Seguridad

Así sería la Tercera Guerra Mundial desatada por un ataque ruso a Occidente

Rusia da por hecho que la capacidad y voluntad de resistencia de los europeos, aburguesados por décadas de buena vida, sería muy inferior a la de los ucranianos o sirios

Comparativa militar
Comparativa militarAntonio Cruz

En 1983, el director de cine John Badham dirigió la película “WarGames” en la que se planteaba el estallido de un guerra nuclear protagonizada por Estados Unidos y Rusia. La película nos dejaba una moraleja que hoy en día sigue estando de actualidad: “El único movimiento para ganar la partida de la guerra nuclear es NO JUGAR”.

En una futurible tercera guerra mundial el empleo de armamento nuclear es una posibilidad más que probable. En la actualidad existen dos tipos de armas nucleares, las tácticas y las estratégicas. Las estratégicas, de enorme poder de destrucción, serían empleadas en objetivos de mayor rango y su uso supondría la desaparición del mundo occidental (toda Europa, incluida la totalidad de la Rusia europea y buena parte de Estados Unidos). El hemisferio norte quedaría convertido en un gigantesco Chernóbil. Los vencedores serían China, India y las naciones de Suramérica y del África Subsahariana, que heredarían un mundo apocalíptico.

Si se produjese una guerra convencional en esta podrían estar presentes, y con casi total certeza serían utilizadas, armas nucleares tácticas diseñadas para ser empleadas en el campo de batalla contra objetivos específicos. En la actualidad las armas nucleares tácticas nunca han sido empleadas. ¿Cuál sería su utilización?

-Contra una gran fuerza terrestre, anfibia o un gran grupo naval.

-Para eliminar sin combatir la resistencia en ciudades o grandes posiciones fortificadas.

-Contra objetivos lejanos difíciles o imposibles de alcanzar con las armas convencionales.

-Contra zonas enemigas militares o civiles para vencer la voluntad de resistencia del enemigo al provocarle una castigo insoportable.

Si la premisa fuese que el comienzo de la tercera guerra mundial partiese de un agresión de Rusia, antes del empleo del armamento nuclear, se iniciaría una guerra convencional sobre escenario europeo entre las fuerzas de la OTAN y de Rusia. La OTAN es la principal alianza militar del planeta, con un ejército inicial de 3,5 millones soldados. Rusia tiene un ejército de 1.154.000 hombres más 2.000.000 de reservistas, contando con un puño acorazado de más de 20.000 vehículos acorazados y blindados. A estas fuerzas es necesario sumar los posibles aliados de Moscú arrastrados a la guerra como Bielorrusia, Siria y algunas repúblicas ex soviéticas. Países como Venezuela, Cuba o Nicaragua, siendo prorrusos, serían no beligerantes por razones geográficas.

Comparativa armamento
Comparativa armamentoAntonio Cruz

Hace dos siglos, Napoleón afirmó que para ganar una guerra solo se necesitaban tres cosas, dinero, dinero y dinero. Estados Unidos es la mayor potencia de la OTAN, pues invierte 625.000 millones de euros en defensa y cuenta con más de 40.000 vehículos blindados, más de12.000 aviones de combate y 460 buques entre los que destacan 94 destructores y 20 portaviones, nueve de ellos portahelicópteros.

La Unión Europea aportó a la OTAN un PIB en 2021 de 12,25 billones de euros -diez veces el PIB de Rusia- que en caso de guerra permitiría movilizar, sin muchos problemas, una cantidad equivalente de recursos dos o tres veces superiores al PIB total de Rusia. El presupuesto de defensa ruso es de 55.128 millones de euros, cantidad que representa el 11,43% de su gasto público total. Un porcentaje muy superior al de la OTAN, pero muy inferior en su montante total al actual gasto en defensa de todas las naciones de Occidente.

Si comenzase una guerra en Europa, en un primer momento el Ejército Ruso se tendría que enfrentar a la fuerza de reacción de la OTAN compuesta 40.000 efectivos. A estas fuerzas rápidamente se sumarían el resto de las fuerzas OTAN en Europa: 10.815 vehículos blindados, 9.460 carros de combate, 3.891 aviones de combate, 112 fragatas, 22 submarinos, 13 portaviones y 3.500.000 soldados en activo.

En un escenario convencional, las fuerzas rusas se lanzarían primeramente sobre Polonia, como en 1939, con la idea de que sus fuerzas acorazadas llegasen a Berlín y así romper la voluntad de resistencia de la OTAN. Simultáneamente, la fuerza aérea rusa intentaría destruir la fuerza aérea enemiga en tierra, los aeropuertos, los centros de mando, las grandes infraestructuras de transporte de todo tipo, así como atacarían los sistema de comunicación y de información de Occidente tanto con ciberataques como con ataques convencionales sobre los sistema de comunicaciones.

Estos combates, a pesar de los grandes adelantos técnicos que han tenido las nuevas armas del siglo XXI (drones, misiles y proyectiles ligeros anticarro y de todo tipo dirigidos de alta precisión, carros que apuntan y disparan en movimiento, sistema sofisticados de comunicaciones, radares y satélites que transmiten información detalladísima en tiempo real, etc.), serían muy similares a los de la Segunda Guerra Mundial, Guerra de Corea o la Guerra de Irak.

Grandes unidades acorazadas seguidas de enormes columnas de suministros entrarían en combate acompañadas de enormes masas de infantería protegida, eso sí, por una fuerza aérea supersónica. Se producirían enormes bombardeos de artillería y aviación para finalmente tener que entrar la infantería a ocupar, limpiar y consolidar lo conquistado.

La mayor diferencia con respecto a la Segunda Guerra Mundial y de forma muy distinta a lo ocurrido en la guerra de Irak y Corea, es que los combates serían en un porcentaje enorme de carácter urbano, dado el crecimiento de las ciudades y pueblos de Centro Europa en los últimos 75 años. Solo la entrada de armas nucleares cambiaría de forma total este campo de batalla.

El Ejército ruso es sobre el papel inferior al de la OTAN, pero no debemos olvidar que en los días que llevamos de guerra en Ucrania el Ejército ruso ha ocupado un territorio más extenso que el de las islas británicas. Europa Occidental está mucho más urbanizada que Ucrania, lo que supondría un importante inconveniente para el avance de las unidades acorazadas rusas. Rusia da por hecho que la capacidad y voluntad de resistencia de los europeos, aburguesados por décadas de buena vida, sería muy inferior a la de los ucranianos, sirios, poblaciones de los Balcanes o de las repúblicas ex soviéticas, lo que facilitaría una rápida victoria.

Moscú piensa que Occidente, tras la derrota en Afganistán, ha perdido su confianza y su capacidad militar. Sobre esta cuestión, la disposición de los europeos de soportar una guerra total radica una de las premisas que pueden a priori marcar el comienzo de una guerra en Europa.

Si Occidente resistiese, hecho más que probable, un primer envite ruso en el que sus tropas lograsen ocupar los países Bálticos, parte de Polonia, de Hungría, de la antigua Checoslovaquia, Rumanía y Bulgaria, los antiguos países del Pactos de Varsovia, seguramente Moscú intentaría cerrar el conflicto y conservar lo conquistado. Los espacios de seguridad rusos habrían vuelto a 1945.

Si la guerra continuase, el potencial económico y demográfico de la OTAN (37.525.425.000.000 € y 945.619.757 habitantes) terminaría por vencer. A Rusia le ocurría lo mismo que a Alemania en las dos guerra mundiales. Una potencia terrestre es incapaz de vencer en una guerra larga a potencias navales con mayor capacidad industrial, más población y recursos de todo tipo..

Las grandes incógnitas son, ¿en caso de atacar Rusia a la OTAN puede producirse una guerra nuclear?, ¿en el caso de lanzarse a una invasión de Europa en las que las operaciones militares no les diesen una rápida victoria, lo que provocaría que a medio plazo que Rusia fuese totalmente vencida, el Kremlin emplearía todo su armamento nuclear?, ¿de encontrar una resistencia excesiva por la fuerzas de la OTAN o incluso que su avance estuviese frenado y cambiasen las tornas de los combates sería, es casi seguro, el empleo de armas nucleares tácticas?, ¿llegaría a emplear Moscú armas nucleares estratégicas? Aquí radica la gran incógnita.

Rusia quiere una Ucrania fuera de OTAN, razonablemente desarmada y débil, un Estado tapón que permita dormir tranquilos a los políticos y generales rusos que siguen pensado que los jefes de la OTAN sueñan con la desaparición como potencia militar de la antigua Unión Soviética, una idea que puede ser realidad en la actualidad.

Durante las conferencias de Potsdam, el embajador de Estados Unidos Harriman le dijo a Stalin, “que suerte después de tantas pruebas y las tragedias que ha vivido por fin llega a Berlín”. Stalin respondió “el zar Alejandro llegó a Paris”.