovado “para asegurar la paz que necesita Europa” y recalcó que Alemania lo hará “también para nosotros, para asegurar nuestra propia seguridad”.

La construcción de aviones y tanques con la última tecnología en conjunto con Francia tendrá “la mayor prioridad para nosotros”. Además, renovará la flota de aviones capaces de transportar las bombas nucleares norteamericanas estacionadas en el país.

La Ministra de Exteriores, Annalena Baerbock del partido verde, aseguró que ella y el canciller habrían sido “engañados y entretenidos” en sus visitas a Moscú de las últimas semanas. “Putin quiso esta guerra”, aseguró la ministra que ahora ha dado su apoyo al envío de armas a Ucrania. “No podemos dejar a Ucrania sin defensa ante el agresor que ha traído muerte y destrucción a su país”, aseguró. “El precio de esta guerra contra personas inocentes y el haber roto la carta de las Naciones Unidas será inaguantable para el sistema Putin”, dijo.

Su colega de partido, el Ministro de Economía y Energía Robert Habeck, también justificó el giro en la política del gobierno de coalición y de su partido asegurando que Putin ha “violado” a la vecina Ucrania y que “quien observa ante una violación militar se hace cómplice”. Al tiempo, aseguró ayudas a las empresas alemanas que se vean afectadas de forma indirecta por las sanciones impuestas a Moscú.

El jefe del partido verde Omid Nouripur aseguró que Putin ha cometido crímenes de guerra en Ucrania al haber empleado munición prohibida, bombardeado infraestructura como un gasoducto o amacenes de desechos nucleares, además de provocar “una catástrofe ecológica”.

Desde la oposición, los partidos cristianodemócratas de La Unión, CDU y CSU, apoyaron a Scholz en su posición para con Rusia al tiempo que expresaron dudas sobre el nuevo fondo para el ejército. El jefe de la CDU, Friedrich Merz, también llamó a Putin “criminal de guerra” y aseguró que el gobierno tendrá que negociar con ellos, ya que un fondo de dichas características creará nuevas deudas que tendrán “consecuencias para las próximas generaciones”.

El jefe del FDP y Ministro de Finanzas Christian Lindner, aseguró al respecto que el freno de la deuda tendrá que volver después del periodo de ayudas por la crisis del covid, pero que el fondo para el ejército no se contemplará en relación a dicha norma, sino que serán “nuevas deudas” que denominó como “inversión de futuro en la libertad”. El partido de la izquierda Die Linke se opuso al aumento del presupuesto de defensa porque “la historia nos ha mostrado que el rearme no trae la seguridad”, segßun palabras de la jefa del grupo parlamentario Amira Mohamed Ali.

Al tiempo que se discutía en el Bundestag, en las calles colindantes tuvo lugar al mismo tiempo la mayor manifestación contra la guerra desde la invasión de Irak. Según los organizadores habrían reunido unas 500.000 personas. La policía habla de 100.000, pero la cifra real estará entre ambas. Jóvenes, bebés, ancianos. Todos unidos contra la barbarie de la guerra.

Muchas personas lucían ropas con los colores de la bandera ucraniana y también pudieron verse numerosos carteles que acusaban a Putin directamente. Entre los oradores se encontraron activistas de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear y del movimiento estudiantil ecologista Fridays for Future, que se mostraron en contra de la invasión de Ucrania y al tiempo disgustados con la respuesta militarista de la OTAN y los nuevos planes del gobierno alemán. Sin embargo, sus discursos no fueron tan aplaudidos por la multitud como otros que se referían al presidente Putin y la invasión de Ucrania y que pedían pararle los pies.