Terrorismo

Multa millonaria a una empresa cementera francesa por ayudar económicamente al Estado Islámico

Lafarge deberá pagar 777,8 millones de dólares por colaborar con Isis y el Frente al Nusra

Militantes del Estado Islámico
Militantes del Estado Islámicolarazon

La empresa cementera Lafarge ha sido condenada en Estados Unidos a pagar una multa de casi 778 millones de dólares por proporcionar apoyo material y recursos a las organizaciones terroristas Estado Islámico y Frente al Nusra, que operan en Siria.

Inmediatamente después de las declaraciones de culpabilidad de los acusados, un juez federal decretó su libertad condicional y les obligó a pagar sanciones económicas, incluidas multas penales y decomiso, por un total de 777,78 millones de dólares.

Según documentos judiciales, Lafarge SA, con sede en París, Francia, y Lafarge Cement Siria (LCS) SA, con sede en Damasco, entregaron dinero a las citadas bandas yihadistas a cambio del permiso para operar una planta de cemento en Siria entre 2013 y 2014 , que permitió a LCS obtener 70,3 millones de dólares en ingresos.

“Los acusados se asociaron con ISIS, una de las organizaciones terroristas más brutales que el mundo jamás haya conocido, para aumentar las ganancias y  la participación de mercado, todo mientras ISIS participaba en una notoria campaña de violencia durante la guerra civil siria. Este caso envía un mensaje claro a todas las empresas, pero especialmente a aquellas que operan en entornos de alto riesgo, para invertir en programas de cumplimiento sólidos, prestar atención a los riesgos de cumplimiento de la seguridad nacional y operar con diligencia en fusiones y adquisiciones”, según la fiscalía estadounidense.

“Los acusados enviaron casi seis millones de dólares en pagos ilícitos a dos de las organizaciones terroristas más notorias del mundo, ISIS y el Frente al-Nusrah en Siria, en un momento en que esos grupos masacraban a civiles inocentes y conspiraban activamente para dañar a los estadounidenses”, agregó.

Aproximadamente desde mayo de 2010 hasta septiembre de 2014, Lafarge, a través de LCS, operó una planta de cemento en la región de Jalabiyeh, en el norte de Siria, que había construido con un costo de aproximado de 680 millones de dólares.

Después del comienzo de la guerra civil, en 2011, Lafarge y LCS negociaron acuerdos para pagar a las facciones armadas con el fin de proteger a sus empleados, garantizar el funcionamiento continuo de la planta de cemento de Jalabiyeh y obtener una ventaja económica sobre sus competidores, informa HStoday.

Además, los ejecutivos de LCS compraron las materias primas necesarias para fabricar cemento de proveedores controlados por ISIS. Buscaron la ayuda de los terroristas para imponer costos a los competidores que vendían cemento turco importado al norte de Siria, que a menudo era más barato que el producido en la planta de Jalabiyeh.

“En medio de una guerra civil, Lafarge tomó la decisión impensable de poner dinero en manos de ISIS, una de las organizaciones terroristas más bárbaras del mundo, para que pudiera seguir vendiendo cemento”, dijo el fiscal federal Breon Peace para el Distrito Este de Nueva York. “Lafarge hizo esto no solo a cambio del permiso para operar su planta de cemento, lo que hubiera sido bastante malo, sino también para aprovechar su relación con ISIS para obtener una ventaja económica, buscando la ayuda de ISIS para dañar la competencia de Lafarge a cambio de una parte de las ventas”.

La empresa ha asumido su  responsabilidad. Nunca antes se había encargado a una corporación proporcionar apoyo material y recursos a organizaciones terroristas extranjeras, agrega el citado medio informativo.

“Esta declaración de culpabilidad es el resultado de una extraordinaria colaboración entre el FBI, el Departamento de Justicia y nuestros socios internacionales”, dijo el subdirector del FBI, Paul Abbate. “El resultado demuestra a cualquiera que intente contribuir a las actividades terroristas de ISIS será perseguido sin descanso y los hará responsables, independientemente de dónde o cómo intenten esconderse”.

Lafarge finalmente fue adquirida por un competidor, al que no revelaron lo que habían hecho, aunque tampoco se informaron debidamente ni cooperaron en la investigación, concluye.