Cientos de manifestantes protestan contra el Gobierno de Irán junto a la tumba de Masha Amini

Cuarenta días después de la muerte de la joven Masha Amini, fallecida bajo custodia de la “policía de la moral” iraní por vestir el velo inapropiadamente, las llamas de la revuelta de las mujeres siguen ardiendo. En la localidad de Saqez, en el corazón del Kurdistán iraní, miles de ciudadanos se saltaron los bloqueos de carretera impuestos por el régimen, y se congregaron ante la tumba de la mártir de la revolución.

Cada vez son más las mujeres que desafían las estrictas normas de vestimenta impuestas desde el triunfo de la Revolución Islámica, y muchas de las asistentes ondearon su hiyab mientras gritaban consignas contra los ayatolás. Acorde al Islam chiita, 40 días después del fallecimiento de una persona se celebra un nuevo acto de duelo.

Ante las convocatorias de marchas en múltiples ciudades de Irán, las autoridades lanzaron a las calles un despliegue policial inmenso, que incluyó agentes de inteligencia. Nuevamente, la represión no logró amedrentar a las masas. “Kurdistán será la tumba de los fascistas” o “muerte al dictador” fueron algunos de los cánticos que retumbaron entre los kurdos de Saqez.

Pese a los checkpoints erigidos en las entradas de la ciudad, miles de personas pudieron llegar al cementerio de Aichi transitando rutas secundarias y andando junto a la orilla del río. En varias localidades de la región kurda al noroeste del país, los comerciantes promovieron una huelga general. La familia de Amini fue presionada por las autoridades para cancelar el homenaje a su difunta hija, pero desoyeron la exigencia.

Tras su muerte, el régimen imploró a sus allegados que difundieron la versión oficial de los hechos, alegando que murió por un paro cardíaco en comisaría. En el hospital, los familiares pudieron ver magulladuras en su cuerpo.

Bajo el lema “Mujer, vida y libertad”, la imparable revuelta no solo exige la modificación de los códigos de vestimenta, sino que aspira a tumbar a la élite clerical que domina el país desde 1979. Supone el mayor reto afrontado en años por el régimen de los ayatolás, que como en anteriores movilizaciones ejerció una brutal represión. Varias oenegés estiman que desde el 16 de septiembre ya han muerto 215 personas –incluyendo a 27 niños-, y miles han sido arrestadas y heridas.

Para intentar frenar la expansión de las movilizaciones, el régimen ordenó el cierre de escuelas y universidades en la región del Kurdistán. En el centro de Teherán, buena parte del gran bazar cerró, y cientos de congregados repitieron en bucle gritos de “¡libertad, libertad!”. Los bocinazos de los conductores alentaron a los presentes, que incineraron contenedores de basura. Los antidisturbios dispararon balas de goma para dispersar a las masas.

Las protestas por la muerte de Amini sumaron a estudiantes, sindicatos, presos y minorías étnicas históricamente castigadas. La justicia iraní anunció esta semana que iniciará juicios contra 600 arrestados por su rol en los disturbios, la mayoría en Teherán. Cuatro están acusados de “emprender la guerra contra Dios”, un delito que conlleva la pena de muerte.

EE UU sanciona a una decena de altos cargos iraníes

Las autoridades de Estados Unidos anunció este miércoles la imposición de sanciones contra una decena de altos cargos iraníes y varias entidades en respuesta a la “brutal represión” ejercida contra los manifestantes que protestan desde hace ya más de un mes y que se han saldado con cientos de muertos.

La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro indicó en un comunicado que ha impuesto sanciones contra otros diez altos cargos, entre los que se encuentran comandantes de la Guardia Revolucionaria, gobernadores y funcionarios de prisiones, entre otros.

Además, ha incluido a dos “actores de la Inteligencia iraní y dos entidades relacionadas con medidas para socavar la libertad digital”. “Las acciones de hoy llegan 40 días después de que la joven de 22 años Masha Amini muriera bajo custodia policial tras ser detenida por incumplir el código de vestimenta islámico.

Estas sanciones llegan después de que el Gobierno estadounidense anunciara la semana pasada otro paquete de restricciones dirigido a varias organizaciones y altos cargos iraníes vinculados con la “violación de los derechos fundamentales de los ciudadanos” iraníes.

“Estas medidas (...) muestran el compromiso de Estados Unidos a la hora de apoyar al pueblo iraní y sus intentos por lograr la justicia, así como su derecho a intercambiar información libremente, incluso a través de Internet”, recoge el texto.