¿Parricidio o mutación genética?
Una científica española quiere sacar de la cárcel a Kathleen Folbigg, la madre acusada de matar a sus cuatro hijos
Carola García Vinuesa cree que los niños fallecieron por mutaciones de su ADN y no por una negligencia de la madre, conocida como la peor asesina en serie de Australia
Para la prensa australiana, se trata de la peor asesina en serie del país. Hablamos de Kathleen Folbigg, quien lleva desde 2003 en prisión tras ser condenada por matar a sus cuatro hijos cuando eran bebés. Todos ellos fallecieron a los pocos días o a los pocos meses de nacer.
Folbigg lleva cumpliendo condena por estos crímenes ya 19 años. Pero ¿y si la madre no cometió este parricidio múltiple? Esta es la posibilidad que se baraja actualmente tras conocerse una nueva evidencia científica que ha dado un giro de 180 grados a este caso.
Aunque en los juicios como en las posteriores apelaciones no se hallaron pruebas de la implicación directa de esta madre, todo apuntaba a ella al ser la única presente en el momento de los fallecimientos. “La única conclusión razonable sigue siendo que alguien causó daño intencionalmente a los niños, y el método obvio fue asfixiarlos”, dijo Reginald Blanch, un exjuez que dirigió la investigación. “Las pruebas no apuntaban a nadie más que a la señor Folbigg”, agregó.
Sin embargo, ahora una investigación científica apunta a que los cuatro niños pudieron morir por causas naturales a causa de una mutación genética. Tan sólido es este argumento que la semana pasada 90 eminentes científicos, defensores de la ciencia y expertos médicos -entre ellos la española Carola García Vinuesa- le entregaron al gobernador de Nueva Gales del Sur una petición firmada en la que solicitan el perdón de Folbigg y su liberación inmediata.
Entre los firmantes hay también dos premios Nobel, dos personas nombradas “australianos del año”, un excientífico en jefe y el presidente de la Academia Australiana de Ciencias, el profesor John Shine, quien comentó: “Dada la evidencia científica y médica que ahora existe en este caso, firmar esta petición fue lo correcto”.
El descubrimiento inicial del gen mutante de las dos niñas, CALM2 G114R, fue realizado en 2019 por un equipo liderado por la científica española, profesora de inmunología y medicina genómica en la Universidad Nacional de Australia, y una de las principales impulsoras de la petición para liberar a Folbigg.
Este gen también presente en la madre era “probablemente patógeno” y, los científicos creen que causó la muerte de las dos niñas, Sarah y Laura. Los investigadores también informaron que los dos hijos varones, Caleb y Patrick, portaban dos variantes raras del gen BSN, que se ha demostrado causa epilepsia letal en ratones.
Por esta razón, los científicos reclaman que esta madre injustamente condenada sea puesta en libertad, pues la ciencia ha sido capaz lo que la justicia y la policía no fue capaz de resolver en su día.
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