Giro político

Estados Unidos se aleja de la «ambigüedad estratégica» respecto a Taiwán

Fin de la visita a Taiwán: Pelosi promete el apoyo de Washington a los taiwaneses, mientras China bloquea económica y militarmente a la isla

La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, y la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen
La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, y la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wenDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Con el fin de la controvertida visita de Nancy Pelosi en Taiwán surgen incógnitas sobre los efectos en la «ambigüedad estratégica» de Estados Unidos y sobre el calibre de las consecuencias que tendrá para la isla a largo plazo.

La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos dejó claro en varias ocasiones que su visita a Taiwán era una muestra del compromiso de Washington con la democracia de la isla. Pelosi aterrizó el martes por la noche en Taipéi, a pesar de las advertencias de Pekín. El líder chino, Xi Jinping, le había dicho a su homólogo estadounidense en una conversación telefónica la semana pasada que «no jugase con fuego» en relación con Taiwán. La congresista estadounidense expresó en un comunicado que su visita honraba «el compromiso inquebrantable de EE UU con la democracia» y que la solidaridad con Taiwán «es más importante que nunca», en un momento en el que el mundo «se enfrenta a la elección entre autocracia y democracia».

Ayer por la mañana, mantuvo conversaciones con la vicepresidenta del Parlamento taiwanés y una esperada reunión con la líder de Taiwán, Tsai Ing Wen. En su conversación con la presidenta, Pelosi subrayó que ella y su delegación habían viajado a Taiwán para «dejar inequívocamente claro» que no abandonarán su «compromiso con Taiwán».

Pelosi felicitó a Taiwán por ser «una de las sociedades más libres del mundo» y trataron temas como la cooperación en la defensa de valores democráticos, reforzar su asociación en materia de seguridad y estrechar sus lazos económicos. En este último ámbito, el proyecto de ley chips aprobado recientemente por el Congreso estadounidense se presenta como una «buena oportunidad para que Estados Unidos y Taiwán cooperen».

Visita histórica

Pelosi, segunda en la línea de sucesión a la presidencia, es la funcionaria estadounidense de más alto perfil que visita Taiwán en 25 años. Tsai Ing Wen le otorgó la máxima condecoración civil por su contribución a las relaciones entre EE UU y Taiwán.

Estados Unidos no tiene lazos oficiales con Taiwán, pero es su mayor aliado y su principal apoyo militar, algo que enfurece a Pekín. El Gobierno chino considera que la isla es una provincia rebelde destinada a la reunificación, y el principio de «una sola China» implica que solo se puede reconocer Pekín como legítimo Gobierno chino. Bajo la mirada del Partido Comunista, la visita de Pelosi es una provocación y un desafío a estos principios de soberanía y territorio de China.

Pelosi, que es especialmente crítica con el Gobierno chino en materia de derechos humanos, también incluyó en su agenda una reunión con tres destacados activistas. Entre ellos, un antiguo activista de Tiananmen y un librero de Hong Kong que había sido detenido por autoridades chinas.

Tras 19 horas de visita, Pelosi abandonó Taiwán para poner rumbo a Corea del Sur, la siguiente parada en el itinerario de su ruta por Asia-Pacífico.

Represalias chinas

Aunque la visita ha acabado, la historia continúa para Taiwán. Las primeras consecuencias de la parada de la congresista no tardaron en llegar, como advirtió Pekín a principios de semana.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hua Chunying, advirtió el martes que «Taiwán pagaría los errores de EE UU», haciendo referencia al acercamiento diplomático con la isla. La presencia militar china aumentó poco después de la salida de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU: 27 aviones militares del Ejército Popular de Liberación (EPL) entraron en la ADIZ taiwanesa, la gran mayoría cruzando la línea media que separa el estrecho. Es probable que a lo largo de esta semana el número de aviones sea mayor.

Taiwán
TaiwánTeresa Gallardo

El EPL realizará de jueves a domingo simulacros militares por mar y aire en el norte, suroeste y sureste de Taiwán, disparos de largo alcance en el estrecho y pruebas de lanzamiento de misiles en el mar al este de Taiwán.

El ministerio de Defensa taiwanés ha condenado los simulacros, alegando que algunas de las maniobras tienen lugar dentro del espacio aéreo y marítimo de Taiwán, por lo que violan el derecho internacional y son equivalentes a un bloqueo de la isla.

China aplicó ayer también las primeras represalias económicas, con la prohibición de la importación de varios alimentos taiwaneses y la suspensión de exportación de arena natural a Taiwán.

Los miembros del G7 criticaron la respuesta de China a la visita de Pelosi. En un comunicado expresaban que preocupación por «las recientes acciones amenazantes de la República Popular China (RPC), en particular los ejercicios con fuego real y la coerción económica, que corren el riesgo de una escalada innecesaria».

EE UU parece estar cambiando de dirección hacia una política de mayor claridad estratégica respecto a Taiwán. Hasta ahora no había habido unas declaraciones de apoyo tan claras, aunque no es la primera vez que la potencia desafía a China en esos términos. En mayo, cuando presentaba el Marco Económico del Indopacifico, Biden dijo que EE UU estaba dispuesto a intervenir para defender a Taiwán de un ataque chino. Las declaraciones escandalizaron a las autoridades de ambos países y la Casa Blanca se retractó rápidamente.

Es innegable que las amenazas de China son cada vez más frecuentes y han aumentado en intensidad. En el contexto actual, las preocupaciones de que se produzca un ataque a Taiwán se han vuelto más palpables tras el comienzo de la guerra de Rusia en Ucrania.

Teniendo en cuenta cómo China resolvió las cuestiones con Hong Kong tras las protestas de 2019, es probable que las represalias a Taiwán vengan con una adopción progresiva de medidas de alcance político y no acciones militares directas de gran envergadura. Llegar a un conflicto mayor en estos momentos no le interesa a ninguna de las partes involucradas.