Represión

La muerte de una joven detenida en Irán por llevar mal el velo desata una oleada de protestas

Mahsa Amini, de 22 años, falleció este viernes por un infarto tras ser arrestada el martes en una comisaria de Teherán

Mujeres iraníes pasan por una calle, en Teherán, Irán, este lunes
Mujeres iraníes pasan por una calle, en Teherán, Irán, este lunesABEDIN TAHERKENAREHAgencia EFE

Vehículos y contenedores ardiendo, jóvenes enfrentándose a la policía y una rabia generalizada difícil de contener. Las calles de Teherán estallaron ayer por la tarde, donde miles de manifestantes lanzaron proclamas contra el gobierno iraní tras la muerte de la joven de 22 años Masha Amini, fallecida el pasado martes tras ser detenida en una comisaría. Su delito: no vestir “adecuadamente” el hiyab (pañuelo islámico).La muerte de la joven ha desatado una oleada de protestas espontáneas y masivas. Mujeres por todo Irán se filmaron cortándose el cabello y quemando sus pañuelos en lo que supone un claro desafío a las rígidas obligaciones impuestas por el régimen, en vigor desde la Revolución Islámica de 1979. En el funeral de Amini en su localidad natal, las presentes ondearon sus hiyabs al grito de “¡muerte al dictador!”.

Para hacer cumplir las normativas religiosas del régimen de los ayatolás, la policía de la moral patrulla las calles vigilando que toda mujer cumpla con los códigos de vestimenta establecidos. Según las autoridades, Amini no llevaba cubierto el pelo como corresponde, por lo que fue detenida y puesta bajo custodia policial. Tres días después de su detención falleció. Pese a que las autoridades declararon que murió por un ataque al corazón, previamente circularon por redes sociales imágenes de la joven en estado crítico tendida en la cama de un hospital. La comisión de derechos humanos de la ONU reportó que la policía de la moral iraní ha incrementado sus persecuciones y arrestos callejeros en los últimos meses. En agosto de 2021, el ultraconservador Ebrahim Raisi ganó las elecciones y fue nombrado presidente de Irán. Desde su toma de posesión, han salido a la luz numerosos vídeos de agentes abofeteando a mujeres, golpeándolas con bastones y encerrándolas en furgones policiales.

Pese a la rabia y desconfianza hacia las autoridades, el ministro del Interior, Ahmad Vahidi, siguió defendiendo la versión oficial. “Hasta ahora no hay pruebas de que las autoridades le hayan pegado, estamos siguiendo de cerca el asunto para ver si hubo algún golpe. Técnicamente los policías de la moral no tienen herramientas para golpear”, aseveró. No obstante, la censura no logró evitar la difusión de videos violentos que desmienten su argumento.

Las protestas desatadas en todo el país pretenden poner en jaque al régimen iraní, a pesar de las duras consecuencias que pueden acarrear los disturbios o el incumplimiento de las reglas de vestimenta. La muerte de Amini ha tensionado nuevamente el país: las juventudes urbanas reclaman más libertades y una sociedad más laicista, frente a quienes defienden preservar la rigidez del régimen iraní.

Nada al-Nashif, alta comisionada de derechos humanos de la ONU, exigió que la “trágica muerte de Masha Amini y las acusaciones de tortura y maltrato deben ser investigadas imparcialmente por una autoridad independiente”. Desde Teherán no replicaron al comentario, pero en anteriores ocasiones criticaron el rol de investigadores de la ONU respecto a violaciones de derechos humanos en Irán.

El padre de la joven, Amjad Amini, explicó que varios testigos le confirmaron que su hija fue arrastrada al interior de un vehículo policial. “Les pedí acceso a los videos de las cámaras del interior del coche, así como del patio de la comisaría, pero no me dieron respuesta”, alegó. Cuando llegó al hospital, no le permitieron ver el cuerpo sin vida de Masha, pero aseguró que vio magulladuras en sus pies.

En un intento de evitar una concentración masiva, el régimen pidió a la familia que convocaran el funeral de la joven por la noche, pero finalmente lograron mantener el plan original y enterrarla a las ocho de la mañana. La joven, perteneciente a la minoría kurda, fue finalmente enterrada el sábado en Saqez –región occidental cercana a la frontera con Irak-, donde la Policía acabó lanzando gases lacrimógenos a los asistentes y realizando múltiples arrestos.

Las protestas se extendieron a Teherán y otras ciudades el lunes. Un canal de televisión oficialista informó de la detención de 22 manifestantes en Rasht, al norte del país. En las imágenes difundidas, se captó la quema de banderas iraníes en la región del Kurdistán y en las calles de Teherán.

Como en anteriores protestas callejeras vividas en los últimos años por los estragos de la crisis económica, las autoridades pretenden contrarrestar la ira popular mediante el uso de la fuerza. “Estoy totalmente en contra de la policía moral, porque es imposible imponer una tradición cultural con violencia”, opinó un joven de Teherán. Miles de mujeres, que en el pasado sufrieron la represión que acabó con la vida de Masha Amini, exigen abolir la obligación de vestir el “hijab” en público.