Aviación
El caza de quinta generación ruso Su-57, desaparecido en Ucrania ¿Otro fiasco de Putin?
Es, sobre el papel, el gran contrincante de los aviones de quinta generación F-35 y F-22 de EE UU o del J-20 chino, pero está desaparecido y se sospecha que apenas haya una docena operativos
Mucho se ha hablado a lo largo de los últimos años de los cazas de quinta generación, de los que el F-35 y el F-22 estadounidenses son hoy por hoy el máximo exponente y de su oponente ruso, el “poderoso” SU-57 (Felón en la terminología OTAN), un avión de combate vendido por el Kremlim a bombo y platillo y que incluso en la reciente película “Top Gun Maverick” tanto miedo inspiraba en los pilotos norteamericanos. Sin embargo, en la práctica, apenas ha podido verse surcando el cielo y menos aún en misiones reales, más allá de algunas pruebas en Siria.
De hecho, todo el mundo esperaba que el Ejército del Aire ruso hubiese demostrado desde el principio de la invasión de Ucrania su superioridad aérea y hubiese dejado ver en acción su Su-57, entre otros de los muchos modernos aviones que asegura tener. Sin embargo, hasta ahora, poco o nada se sabe de él.
Según se desprende de la informaciones de los medios controlados por el Kremlim, el Su-57 estaría volando en misiones contra Ucrania, pero cabe la posibilidad de que hasta ahora solo esté disparando desde fuera del alcance de las defensas antiaéreas ucranianas para no exponerse a ser derribado, de modo que no sería ni tan furtivo ni tan invisible.
El caso es que, militarmente hablando, su ausencia está suponiendo una gran decepción después de que Rusia hubiese pregonado una y otra vez la avanzada tecnología de su caza el cual, aseguraban, podía superar (hasta ahora solo sobre el papel) a los F-22 y F-35 de Estados Unidos, estos sí probados en acción numerosas veces y, en el caso del segundo, en servicio también en otros países.
¿Cuál sería el principal problema? Pues que existir existe, pero solo habría una decena operativos en toda la flota rusa, 15 a lo suma según otras fuentes, y, ante tal panorama, prefieren no arriesgarlos. Los planes de producción en masa estaban previsto para más adelante y, cuando se han querido acelerar de cara a la invasión de Ucrania, la falta de piezas y de suministras por culpa del embargo, habrían imposibilitado aumentar la velocidad de fabricación tal y como Moscú hubiera deseado.
Y es que, aunque comparativamente el avión ruso podría llegar a superar a los mencionados cazas de la USAF, a la hora de la verdad la cadena de montaje se está encontrando con más problemas de los previstos. En primer lugar, se habría intentado que la versión más avanzada del Su-57 incorporara los motores Izdeliye-30 (previstos inicialmente para 2025), pero parece que las prisas han llevado a problemas con el ajuste y los diseñadores han vuelto a recurrir al antiguo Saturn AL-41F1.
Tampoco los ajustes previos fueron mucho mejor y es que el Su-57 ha tenido una historia accidentada, al igual que la ha tenido el F-35 estadounidense, que ha estado repleta de aumentos de coste, accidentes. Así, ha presentado fallos en el equipo, motores defectuosos, retrasos, sobrecostes, uno de los prototipos sufrió un incendio de motor en 2014 y otro Su-57 se estrelló en 2019 en el este de Rusia, lo que llevó a que el director general de Sukhoi dimitiera tras el incidente, retrasando todo el programa.
Sea como fuere, lo cierto es que el Su-57 ofrece unas cuentas innovaciones, como el sistema de escaneo electrónico situado en las “mejillas” del avión para que el piloto tenga un mejor conocimiento de la situación; un sistema de búsqueda y seguimiento por infrarrojos que ayuda a apuntar los misiles y lo hace menos vulnerable a las interferencias del enemigo; su capacidad para “cegar” los bogeys de los misiles disparados por el enemigo que buscan calor con un “rayo láser modulado”.
Con toda esta situación, es normal que Rusia los “guarde” como oro en paño y no los exponga a la artillería antiaérea a los misiles tierra-aire ucranianos, habida cuenta que cada vez son más y más sofisticadas las armas que les llegan desde Occidente. Un derribo de un Su-57 en suelo “enemigo” no solo sería un golpe terrible para la imagen de Rusia, sino que supondría también exponer su tecnología a Occidente y a sus empresas bélicas. De hecho, esta misma semana un misil ucraniano derribó en los combates en la zona de Jarkiv un cazabombardero Su-34, otra de las joyas de la corona.
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