Estrategia

El enfado de Putin con Lukashenko por no atacar Leópolis y la represalia que está planeando el Kremlin

El gobierno de Kiev cree que el presidente ruso podría derrocar al líder de Bielorrusia por su falta de compromiso en el conflicto

Vladimir Putin en Sochi con el presidente de Bielorrusia Alexander Lukashenko
Vladimir Putin en Sochi con el presidente de Bielorrusia Alexander LukashenkoDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Desde que comenzó la invasión de Ucrania por parte de Rusia el pasado 24 de febrero, se ha especulado con la intervención militar de Bielorrusia en el conflicto con el envío de tropas al servicio del presidente Alexander Lukashenko. Lo cierto es que a día de hoy, el régimen bielorruso no ha ordenado el despliegue de soldados en Ucrania. Hasta la fecha, la asistencia de Lukashenko se ha limitado a brindar apoyo logístico a Moscú cediendo sus bases. No es una cuestión menor. Desde su suelo, los aliados rusos han lanzado misiles, bombarderos y aviones de combate hacia Ucrania.

Sin embargo, el gobierno de Ucrania cree que Putin ha exigido una mayor implicación a su homólogo bielorruso. Según ha afirmado Antón Gerashchenko, asesor del Ministerio del Interior de Ucrania, Lukashenko se comprometió a lanzar un ataque a gran escala a más tardar el 21 de marzo sobre la ciudad occidental de Leópolis, donde se encuentran decenas de miles de desplazados ucranianos.

El objeto de esta operación que supuestamente tendría que haber dirigido Bielorrusia habría sido torpedear y frustrar el envío de convoyes con armas procedentes de países occidentales a Kiev a través de esta ciudad, que los ucranianos llaman Lviv (que se traduce como ciudad de león). Leópolis está a 80 kilómetros de Polonia, por donde se presume que entrarán las armas que el Pentágono ha enviado esta semana con dirección a Ucrania.

Según el asesor ucraniano del Ministerio del Interior, “en una reunión en el Kremlin, Lukashenko prometió al dictador fascista de la Federación Rusa atacar Ucrania a más tardar el 21 de marzo. Es por eso que lo que quedaba de la misión diplomática de Bielorrusia fue evacuada por completo de Kiev el otro día“, escribió Gerashchenko en Telegram.

Atacar Leópolis le hubiera salido muy caro a Lukashenko. En esta ciudad hay decenas de diplomáticos de otros países y cientos de periodistas internacionales. Hace una semana, Rusia ordenó un ataque selectivo contra una instalación aérea a 35 kilómetros de Leópolis en la que murieron varias personas, pero de momento no han caído bombas en el esplendoroso casco histórico de la que se considera una de las ciudades más bellas del país.

Gerashchenko asegura que la decisión de atacar Ucrania ha enfadado a Vladimir Putin, quien ha recurrido a fuerzas chechena y posiblemente también a tropas sirias para combatir en la guerradespués de sufrir varios reveses militares que han retrasado la conquista de Kiev y otras ciudades del sur de Ucrania. El alto cargo ucraniano y sostiene que el presidente ruso “se está planteando la opción de sacar a Lukashenko del poder por la fuerza”. A tal efecto, la inteligencia militar rusa, el temido GRU, estaría trabajando con las fuerzas armadas de la República de Bielorrusia para impulsar un golpe militar.

Aunque no se ha ordenado de momento el envío de tropas regulares bielorrusas a suelo ucraniano, sí que existen cientos de voluntarios bielorrusos luchando contra Rusia del lado de Ucrania. Diversos vídeos en Youtube muestran destacamentos bielorrusos, como el batallón Kastus Kalinouski, compuesto por voluntarios bielorrusos que están luchando en Ucrania.

 

La ayuda prestada por Bielorrusia a Moscú ha aumentado la dependencia de Minsk hacia Putin. Minsk había sido sede de las negociaciones en 2014 y 2015 para pactar una solución al conflicto que estalló en el este de Ucrania, en la región de Donbás, tras la sublevación alentada desde el Kremlin de la población prorrusa. De ese diálogo nacieron los acuerdos de Minsk, que ninguna de las dos partes cumplió. La relación con Rusia creció aún más tras las elecciones presidenciales de Bielorrusia, en las que Lukashenko se autoproclamó vencedor después de una dura campaña de represión contra la oposición. Desde entonces, Rusia es el único país vecino que reconoce al gobierno, mientras su presidente ha sido repudiado por buena parte de la sociedad, que se lanzó a las calles de forma masiva para pedir la dimisión del mandatario, cada vez más débil.

La sociedad bielorrusa está mayoritariamente en desacuerdo con la invasión de Ucrania, un pueblo hermano, y con la posición que ha adoptado su gobierno. Según una reciente encuesta del instituto Chatham House, solo el 3% de los bielorrusos apoya la participación militar en la guerra. Es por este motivo por el que Lukashenko se ha mostrado reacio a entrar abiertamente en la guerra al lado de Rusia. Si finalmente acepta el despliegue de tropas en territorio ucraniano, los expertos nos descartan una insurrección de los bielorrusos e incluso un golpe de Estado, como el que curiosamente estaría planeando Putin según los datos que maneja Kiev.