Francia
Macron recibe a los partidos en busca de salidas a la parálisis política
El presidente francés rechaza la dimisión de la primera ministra mientras última una remodelación del Gobierno
Francia se ha adentrado en un terreno desconocido del que nadie sabe cuándo ni cómo va a salir. La parálisis política que dejan las legislativas plantean un inestable escenario al que los franceses no suelen estar acostumbrados. Ayer martes y hoy miércoles el presidente Macron sigue recibiendo en el Elíseo a los líderes de las formaciones políticas para tomar el pulso a la oposición.
Se trata de un primer contacto para explorar posibles terrenos de entendimiento. Las cuentas son las siguientes: Macron necesita atraer a su bloque a 44 diputados para lograr la mayoría de 289 escaños. Si no, existe la posibilidad que busque apoyos puntuales ley a ley, creando una situación inédita en Francia. Como última salida, que no descartan algunos medios, si la situación de parálisis se prolongase, Macron podría disolver la Asamblea y convocar nuevas legislativas en el plazo de un año. Todas las opciones están sobre la mesa, aunque si hay una preferencia para el presidente es la de atraer a diputados de Los Republicanos hacia su bloque negociando intercambios. Una alianza con el partido conservador, que dispone ahora de 64 escaños, le permitiría gobernar con tranquilidad.
Pero, tras hablar este martes con Macron, el jefe de filas de la formación, Christian Jacob, reiteró su negativa a un acuerdo de Gobierno con Macron, aunque sí a negociar leyes específicas. Jacob ha querido marcar líneas claras con la mayoría presidencial, pero al mismo tiempo, ha afirmado su voluntad de “no bloquear las instituciones”. Durante la jornada del martes también pasaron por el Elíseo otros líderes nacionales como Olivier Faure, secretario general del partido socialista, quien señaló, a su salida del encuentro con Macron, que “sin una mayoría, Macron está obligado a reparlamentarizar la vida política. Y es más bien sano en un país como el nuestro tener que rendir cuentas y negociar”.
Faure señaló que el encuentro fue “productivo” pero tampoco especificó qué clase de apoyo habrían podido discutir. Antes del desfile de líderes opositores por el Elíseo, era la primera ministra, Elisabeth Borne, quien acudía a entrevistarse con Macron y presentarle formalmente su dimisión, una especie de trámite que se produce siempre tras las legislativas. El presidente galo, pese a la posición de fragilidad en la que ha quedado Borne tras los comicios, ha decidido rechazar la dimisión. Al menos por el momento, porque en los próximos días debe producirse una remodelación de gobierno ya que tendrán que salir del Ejecutivo los 3 ministros que no ganaron en sus circunscripciones y se quedaron sin escaño.
Antes de las elecciones, en una ley no escrita para movilizar a los suyos, Macron avisó de que los ministros que no ganaran su escaño saldrían del gobierno. En esta situación se encuentran la titular de la Transición ecológica, Amélie de Montchalin, la de Sanidad, Brigitte Bourguignon, y la secretaria de Estado del Mar, Justine Bénin.
Mientras los contactos se suceden en el campo presidencial, los otros dos polos que configuran la Francia tripolar salida de las urnas también experimentan movimientos a sabiendas de que en la nueva Asamblea Nacional las voces antisistema se escucharán más y tendrán un peso mayor en la vida parlamentaria. En la izquierda, Jean-Luc Mélenchon, que amenaza con presentar una moción de censura al gobierno en pleno mes de julio, no ha cosechado éxito con su propuesta de que la gran coalición de izquierdas se fusionase como un único grupo parlamentario.
Ecologistas, socialistas y comunistas han dicho que no al líder de la Francia Insumisa para seguir manteniendo voces propias. Un reflejo del aspecto tan coyuntural que tenía la unión para concurrir a las urnas y del poco futuro que se le vaticina.
Marine Le Pen, gran beneficiada de los comicios por unos resultados mucho mejores de lo que pronosticaban los sondeos con un grupo parlamentario de 89 diputados, anunció el lunes que dejará su cargo en la presidencia del Reagrupamiento Nacional para ponerse al frente del grupo parlamentario. Un espacio y altavoz que nunca antes tuvo Le Pen y que abre de nuevo sus posibilidades para concurrir por la presidencia en 2027.
Será el joven Jordan Bardella, su delfín en el que muchos analistas ven el futuro de la ultraderecha francesa, quien se haga ahora con las riendas del Reagrupamiento Nacional.La situación que vive Francia vuelve a colocar a la Asamblea Nacional en el centro del juego político, algo que no ocurría desde 1958, cuando se instauró la V República.
Tras un primer quinquenio marcado por episodios que dividieron a los franceses, como el movimiento popular de los “chalecos amarillos” en 2018-2019, y en un contexto internacional tenso que afecta el poder adquisitivo de la población, Macron, a menudo calificado de “presidente delos ricos”, tiene un índice de popularidad mediano: 56% de los franceses creen que no es un buen jefe de Estado, según el último sondeo de Odoxa.
En Francia se inaugura, después de estas legislativas, un periodo sin elecciones, hasta las europeas de 2024. Eso era en teoría porque la posibilidad de que no quede otra y el presidente tenga que recurrir al artículo 12 de la Constitución y disolver la Asamblea para convocar nuevas legislativas, es una opción vigente.
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