Nuevos aliados

El ministro de Exteriores ruso comienza una gira africana para recabar apoyos contra Occidente

La cálida recepción que recibe Sergei Lavrov por parte de los mandatarios africanos se aleja de la línea que pretende mostrar a Rusia como un país aislado internacionalmente

El Ministro de Exteriores ruso conversa con el Secretario General de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit.
El Ministro de Exteriores ruso conversa con el Secretario General de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit.RUSSIAN FOREIGN MINISTRY HANDOUTAgencia EFE

Sergei Lavrov, ministro de Exteriores ruso, inició ayer una gira africana con el fin de dar un nuevo impulso a la cooperación entre Rusia y África. Este viaje comenzó el 24 de julio y durará hasta el 27 de julio. Llevará al canciller ruso a Egipto, Etiopía, Uganda y República del Congo, donde tratará de atraer para sí a cuatro países africanos con claras inclinaciones pro rusas.

La gira deja patente que Rusia no se encuentra tan aislada en el ámbito internacional. A la hora de tratar la política exterior africana, cabe a recordar aquella frase que dice que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Y viceversa. Que las decisiones de Estados Unidos en este continente pueden beneficiar por extensión a Europa, o bien facilitar el camino a los enviados de Rusia.

Naciones dolidas con Estados Unidos

Lavrov se reunió el domingo en El Cairo con altos representantes del Gobierno de Al Sisi, que hasta ahora se sigue considerando un importante aliado de Estados Unidos en materia antiterrorista. Pero las relaciones entre Washington y El Cairo se desgastaron ligeramente cuando Al Sisi compró en 2020 una tanda de aviones de combate rusos, desoyendo las advertencias de Donald Trump al respecto. Como consecuencia, Estados Unidos congeló toda ayuda militar a Egipto, obligando al país a adquirir armamento de terceros países y a replantearse seriamente quienes son sus verdaderos aliados. Por otro lado, no cabe duda de que la dependencia de Egipto del grano ruso (Egipto es el mayor importador mundial de grano) supone un gran aliciente para que el país de los faraones y los representantes del Kremlin lleguen a un acuerdo que satisfaga a ambas partes.

Lavrov se reunirá también con el secretario general de la Liga Árabe, cuya sede se encuentra precisamente en El Cairo, por lo que puede considerarse que esta gira afecta no solo a las naciones africanas implicadas, sino también a los potenciales aliados árabes del Kremlin. Las relaciones Egipto-Rusia se encuentran en su mejor momento desde la Guerra Fría, con la compañía rusa Rosatom construyendo en estos momentos la primera central nuclear egipcia y con un elevado número de turistas rusos disfrutando de sus vacaciones veraniegas a las orillas del mar Rojo.

Casos similares pueden apreciarse en el resto de países que visitará Lavrov. Las relaciones entre Etiopía y Occidente se han enfriado desde que su primer ministro, Abiy Ahmed Ali, fue acusado por medios y dirigentes occidentales de propiciar crímenes de guerra dentro del conflicto con la región norteña de Tigray. El que fuera premiado con el Nobel de la Paz en 2019 sufre ahora el estigma del autócrata. Y, mientras tanto, Lavrov declaró públicamente en 2020 que el conflicto de Tigray era un asunto “exclusivo” de la política interior etíope, a la que Rusia ha proveído históricamente de importantes cantidades de armamento a Addis Abeba, en especial a lo largo de la guerra etíope-eritrea.

Uganda y República del Congo (no confundir con República Democrática del Congo) siguen una línea similar. Ambos países se han distanciado recientemente del eje occidental y están a punto de caramelo para engrosar la lista de aliados de Putin. Igual que Estados Unidos congeló su acuerdo comercial con Etiopía a causa del conflicto de Tigray (y que la UE detuvo el apoyo presupuestario al país), Uganda también ha sido víctima del moralismo estadounidense, a su propia manera. A las restricciones de viaje que impuso Washington al jefe de inteligencia ugandés se sumarían las sanciones a las que está sujeto el comercio del oro que sale de Uganda.

Lavrov espera en la puerta a los desterrados y les invita a entrar en su propio reservado.

El líder ruso ha hecho los deberes antes de salir. En unas declaraciones recientes alabó “la posición equilibrada de los africanos acerca de lo sucedido en Ucrania”, mientras aseguró en reiteradas ocasiones que “el asunto relacionado con el grano ucraniano será resuelto a través del establecimiento de un centro de cooperación en Estambul”.

Asimismo, consciente de los sentimientos de inferioridad que sufren muchos africanos desde hace siglos, Lavrov aclaró en otra ronda de declaraciones que “el desarrollo de una asociación con los países africanos sigue siendo una de las prioridades de la política exterior rusa”. Y no miente. Actualmente podría considerarse que Rusia cuenta con el apoyo más o menos establecido de Eritrea, República Centroafricana, Malí, Guinea Conakry, Madagascar, Sudáfrica, Argelia y Túnez; mientras otros países, como Egipto, Etiopía, Uganda, República del Congo y República Democrática del Congo, entre otros, pronto podrían inclinar definitivamente su balanza de apoyos a favor de los intereses del Kremlin.

Una carrera africana

Rusia no es el único país en busca de apoyos africanos. El continente con un mayor número de países supone un aliado fundamental para las votaciones de Naciones Unidas, al igual que su abundancia de materias primas lo convierte en un jugoso aliado ante la crisis que se avecina. De África se obtiene el 90% del cobalto y del platino, el 75% del coltán, la mitad del oro, dos tercios del manganeso y un 35% del uranio. La Guerra Fría ha regresado con fuerza, si alguna vez se llegó a ir, y con ella vuelven las dinámicas que hicieron de África uno de los terrenos de juego más ruidosos.

El presidente de EE UU, Joe Biden, ha anunciado una cumbre afroamericana que se celebrará en Washington entre los días 13 y 15 de diciembre de este año, mientras el mandatario francés, Emmanuel Macron, efectuará una gira esta misma semana y que le llevará a Camerún, Benín y Guinea Bissau. El Ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, visitó la semana pasada Mauritania y Senegal; Scholz visitó Senegal, Níger y Suráfrica a finales de mayo y principios de junio; y hace solo una semana desde que Italia firmó un nuevo acuerdo de gas con Argelia.

Estados Unidos ha mandado además a un enviado especial que se reunirá este lunes con representantes del Gobierno egipcio en El Cairo, horas después de la visita de Lavrov, y que luego se encontrará con miembros del Gobierno etíope (igualmente, horas después de la visita de Lavrov) y del Gobierno sudanés, supuestamente con la única intención de “mediar en lo relacionado con la Gran Presa del Renacimiento Etíope” y su construcción en el cauce del Nilo Azul.

La principal función de esta presa es la de generar electricidad, con una potencia instalada de más de 6.000 GW. Las obras comenzaron en 2011 y activaron desde sus inicios las alarmas en Sudán y Egipto, ya que ambos países dependen de las aguas del Nilo para su propia supervivencia.