Italia

La última resurrección política de Silvio Berlusconi

El ex primer ministro italiano lanza su campaña electoral y culpa a Draghi de la caída del Gobierno

El ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi
El ex primer ministro italiano, Silvio BerlusconiDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Cuando todos le daban por muerto, Silvio Berlusconi volvió a colocarse en el centro de la foto. El tres veces primer ministro fue el cómplice necesario para hundir esta semana el Gobierno de Mario Draghi, el tercer Ejecutivo transalpino en los últimos cuatro años, condenando la legislatura a un final prematuro.

El Senado fue el escenario donde el miércoles se consumó el final del Gobierno italiano, pero el guion se escribió a varios kilómetros de distancia de la Cámara Alta, en Villa Grande, la lujosa mansión romana de Silvio Berlusconi. En esta histórica demora, donde vivió hasta su muerte su gran amigo, el director de cine Franco Zeffirelli, «Il Cavaliere» reunió al líder de la Liga, Matteo Salvini, y a sus colaboradores más estrechos para planear la estrategia con la que responder a la tregua ofrecida por Draghi.

El ex presidente de la Banca Central Europea planteó a los partidos retirar su anunciada dimisión a cambio de un nuevo pacto de legislatura, pero la Liga, Forza Italia y el Movimiento Cinco Estrellas no participaron en la votación en el Senado, abocando al país transalpino a elecciones anticipadas el 25 de septiembre.

La decisión del Movimiento 5 Estrellas, que abrió la crisis la semana anterior tras retirar la confianza al Gobierno del que formaba parte, no fue una sorpresa. Tampoco el oportunismo de Salvini, que se subió al carro de los «grillinos» para provocar la caída del Ejecutivo sin asumir la responsabilidad de hacerlo. Lo que pocos esperaban en el país transalpino –incluido Draghi y el presidente de la República, Sergio Mattarella– es que a la calculada operación se uniera Silvio Berlusconi.

El multimillonario empresario no reconoce, sin embargo, responsabilidad alguna en la caída del Gobierno. «Basta con tonterías. Yo estimo a Mario Draghi, todos los saben. Fui yo quien le llevó hasta la presidencia de la Banca Central Europea en 2011. Así que acabemos con esta historia de que le hemos echado nosotros. Probablemente estaba cansado y aprovechó la ocasión para irse», dijo el magnate en una entrevista al diario «La Stampa».

Berlusconi apunta al primer ministro como el único responsable de su salida al no aceptar la propuesta del centroderecha de formar un nuevo Ejecutivo sin el Movimiento Cinco Estrellas. «Pedimos rehacer un pacto de gobierno, bajo el liderazgo de Draghi, sobre una base nueva, coherente y solidaria. Pero el primer ministro eligió otro camino, el que lleva a las elecciones», añadió.

La caída de Draghi ha devuelto un protagonismo inesperado a «Il Cavaliere», que ha sabido aprovechar para reivindicar la centralidad de su partido, puesta en discusión tras asumir como propia la estrategia electoral de sus socios en la coalición de centroderecha con la que se presentará a las elecciones: la Liga de Salvini y Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, el único partido en la oposición en los últimos meses y el más favorecido por un adelanto electoral.

Seísmo en su partido

La decisión de «Il Cavaliere» de seguir a sus aliados provocó un terremoto en Forza Italia. Dos miembros históricos abandonaron la formación dando un portazo. Y no se excluye que en los próximos días pueda haber más deserciones. «No soy yo quien se va, es Forza Italia el que reniega de su historia», lamentó Renato Brunetta, ministro en funciones de la Administración Pública. Una decepción a la que se unió la ministra de Asuntos Regionales, Maria Stella Gelimini, que anunció su salida después de casi 25 años. «No puedo permanecer ni un minuto más en un partido que ha dado la espalda a los italianos». «Que descansen en paz», zanjó Berlusconi.

Los últimos sondeos vaticinan una amplia victoria de la coalición conservadora en las próximas elecciones. Sin embargo, Berlusconi, que en la última cita con las urnas en 2018 ya perdió el liderazgo ante el «sorpasso» de Salvini, podría quedar relegado al tercer lugar. Un escenario que el magnate, de 85 años, no contempla. «El centroderecha soy yo», aseguró.

Es más, ayer mismo, Berlusconi dio el pistoletazo de salida a su campaña y propuso nuevamente establecer en 1.000 euros el mínimo para las pensiones de jubilación en Italia.