Crisis

¿Ha entrado Rusia en default?

Rusia puede estar en situación de impago, según Moody’s. Moscú pagó rublos por sus bonos en dólares

El presidente ruso, Vladimir Putin
El presidente ruso, Vladimir PutinMikhail KlimentyevAgencia AP

Moody’s ha asegurado que Rusia puede estar ya en default porque trató de pagar sus bonos en dólares en rublos, lo que sería una de las consecuencias más duras hasta la fecha de la exclusión de Moscú del sistema financiero occidental desde la invasión de Ucrania por parte del presidente Vladimir Putin.

Si Moscú es declarada en impago, supondría el primer gran impago de bonos extranjeros de Rusia desde los años posteriores a la revolución bolchevique de 1917, aunque el Kremlin dice que Occidente está forzando un impago al imponer sanciones paralizantes.

El 4 de abril, Moscú efectuó el pago de dos bonos soberanos -con vencimiento en 2022 y 2042- en rublos, en lugar de los dólares que debía pagar según las condiciones de los títulos.

Por lo tanto, Rusia “puede considerarse en situación de impago según la definición de Moody’s si no se subsana antes del 4 de mayo, que es el final del periodo de gracia”, dijo Moody’s en un comunicado recogido por Reuters.

“Los contratos de bonos no tienen ninguna disposición para el reembolso en otra moneda que no sea el dólar”.

Moody’s aseguró que mientras algunos eurobonos rusos emitidos después de 2018 permiten pagos en rublos bajo algunas condiciones, los emitidos antes de 2018 -como los que vencen en 2022 y 2042- no lo hacen.

“La opinión de Moody’s es que los inversores no obtuvieron la promesa contractual en moneda extranjera en la fecha de vencimiento del pago”, indicó Moody’s.

El Ministerio de Finanzas ruso no respondió a una solicitud de comentarios el viernes por parte de Reuters. El ministro de Finanzas, Anton Siluanov, declaró al periódico “Izvestia” a principios de este mes que si Rusia se ve obligada a incurrir en un impago, emprenderá acciones legales.

Antes de la orden de Putin del 24 de febrero para lo que él considera una operación militar especial en Ucrania, Rusia estaba calificada como grado de inversión. Pero sus bonos soberanos se han convertido en un objetivo en lo que el Kremlin dice que es una guerra económica emprendida por Estados Unidos.

En 1998, Rusia dejó de pagar 40.000 millones de dólares de deuda interna y devaluó el rublo bajo el mandato del presidente Boris Yeltsin, porque estaba en quiebra después de que la crisis de la deuda asiática y la caída de los precios del petróleo hicieran tambalear la confianza en su deuda en rublos a corto plazo.

En 1918, los revolucionarios bolcheviques bajo el mando de Vladimir Lenin repudiaron la deuda zarista, conmocionando a los mercados mundiales de deuda, ya que Rusia tenía entonces una de las mayores acumulaciones de deuda externa del mundo.

Esta vez, Rusia tiene el dinero pero no puede pagar porque las reservas -las cuartas más grandes del mundo- que Putin ordenó acumular para una crisis de este tipo están congeladas por Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y Canadá.

DEFAULT

Como Moscú no puede ni quiere pedir préstamos en este momento, un impago sería en gran medida simbólico, marcando el tumultuoso final de su intento de integración en la arquitectura financiera de Occidente tras la Guerra Fría.

Mientras que Rusia sólo tiene 40.000 millones de dólares en bonos internacionales pendientes de pago en 15 emisiones denominadas en dólares o euros, sus empresas han acumulado mucha más deuda externa.

Este mes, el Tesoro de Estados Unidos ha suspendido la posibilidad de que Rusia utilice las reservas de divisas que el banco central ruso tiene en instituciones financieras estadounidenses para pagar su deuda.

El Kremlin afirma que Occidente ya ha incumplido sus obligaciones con Rusia al congelar sus reservas, y que quiere un nuevo sistema que sustituya a la arquitectura financiera de Bretton Woods establecida por las potencias occidentales en 1944.

A principios de este mes, S&P rebajó la calificación de las divisas de Rusia a “impago selectivo” por el aumento del riesgo de que Moscú no pueda ni quiera cumplir sus compromisos con los tenedores de deuda extranjera.

La economía rusa se encamina a la peor contracción desde los años posteriores a la caída de la Unión Soviética en 1991, con una inflación galopante y una fuga de capitales.