Baja moral

Las tropas rusas han saboteado sus equipos y derribado sus propios aviones, asegura el jefe de los espías británicos

Jeremy Fleming, responsable del GCHK, servicio de inteligencia de Reino Unido, explica que los soldados han llegado a Ucrania faltos de armas y de moral

Jeremy Fleming, jefe del Government Communications Headquarters (GCHQ) británico, en una foto de archivo.
Jeremy Fleming, jefe del Government Communications Headquarters (GCHQ) británico, en una foto de archivo.Frank AugsteinAgencia AP

Jeremy Fleming, el responsable del Government Communications Headquarters (GCHQ), eL servicio de espionaje británico, aseguró ayer en un acto sobre seguridad en Australia que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, “ha juzgado erróneamente la situación [en Ucrania]. Está claro que valoró mal la resistencia del pueblo ucraniano. Subestimó la fuerza de la coalición internacional y minimizó las consecuencias económicas del régimen de sanciones. Además -explicó-, sobreestimó las propias habilidades de su ejército para asegurar una victoria rápida. Hemos vistos soldados rusos faltos de armas y de moral, que se niegan a cumplir las órdenes de sus superiores, sabotean su propia equipo, llegando incluso a derribar accidentalmente sus propios aviones”.

Fleming explicó asimismo que, aunque cree que los asesores de Putin tienen miedo a decirle la verdad sobre la situación militar en Ucrania, el régimen ruso debería tener muy claro el alcance de los errores de juicio que se están cometiendo.

El actual enfrentamiento se ha convertido, a su juicio, “en una guerra personal y el costo lo pagan los inocentes ucranianos y, cada vez más, también los rusos de a pie”.

“La gran ironía es, por supuesto, que a través de sus acciones, Putin se ha buscado exactamente lo que estaba tratando de evitar: una Ucrania con un renovado sentido de nación, una OTAN más unida que nunca y una coalición mundial de naciones. que condenan sus acciones”, explicó el responsable del GCHQ.

En un análisis pormenorizado de la situación, Fleming considera que hay una guerra igual o más peligrosa que la militar, que es la de la desinformación. “Sabemos que la campaña de Putin está plagada de problemas: baja moral, fallas logísticas y un alto número de bajas rusas. Su mando y control es un caos. Hemos visto a Putin mentirle a su propia gente en un intento de ocultar la incompetencia militar. Y todo eso significa que busca un control brutal de los medios y el acceso a Internet, busca el cierre de las voces de la oposición y está haciendo una fuerte inversión en su propaganda y agencias encubiertas”.

Sin embargo, insiste, Putin también habría calculado mal en este sentido pues la operación de información y de imagen del presidente ucraniano Zelensky ha demostrado ser extremadamente efectiva. “Es ágil, multiplataforma, multimedia y muy bien adaptada a las diferentes audiencias. Uno solo tiene que mirar la bandera de Ucrania, un campo de girasoles bajo un cielo azul, para verla ondear en todas partes”, dijo.

Insistió en que los servicios de inteligencia están jugando un papel importante en esta guerra a la hora de desenmascarar muchas falsedades que está lanzando el Gobierno ruso bien directamente, bien a través de los medios y redes que controla. “Rusia definió la guerra híbrida tal y como la entendemos. Los medios estatales, los medios online y los influencers se utilizan para falsear la información y justificar las acciones militares. Hemos visto a los rusos usar estas jugadas en Siria y en muchos otros teatros. Su objetivo es propagar desinformación, sembrar desconfianza ante lo evidente y amplificar falsas narrativas. También es para asegurarse de que la imagen real de lo que está pasando no quede expuesta dentro de Rusia”, dijo.