Chavistas radicales
Guaidó, agredido: “Se ha puesto en juego la vida del presidente”
El dirigente opositor fue atacado por una turba chavista durante una visita a Cojedes. Su vehículo “recibió varios impactos de bala”
La violencia política se reactiva en Venezuela, dando al traste con la sensación de “normalidad democrática” que algunos voceros políticos como Nicolás Maduro o Timoteo Zambrano, que se asume opositor, habían venido enarbolando durante los últimos meses en el país.
Este sábado el líder opositor Juan Guaidó visitó el estado Cojedes, un territorio ganadero del centro del país, y luego de una actividad con su partido Voluntad Popular y otras toldas de la oposición fue agredido en un restaurante donde compartía con algunos compañeros. Grupos del chavismo, encabezados por dos diputados nacionales del partido de gobierno PSUV, irrumpieron en el lugar gritando “sáquenlo”.
“Este ataque ordenado desde Miraflores no solo puso en juego la vida e integridad física del presidente Guaidó y su equipo de colaboradores, sino que es un ataque contra toda la dirigencia política democrática en Venezuela”, denunció el grupo opositor en un comunicado.
El reconocido como presidente interino del país por Estados Unidos y otras naciones salió a empujones del lugar y hasta con la camisa rota. “Fue una emboscada dirigida por diputados del cuerpo parlamentario que usurpa el régimen. Nosliw Rodríguez y Marcos Mendoza, claramente identificados en las imágenes y videos, lideraron esta emboscada en un lugar público”, dijo Guaidó durante la noche en una transmisión vía Instagram.
Los chavistas arrojaron sillas, golpearon ventanas y causaron daños en la infraestructura del local, según denunció Guaidó agregando que algunas de las personas portaban armas de fuego. Las personas también actuaron contra el vehículo en el que subió el opositor pero resistió el daño gracias al blindaje de seguridad.
Las redes sociales de la presidencia interina de Guaidó mostró imágenes de Nosliw Rodríguez en el asalto chavista para contrarrestar la información que el robusto sistema de propaganda del oficialismo propagó: que se trataba de opositores descontentos con la acción de su dirigencia.
Desde Washington, el secretario de Estado Antony Blinken insistió en la preocupación de la Casa Blanca. “Estados Unidos está profundamente preocupada y condenamos esta escalada de actos de violencia, acoso e intimidación contra el presidente interino y todos aquellos que defienden la democracia”, recalcó en su cuenta de Twitter.
El subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Brian Nichols, agregó que “estamos profundamente preocupados por el ataque gratuito sufrido por el presidente Juan Guaidó y su equipo. Este feroz ataque arriesgó vidas. Aquellos responsables de la agresión deben ser llevados ante la justicia”, publicó en su cuenta de Twitter tan solo horas después del incidente.
La vicepresidenta y canciller de Colombia, Marta Lucía Ramírez, manifestó la condena de su país por lo ocurrido y acusó al régimen de Nicolás Maduro.
”En Venezuela persiste una dictadura que persigue, viola los DDHH y usa la violencia contra quienes luchan por la libertad, la democracia y el progreso del pueblo venezolano”.
El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, fustigó al chavismo por el uso de militantes que calificó como “sicarios colectivos”.
Pero no solo los aliados internacionales del gobierno interino alzaron su voz. El director general de Organismos y Mecanismos Regionales Americanos de la Cancillería de México, Efraín Guadarrama, expresó la preocupación de su gobierno “por la violencia hacia el opositor venezolano Juan Guaidó, haciendo votos para que pronto se sancione a los responsables”. Aprovechó su mensaje para insistir con la línea de la administración de Andrés Manuel López Obrador: “Apoyamos el diálogo y la solución pacífica de diferencias, que respete la soberanía y las decisiones que tomen los venezolanos”.
El ataque a Guaidó de este sábado continúa la senda de violencia que ya mostraba sus dientes la semana anterior durante una visita del presidente interino a Maracaibo, en el occidental y petrolero estado Zulia. En el lugar donde militantes opositores se reunían en una cancha deportiva abierta también llegaron grupos agresivos del oficialismo, generándose una batalla campal que quedó registrada en redes sociales por fotos y videos de sillas plásticas por los aires.
Esta semana, cuatro militantes de Voluntad Popular fueron detenidos y desaparecidos por 48 horas hasta finalmente ser hallados en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), considerada un centro de tortura por organismos internacionales. A los cuatro jóvenes los acusaron ante tribunales de “instigación al odio, asociación para delinquir y obstrucción a la vía pública”, por haber supuestamente hecho un graffiti luego de una manifestación el martes pasado en honor a Neomar Lander, un manifestante que murió en una protesta antigubernamental en 2017.
Los indiciados no contaron con defensa privada y, aunque fueron excarcelados, quedaron con medidas cautelares como presentación periódica ante el tribunal, prohibición de salida del país e imposibilidad de hablar públicamente del caso.
Otros cinco civiles detenidos, que fueron apresados solo por ir en el mismo autobús donde los cuatro militantes opositores subieron al terminar la actividad y sin haber participado de ella, fueron liberados sin más luego de 24 horas desaparecidos.
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