Juegos de guerra

Taiwán denuncia a China por simular una invasión

Aviones y buques de guerra chinos ensayan un ataque contra la isla. El Ejército de Taiwán emite una advertencia y despliega fuerzas de patrulla de reconocimiento aéreo y barcos de vigilancia

Era cuestión de tiempo que el Ejército Popular de Liberación (EPL) realizara un simulacro de ataque contra la isla principal de Taiwán. Durante la mañana del sábado, el tercer día de lo que Pekín denomina “operación reunificación”, múltiples buques y aviones chinos sobrevolaron la zona del Estrecho de Taiwán. El Ministerio de Defensa de la isla informó que 49 de ellos cruzaron la línea media, una frontera tácita entre los dos territorios.

En respuesta,las Fuerzas Armadas taiwanesas, emitieron una advertencia, desplegaron buques de patrulla y prepararon los sistemas de misiles terrestres. También informaron de que vigilaban de cerca las aguas del este, opuestas al estrecho, para monitorizar potenciales maniobras del ejército chino en ambas zonas.

Pekín quiere demostrar que tiene la capacidad de bloquear Taiwán y dificultar sus actividades en el espacio aéreo y marítimo si se lo propusiera.

Algunos expertos dicen que, aunque puedan cerrar las inmediaciones de la isla, tendría muy difícil aguantar un bloqueo durante un periodo largo de tiempo.

Taiwán
TaiwánTeresa Gallardo

Las maniobras militares a gran escala alrededor de la isla son la respuesta de Pekín ante la indeseada visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU, Nancy Pelosi.

El gigante asiático considera que la isla autogobernada de 23 millones de habitantes es parte inalienable de su territorio y opina que la visita supone una “flagrante socavación de la integridad territorial”. Pekín ya ha comenzado a aplicar represalias diplomáticas a EE.UU y a los países que cuestionen sus acciones respecto a Taiwán, que describe como “un asunto interno”.

El despliegue militar chino en las inmediaciones de Taiwán ha activado las alarmas ante la posibilidad de un bloqueo de la isla. El Estrecho, junto con el Mar del Sur de China, es una de las vías marítimas más concurridas y una escala en el conflicto tendría graves consecuencias en el comercio internacional. La industria tecnológica sería una de las que sufrirían mayor impacto.

El drama de los microchips

En Taiwán se encuentran los dos mayores productores de microchips del mundo, TSCM y UCM. La primera posee una cuota del 54% del mercado de semiconductores y desde sus instalaciones se fabrican muchos de los chips que emplean marcas como Apple, Intel, AMD, Nvidia y Qualcomm, en teléfonos, ordenadores, televisores o coches. EE UU depende del sector tecnológico.

Mark Liu, presidente de la compañía, ha avisado de que “si China invade Taiwán, las fábricas de chips no podrán operar”. La dependencia del sector tecnológico de TSMC es significativa: EE UU supone el 65% de ventas y Europa, el 6%. Incluso China (10%) sufriría consecuencias.

El líder chino, Xi Jinping, ha destacado en varias ocasiones que la reunificación de Taiwán es una “tarea histórica” que “debe conseguirse y se conseguirá”. Xi debe mostrarse firme respecto a la cuestión de Taiwán de cara al XX Congreso del Partido Comunista Chino en otoño, pero un ataque ahora sería muy arriesgado a nivel económico y social para China. Según datos publicados en junio, el país experimentó su crecimiento económico más bajo desde los primeros meses de la pandemia, y hace frente a una fuerte crisis inmobiliaria.

Desde la llegada de Pelosi, las páginas webs del Ministerio de Defensa y de Asuntos Exteriores de Taiwán sufren ataques cibernéticos. El Gobierno taiwanés ha afirmado que se prepara para hacer frente a campanas de desinformación y ciberataques, que anticipa que podrían prolongarse más tiempo que las incursiones militares.

Robert Tsao, fundador y ex presidente de la empresa de microchips UMC, anunció el jueves que donará 100 millones de dólares para fortalecer la defensa nacional de Taiwán, destinando parte a la investigación sobre la guerra cognitiva de China.

No obstante, la unidad de investigación y desarrollo del Ministerio de Defensa de Taiwán está trabajando para duplicar su capacidad de producción de misiles hasta cerca de 500 este año.

La presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, ha condenado las maniobras chinas como actos “peligrosos e irracionales”, y pidió a China su cese inmediato. También hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que apoyara a Taipéi frente a Pekín.

EE UU, el G7 y la ASEAN han emitido comunicados condenando los ejercicios, alegando que suponen un riesgo para la estabilidad del Indo-Pacifico. En respuesta, Pekín suspendió la cooperación con Washington en asuntos clave como medioambiente y algunos mecanismos de seguridad. Lanzó advertencias al resto de países que se atrevieron a apoyar la visita de Pelosi a Taiwán y cuestionar su respuesta militar.

Aunque el statu quo de Taiwán no es el mismo que el de Hong Kong, es probable que Pekín aplique represalias similares a su respuesta a las protestas de 2019.

Se prevé que China lleve a cabo tácticas de guerra no convencionales para seguir intentando asfixiar a Taiwán restándole el apoyo de otros países. En el último lustro, Taiwán ha perdido el reconocimiento como Estado independiente de casi una decena de países. Solo mantiene plenas relaciones diplomáticas con 13 de los 193 miembros de la ONU.

Las represalias diplomáticas, económicas, militares y estratégicas por parte de Pekín se dilatarán en el tiempo. En Taiwán, habrá que ver los efectos políticas y electorales que tendrá el empeoramiento de la situación sobre los comicios presidenciales de noviembre.