Kiribati da un puñetazo en la mesa de la geopolítica del Pacífico

Kiribati ha dicho basta. Este pequeño país perdido en medio del océano se ha retirado de la mesa del Foro de las Islas del Pacífico, que se celebra hasta el día 14 de julio, una cumbre clave en la que se debatirá, entre otras cosas, la expansión de China por la región y su ambiciosa política de acercamiento a países pequeños para ganarse su complicidad. Pero Kiribati se ha cansado de la política de los grandes.

Este archipiélago formado por 33 islas, de las cuales solo 20 están habitadas, sufre un enorme problema medioambiental por los efectos de la crisis climática, que le han llevado a una grave sequía. A ello se suma la alta concentración de sal en sus acuíferos, lo que le ha conducido al desastre. se espera que sus islas sean sepultadas por el océano dentro de 10 o 15 años, dejando sin hogar a las más de 100.000 personas que hacen vida en ellas.

Kiribati junto a los Estados Federados de Micronesia, Palau, las Islas Marshall y Nauru anunciaron el año pasado que se iba a retirar en junio de este Foro por considerar que la elección del actual secretario general, Henry Puna, no respetaba el pacto no escrito para la rotación de este puesto entre las tres subregiones: la Micronesia (a la que pertenecen las cinco naciones), Polinesia y Melanesia.

Con la salida de Kiribati, que restableció sus lazos diplomáticos con Pekín en 2019 tras romper relaciones con Taiwán, el Foro de las Islas del Pacífico se queda debilitado en momentos en que los países de la región miran con temor la expansión de China, especialmente tras la firma de un acuerdo de seguridad con Islas Salomón.

Tras este pacto, que se conoció en abril pasado y se negoció de forma opaca, Pekín intenta sellar un pacto con diez naciones del Pacífico con el que mantiene alianzas, pero por el momento no ha progresado debido a las sospechas de los gobiernos de las islas .

Kiribati tiene 32 atolones y una isla coralina con unos 120.000 habitantes. Registra una de las densidades de población más alta del planeta. Uno de los países más comprometidos es Australia, que ha anunciado recientemente que comprará cien plantas para el tratamiento de aguas, cruciales para que la población acceda a agua potable.

Esta nación insular, que perdió a finales de 1990 dos islotes por el aumento del nivel del mar, suele recibir una media de 900 milímetros de lluvias entre mayo y octubre, aunque en las últimas décadas ha experimentado una disminución drástica en sus precipitaciones pluviales por la crisis climática.