Vigilancia
Así es el AWACS de la OTAN, el ojo que vigila el cielo de Madrid
El avión E-3 Sentry, con su característico radar en forma de disco sobre el fuselaje, protegerá junto al Ejército del Aire español el espacio aéreo de la Península
Durante los días que dure la Cumbre de la OTAN, Madrid se va a convertir en epicentro del poder mundial y para convertir la ciudad también en un entorno seguro, el CNI está “plenamente coordinado” con otros servicios de inteligencia para hacer frente a cualquier amenaza.
Además, se va a reforzar de manera “importante” la protección del cielo, las 24 del día, no solo con los medios del Ejército del Aire sino también con los aviones AWACS de la OTAN y con unidades de artillería de Tierra, aunque eso “no significa cerrar el espacio aéreo”, precisa la ministra de Defensa, Margarita Robles.
Pero, ¿qué es el AWACS, ese avión cuyo gigantesco radar le da esa forma tan peculiar? En realidad, se trata del Boeing E-3 Sentry (Centinela) Airborne Warning & Control System (AWACS), derivado del avión comercial Boeing 707, convertido en un potente sistema de alerta y control aerotransportado desarrollado en Estados Unidos por la propia Boeing como contratista principal.
Su característica más distintiva es el enorme radar rotatorio que lleva en la parte superior y desde el cual se pueden realizar tareas de vigilancia todo tiempo, mando, control y comunicaciones. Es usado, además de por la OTAN, por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF), la Royal Air Force británica o los Ejécitos del Aire de Francia y Arabia Saudí. Entró en servicio en 1977 y su producción finalizó en 1992, con 68 ejemplares fabricados.
El primero fue entregado a la USAF en marzo de 1977, y durante los siguientes siete años se fabricaron un total de 34 ejemplares. La OTAN, como una única entidad, adquirió 18 aviones, que tienen su base en base en Geilenkirchen, en Alemania. El E-3 también fue vendido al Reino Unido (7 unidades), a Francia (4) y a Arabia Saudita (5, más 8 aviones cisterna derivados del E-3). En 1991, año en el que fue entregado el último ejemplar producido, el E-3 participó en la Operación Tormenta del Desierto, jugando un papel crucial dirigiendo a los aviones de la Coalición contra el enemigo.
El avión puede detectar con su inconfundible radar emsamblado en la parte superior del fuselaje a más de 400 kilómetros de distancia cualquier aeronave hostil que vuele a baja altura intentando burlar los sistemas de defensa aérea. Es capaz de localizar también objetivos en el mar y ofrece una capacidad mejorada de mando y control de operaciones aéreas, terrestres o marítimas. La información recopilada por AWACS se puede transmitir directamente desde la aeronave a otros usuarios en tierra, en el mar o en el aire casi en tiempo real.
La Fuerza NAEW&C lleva a cabo una amplia gama de misiones, como vigilancia aérea, apoyo a la lucha contra el terrorismo, gestión de consecuencias, operaciones de evacuación de no combatientes (NEO), embargo, entrada inicial, respuesta a crisis y operaciones de fuerza demostrativa.
La aeronave es capaz de detectar, rastrear, identificar y reportar aeronaves potencialmente hostiles que operan a bajas altitudes, así como proporcionar control de combate de las aeronaves aliadas. Puede rastrear e identificar simultáneamente los contactos marítimos y brindar apoyo de coordinación a las fuerzas de superficie aliadas.
En 2019, la cabina se modernizó con una cabina de vidrio diseñada para cumplir con los cambiantes requisitos de gestión del tráfico aéreo europeo. El E-3A de la OTAN se encuentra actualmente en una misión a gran escala y un esfuerzo de modernización del sistema de audio llamado Programa de extensión de vida útil final, que garantizará la viabilidad operativa de la aeronave hasta 2035.
Cada una de estas aeronaves puede controlar en solitario más de 310.000 kilómetros. Estos aviones blindaron y defendieron el cielo de EEUU tras los ataques terroristas del 11-S y respaldaron las intervenciones de la Alianza en Irak, Afganistán o Siria. También estuvieron presentes en Libia y en otras cumbres de la OTAN.
De hecho, debido a su antigüedad, ya se está pensando en su reemplazo y, así, la propia compañía Boeing lidera el consorcio de empresas Abiliti, que se ha adjudicado el contrato de la OTAN para estudiar su sustitución. El consorcio Abiliti se creó en 2019 con Indra (España), Leonardo (Italia), Inmarsat (Reino Unido) y Thales (Francia).
El estudio lo realizará el citado consorcio del sector dirigido por Boeing, “y servirá para guiar el desarrollo de capacidades por parte de los miembros de la alianza antes de la fecha prevista de retirada de los AWACS E-3 de la OTAN en 2035″.
Pero mientras llega ese momento, y para aprovechar el potencial de estos aviones, el pasado 27 de noviembre, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció en Bruselas la firma de un contrato de 1.000 millones de dólares para modernizar la aeronave y extender su vida útil hasta 2035. La actualización tiene como principal objetivo dotar a la plataforma aérea de unas comunicaciones y capacidades de intercambio de datos en red más sofisticadas adaptadas a escenarios digitalizados.
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