Asalto a los Pelosi
La violencia política en EE UU empaña la recta final de la campaña de las legislativas
El asaltante del marido de Nancy Pelosi es seguidor de Trump y negacionista de las vacunas y de las elecciones
“¡¿Dónde está Nancy?, ¿Dónde está Nancy?!”, gritó David DePape martillo en mano al allanar la vivienda familiar de los Pelosi en San Francisco. Pasaban unos minutos de las dos de la madrugada y, en su interior, se encontraba el marido de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que llamó inmediatamente al 911 pidiendo auxilio.
Cuando llegaron las autoridades policiales, se encontraron a Paul Pelosi, de 82 años, forcejeando con el individuo que había cometido allanamiento en su casa e intentaba atacarle con un martillo. En un primer momento, los agentes respondieron a la llamada de emergencia aplicando lo que se conoce como un “control de bienestar”, pero en cuanto llegaron al domicilio de los Pelosi tuvieron que abordar al asaltante para desarmarlo al ver que estaba “atacando violentamente” a Paul Pelosi.
La presidenta de la Cámara de Representantes y todo el séquito de seguridad que la acompaña se encontraban en Washington en el momento del asalto, encauzando los últimos días previos a la decisiva cita en las urnas del 8 de noviembre. La vida de su marido no corre peligro, pero tuvo que ser hospitalizado y operado de urgencia, horas después de la agresión, para reparar la fractura de cráneo y lesiones graves en el brazo y mano derecha.
El detenido enfrenta ahora cargos de intento de asesinato, asalto con un arma mortal, abuso de ancianos, robo y otros delitos graves derivados del incidente ocurrido la noche del jueves al viernes, tal y como confirmó William Scott, el jefe de la policía de San Francisco. DePape, de 42 años, es ferviente seguidor del ex presidente Donald Trump, negacionista de las vacunas y de los resultados electorales de 2020 que pusieron fin a las aspiraciones del magnate de ampliar su estancia en la Casa Blanca cuatro años más.
La investigación puesta en marcha por la Policía del Capitolio conjuntamente con el FBI y las autoridades locales y estatales de California tratan de esclarecer los detalles del suceso en la recta final de las elecciones legislativas del próximo mes de noviembre, pero han revelado que todo apunta a que el asaltante tenía intenciones de matar a la presidenta de la Cámara de Representantes.
Desde un acto de campaña en Pensilvania, el presidente Joe Biden vinculaba la agresión del marido de Nancy Pelosi a “las mentiras” de la oposición republicana en referencia al argumento de Trump, replicado por un gran número de candidatos a las elecciones del Congreso, sobre el supuesto fraude electoral de las presidenciales de 2020.
La comisión que investiga el asalto al Capitolio, que podría tener los días contados si finalmente los republicanos recuperan el control de la Cámara de Representantes, reveló recientemente información confirmando que Trump sabía que había perdido las elecciones, pero aún así decidió volcar sus esfuerzos en evitar intencionalmente que todos lo supieran.
Biden calificó de “despreciable” el sangriento ataque contra el marido de Nancy Pelosi, señalando que hay “demasiada violencia, odio y virulencia” en Estados Unidos. Y es que la política parecer haberse convertido en una profesión de alto riesgo en el país.
No es la primera vez que la presidenta de la Cámara Baja, la segunda en la línea de sucesión a la presidencia de Estados Unidos por detrás de Kamala Harris, se convierte en blanco de ataques. La puerta del garaje de la misma vivienda de San Francisco sufrió vandalismo días antes del asalto al Capitolio. El 6 de enero de 2021, además, partidarios de Trump allanaron su despacho en el Congreso y fueron en su búsqueda con amenazas de muerte por haber sometido al ex presidente republicano a dos impeachments.
Con este último altercado, la violencia política ensombrece la recta final de las decisivas Midterms. Y es que, más que unos comicios de mitad de mandato en los que se pone a prueba los primeros dos años del presidente Joe Biden en la Casa Blanca, la próxima cita del 8 de noviembre en las urnas medirá la temperatura al ambiente crispado de una sociedad cada vez más polarizada y a los múltiples riesgos que experimenta la democracia del país.
10.000 amenazas a congresistas de EEUU
La Policía del Capitolio estadounidense investigó el año pasado cerca de 10.000 amenazas contra legisladores del Congreso, mientras en algunos estados, como Michigan, el FBI desmanteló un complot para secuestrar a la demócrata Gretchen Whitmer, orquestado por un grupo de 13 hombres armados con pretensiones de allanar la sede estatal del poder legislativo por su negativa a las restricciones contra la pandemia de COVID19.
A pesar de los mensajes de consternación y condena al asalto, también hubo algunas reacciones oportunistas, como la del gobernador de Virginia, Glenn Youngkin: “No hay lugar para la violencia en ninguna parte, pero la enviaremos de vuelta a California para acompañar a su marido”, dijo el republicano en alusión a las Midterms de noviembre, donde según las encuestas los demócratas tienen todas las papeletas para perder el control de la Cámara de Representantes que Nancy Pelosi preside.
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